—Brindemos por Zoe, y por el bien del niño que debe de cuidar. Sobre todo, por el alma del pobre hombre que tendrá por jefe. El hombre no sabe a quién tendrá viviendo bajo su techo —dice, alzando su trago y todos nos reímos del brindis dado por Vanessa.
No sé cuántos tragos llevo tomados, pero ya siento el calor en mi cuerpo. El ambiente está agradable, la música que suena está bastante animada, y ya la disco privada del club, está comenzado a llenarse. Nosotros nos encontramos sentados en el área más privada. Hemos estado tomando y comiendo, hablando y pasándola bastante bien como solemos pasarla cuando nos juntamos.
Por supuesto, hemos estado bromeando con todo esto de mi empleo, y el hecho de que debo de cubrir mis tatuajes y fingir quién no soy, solo por el clasismo exigente que mi
