Capitulo 7. Quiero el divorcio

4358 Words
Luego de que la condesa Agnes de 97 años, terminó aquella llamada con la reina de Holanda, tomó una gran decisión la cual había pensado desde hace un año atrás. Pero lo iba hacer a escondidas de todos inclusive de su nieto Phillipe, el único varón de su único hijo varón ya fallecido Andrew. Cabe destacar, que en la familia Wallas nacían más mujeres que varones, por lo que, el único que tenía el linaje de la sangre Wallas era Henry ya que si tuviera un primogénito del sexo masculino sería el que llevaría el apellido y la sangre Wallas por más generaciones. La bisabuela agnes esperaba que él y Rosa tuvieran hijos pero se estaba preocupando un poco porque ya habían pasado tres años y nada aún acontecía. Sin embargo, ella presentía, que Philippe y Pippa quizá tenían que ver en eso gracias a una conversación que escuchó hace un año atrás. Hace un año atrás… La bisabuela estaba caminando por los jardines de aquella mansión, y al pasar por el invernadero, escuchó a su nieto Phillipe hablando con Pippa. —Ahhh, no se cuando la abuela se va a morir… es más dura que un roble. ¡Hasta sabe utilizar las r************* ! —comentó Philippe. —Si, la verdad está muy dura la vieja, ¿Será que hizo un pacto con el diablo para no morir? —Imagínate, murió mi padre de 78 años y ella aún está viva. La verdad quiero heredar todas las joyerías rápido antes de cumplir los 60. —Ay si querido, y más ahora que las joyerías están en auge gracias a la tonta de Rosa. Henry está haciendo un buen trabajo en ser un esposo para ella y ha cumplido en por lo menos no tener hijos con ella… ¿te imaginas tener nietos mestizos? —respondió Pippa dándole un sorbo a su taza de café. —¡No, eso sería horrible! Pequeños de piel mixta corriendo por toda la casa… inaceptable. Pero Pippa, veo que se ha demorado el proceso para que los artesanos copien su técnica de incrustación y corte ¿qué tiene esa mujer en sus manos que ellos no pueden hacerlo? —Ah, la verdad no sé mi amor, hasta a veces presiento que no es tan tonta y no quiere soltar ese secreto aún. —¿Tú crees querida? —Si, pero no te preocupes, que he contratado a los artesanos más inteligentes para que capten el método que ella hace y así cuando se muera la abuela seamos los más ricos del Reino Unido. —Eso es lo que quiere, ya la abuela va para 97 años y no creo que llegue hasta el año próximo. Entonces, aquel día, la abuela Agnes un tanto decepcionada, se fue hasta su habitación, porque nunca pensó que su nieto y su nieta política ya la quería muerta, y que sus muestras de amor eran pura hipocresía. Entonces, ella aquel día yendo hacia su habitación, con sus manos hacía atrás pensó: «¿Pero porqué tratan a Rosita así si ella es tan noble? A mi me encanta su cultura y su comida. Y no es pacto con el diablo, se llama ejercicios y comer bien ¡Já, par de hipócritas!» Tiempo actual… La bisabuela Agnes de 97 años tomó su celular, y enseguida le mandó un mensaje de texto a Rosa, diciéndole que fuera hasta su habitación. “Rosita hermosa y preciosa, ya me desperté muchas gracias por tu mensaje de los buenos días” (insertó un emoji de carita feliz al final). Mientras tanto, Rosa y Henry. El manipulador de Henry, se encontraba en la cocina con rosa, con un delantal y con las mangas remangadas, fingiendo ser el esposo bueno ayudándola con el desayuno. Entonces, mientras él servía la comida escuchó el celular de rosa y le dijo lo siguiente: —Cariño mío escuché que te llegó un mensaje, revisa si es de mis suegros agradeciéndome por que les mandé 500 mil euros. —¿Qué? ¿Les mandaste 500 mil euros Henry? ¡Eso es mucho dinero! —¿Y? recuerda que yo siempre los consiento a ustedes, y no me duele. —¡Pero Henry estás mal acostumbrando a mis padres! —Ay Rosa mi amor, ¿no empieces si? revisa tu teléfono. La morena se dirigió hasta la mesa, revisó su celular y vio que era la bisabuela Agnes diciéndole que ya se había despertado. De inmediato, rosa quien ya había preparado su desayuno, tomó el plato y antes de llevárselo, Henry, con una sonrisa hipócrita la detuvo diciéndole lo siguiente a la morena. —Cariño mío, no te tardes mira que debemos alistarnos para el torneo de Polo de Eugenia. —Si, lo sé. —Se dio la media vuelta pero Henry la detuvo con una de sus manos. —Hey, hey, hey, espera un momento amor. —¿Que pasa Henry? —contestó la morena con su cara seria. —Oye, aún no he escuchado que me has perdonado, estuve pensándolo y creo que oportunidad no es lo mismo que perdón. —comentó el narcisista de Henry. —Henry, ¿estás hablando enserio? —Si, quiero que me digas: Amor ya te perdoné o si no, creo que no podré dormir bien. —Já, no te voy a decir que te perdono porque estás en periodo de prueba, te dije que te iba a dar una oportunidad más no que te he perdonado. No quiero caer de nuevo en tus juegos y que despues te vayas con Amanda a la semana siguiente como lo has hecho en todos estos años. —Pero cariño mío, te dije que cambié. Rosa suspiró y mirándolo