El triunfo.

Milán, Italia 1994. La casa de la familia Giordano está revolucionada al enterarse que su hijo mayor, Paolo ha dejado a su esposa Pía de Giordano para casarse con su amante la famosa diseñadora Antonia Lizardi quien es famosa por algo más que por ser la dueña de una de las casas de moda más sobresalientes en el medio, sus diseños escandalosos son los protagonistas de las múltiples portadas de revistas de moda de la ciudad, cosa que a Stella de Giordano la matriarca de la familia no le hace gracia y menos ve con buenos ojos a aquella diseñadora, puesto que al ser una mujer italiana a toda regla tiene creencias muy definidas de lo que debería de ser la esposa de su hijo, una mujer dulce y sumisa tal como ve a Pía, adora a la exesposa de su hijo algo que de cierta manera la ciega en todo lo referente a lo que está escuchando. Entre tanto Massimo, él patriarca de la familia no deja de sentirse acongojado puesto que Pía es la hija de su mejor amigo algo que de cierta manera agrava lo que hizo Paolo al ser infiel. —Es que no me lo puedo creer —traga saliva Stella al ver a su hijo quien permanece con el ceño fruncido —Paolo, hijo entiendo que te guste esa mujer, pero ¿por qué dejar a tu esposa e hijo para casarte con esa ella cuando puedes hacer las cosas con discreción?. —Madre deja de comportarte como sí fuera un niño a quien le puedes decir lo que te parece o no y así mismo le das tu permiso —se cruza de brazos —es evidente que ya no lo soy, y en cuanto a Pía te diré, eso es algo que solo nos corresponde a ella y a mi en decidir, así que por favor deja de hacer como que todo esto es un terrible error, por qué no lo es. —¿Me estás queriendo decir que lo premeditaste? —Paolo hace una mueca imperceptible para sus padres, mientras Massimo intenta darle aire a su esposa y Damián se ríe por lo bajo al ver las reacciones de sus progenitores. —En primer lugar —niega con la cabeza —madre, no te pongas así porque eso no va a hacer que cambie de opinión, quiero a Antonia en mi vida y eso es lo que va a suceder, madre tú siempre nos dijiste a Damián y a mi que lo más importante es nuestra felicidad así que respeta el que mi felicidad ya no está con Pía y sí con Antonia, siempre haces lo mismo y el resultado es que estoy en un matrimonio infeliz y que la mujer a quien Damián ama en estos momentos está en el otro extremo del mundo porque decidiste que no era lo bastante buena para él —puntualiza mientras mira a su gemelo palidecer. —En eso mi hermanito, el bueno de Paolo tiene toda la razón —se encoge de hombros —madre, llevo buscando a mi novia desde hace meses y lo único que he conseguido es tener que usar este maldito parche, así que sí para Paolo su felicidad está al lado de la > de Antonia pues déjalo, total en el peor de los casos se terminan divorciando en como máximo diez años —se ríe —vamos, que no es un secreto que ella se embarazo a propósito, su marido es un actor fracasado y su casa de modas apenas comienza a ser reconocida —sin darse cuenta recibe un puñetazo de Paolo. —Eso es para que dejes de hablar de Antonia como sí fuera una cualquiera —se soba la mano —miren, mi matrimonio con Antonia es casi un hecho, solo nos falta hacer unos cuantos cursos prematrimoniales y en cuanto a lo que están pensando, deben saber que Pía y yo llevamos meses de hablarlo, de ir a psicólogos y de hablar con sacerdotes, así que por fin nos han dado la anulación eclesiástica. —Pero mi nieto, ¿qué? —inquiere con cierta preocupación Massimo —entiendo que Pía y tú ya no están como pareja a causa de esa mujer, acaso ¿no te has parado a pensar en el bienestar de mi pequeñín?, es prácticamente un bebé de tres añitos. —Es un niño estupendo a quien voy a ver tanto como quiera, no he dicho que lo vaya a dejar de lado y en lo que me dices de su bienestar, créeme cuando te digo que Pía jamás lo va a alejar de ustedes, sin importar si quedamos o no bien como pareja para nosotros siempre va a ser importante su bienestar, y estoy seguro de que no será si no que ustedes se lo digan y traerá a Massimo a que los visite cuando quieran. —Pero no es lo mismo, yo quiero poder ver a mi nieto sin restricciones y estoy segura de que con lo hermosa que es mi nuera —Paolo pone los ojos en blanco —antes de lo imaginado ya tendrá algún pretendiente y eso la alejará de nosotros y por ende también a Massimo. —Mamá no insistas, no está en discusión y no voy a cambiar de opinión —responde mientras su padre se guarda sus comentarios. Paolo se siente nervioso y entusiasmado por haber dado el paso de hablar con sus padres sobre su futuro matrimonio aunque no está del todo convencido en que hubieran aceptado a Antonia como su futura esposa y ya no está convencido de sí es lo correcto puesto que no es un crío y aunque intenta omitir ciertas situaciones la verdad es que el saber que la morena pensó en abortar es algo que lo supera, escuchó un día sin querer hacerlo de forma premeditada cuando Antonia le decía a su amiga Gianna sobre sus dudas y es algo que le ha hecho verla con otros ojos, la ama y sabe que el amor puede ser ciego, pero en su caso no es así, conoce a la morena y está convencido de que en cuestión de tiempo ella cambiara de parecer haciendo que recapacite y quiera a su bebé, odia tener que admitir que le ha propuesto matrimonio por cierta conveniencia o al menos eso es lo que le hizo creer y está más que seguro de que para Antonia es así, de cierta manera su hermano tiene razón al decir que a ella le conviene mucho aquella unión.