—¿Entonces serás la niñera de un niño millonario? —su pregunta es fácil de responder, pero aun así me incomoda. Sé que no está de acuerdo con la idea de que me mude a una casa para estar al tanto de un niño que no es nada mío. Estoy consciente de que está algo molesto por optar por este trabajo, en vez de estar en el estudio con él, hasta encontrar algo de acuerdo con mi profesión. —Es un niño hermoso, estoy seguro de que si lo llegas a ver, quedarás flechado como yo quedé —no miento. Aunque eso no le quite lo diablillo que es. —Zoe, sabes que no me meto en tus asuntos. Siempre has hecho con tu vida lo que se te viene en gana, y eso para mí ha estado bien, pero… ¿Estás segura de poder cuidar de un ser vivo? —estalla en carcajadas—. Pueden pagarte veinte mil dólares, pero dudo que aguant