Mientras tanto Amanda… La rubia, apagó su teléfono en aquella tarde-noche para que ni Henry ni el doctor la contactaran estando con aquel hombre interesante con quien iba a “conversar en el bar”. Amanda aquel día usaba un vestido rojo de tirantes finos, con el cual podrías ver todo su cuerpo y el área de sus senos. A su vez, unos zapatos de tacón de punta muy fina los cuales hacían que aquella rubia despampanante se viera aún más elegante de lo que era. Entonces, sentada en el bar a la hora exacta que Ivan le sugirió, la rubia con una sonrisa maliciosa se dijo en pensamientos: «¡Vamos a ver que le puedo sacar a este hombre! Ya he tenido mucho tiempo con los mismos hombres y es hora de que me divierta. Además ese drama de Henry con la estúpida de Rosa ya me tiene harta!» Pronto, aquel pe