con seriedad le dijo: —No lo sé Henry, aún no lo sé y suéltame porque la abuelita seguro tiene hambre y eso le hace mal a su estómago. El narcisista y manipulador aristócrata de Henry, un tanto decepcionado porque su beso, los 500 mil euros y su actuación de ser el esposo cocinero no estaban dando resultados en que Rosa le pidiera perdón ya que eso era lo que quería escuchar de su boca. Entonces, mirando como la morena se iba mordiéndose el labio inferior se dijo en pensamientos: «Ahhh, ¿Qué le pasa? ¿Será que alguien le está lavando el cerebro? Antes me decía con lágrimas en sus ojos esta bien mi amor te perdono. ¿Y ahora estoy y que en periodo de prueba? Esto no me agrada» Por otro lado, Rosa iba subiendo con el plato de comida hasta la habitación de la abuela agnes, cuando de repente, Fabian, el esposo de la trilliza mayor Eugenia iba saliendo de su habitación. A rosa le desagradaba un poco Fabián porque su mirada siempre la hacía sentir incomoda. —Hola rosita, ¿cómo estás?, que bella amaneciste hoy como siempre. —La miró un tanto pervertido de pies a cabeza. —Eh, hola Fabián… buenos días. —Te queda hermosa esa bata, es que… con ese cuerpo que no te queda bien. Rosa suspiró y mirándolo con seriedad le dijo: —Fabian creo que a Eugenia no le gustaría escucharte hablando sobre mi cuerpo. —Ay, ay pero que agresiva Rosita, solo te estaba haciendo un cumplido de buenos días. Pero bueno ¿Ya está el desayuno? —Si, tu cuñado está sirviendo los platos y permiso debo llevarle esto a la abuela. Fabian con una sonrisa maliciosa se aparta y le dice: —Pase adelante hermosa dama. Y mientras rosa camina un tanto incomoda por el lado de Fabián, el hombre queda mirando su cuerpo con deseo y se dice en pensamientos: «Uyyyy ese Henry sí que come rico con esa morena, yo tengo que aguantarme a su tonta y frígida hermana, pero bueno, todo sea por el dinero» Y camina hacia la cocina. Rosa se dirige hasta la puerta de la abuela agnes y le toca la puerta. De inmediato, la anciana de 97 años le abre la puerta y la recibe con una sonrisa de oreja a oreja. —¡Mi niña hermosa, que bueno verte en la mañana! Rosa con una sonrisa le recibe el abrazo a la señora y le dice: —¡Ay abuelita no me abraces tan fuerte que se me va a caer la comida! Uy, la verdad últimamente has estado muy forzuda. —Pues… creo que es gracias a esta sopa hija mía. La verdad, me han fortalecido mucho —suspiró —si tan solo mi adorado William hubiera probado una de tus sopas, quizá estuviera así de vivo. ¿Quieres verlo? Estuve revisando un baúl y me encontré muchas fotos de él. —¡Si abuelita, me encanta ver fotos! De inmediato, la bisabuela agnes le sacó a la morena varias fotos debajo de su almohada y se las enseñó a la morena. —Míralo, así era cuando nos conocimos. Aquí tenía 18 años y estaba embarazada de Andrew el padre de Phillipe. Rosa abrió sus ojos de par en par viendo la foto y pudo observar que Henry era idéntico a su bisabuelo. —¡Pero se parece mucho a Henry abuelita agnes! —Si, es la copia. Henry tiene la sangre Wallas pura en sus venas es por eso que si llegase a tener un hijo varón él seria quien siguiera llevando el linaje. ¿Cuándo tendrán hijos hija mía? quisiera conocer a mis tataranietos. Rosa bajó su cabeza un tanto triste, porque la relación de ella y Henry no estaba en buenos términos y todo a su descarada infidelidad. Además, en todos estos años, el pelinegro siempre le preguntaba a rosa antes de sostener relaciones intimas si se había tomado la píldora anticonceptiva todo mandado principalmente por sus padres, quienes no querían nietos de Rosa. Entonces, mintiéndole a la señora le respondió con una sonrisa falsa: —Pues…claro que si abuelita, a lo mejor y este año salgo embarazada o… el siguiente. Lo que pasa es que he estado trabajando mucho en las joyerías y la verdad Henry y yo no hemos hablado. —Pero tu no tienes que trabajar tanto hija mía, cada quien tiene su función. Le diré a Philippe que no te ponga tanta carga de trabajo a ti y a Henry. —Ay no abuelita, no le diga nada o si no mi suegro se pondrá bravo conmigo y eso es incómodo. —Pero Rosita, yo soy la dueña de todas las joyerías. Mi esposo el conde y yo fuimos los pioneros en esto así que mientras esté viva yo soy la que mando aquí. ¿Por qué nunca me dijiste que tenías tanta carga de trabajo? Yo mientras estaba en mis viajes, estaba creía que trabajabas poco. —No señora trabajo unas nueve horas. —¡¿Qué?! ¡rosita esto es inaceptable! Me mentiste todo este tiempo diciéndome que solo ayudas a los artesanos y no es así, trabajas nueve horas. Estoy muy molesta, ya hablaré con mi nieto y Pippa acerca de esto. —¡No, no señora no lo haga no quiero que se molesten conmigo! —comentó rosa con manos temblorosas. —Pues si lo haré y no me dirás que hacer rosita. Quiero que pases más tiempo con tu esposo y que se unan más. Mi adorado Henry y tu tienen que estar juntos como pareja así como nos las pasábamos mi adorado William y yo e inclusive Pippa y mi nieto. Ya veo porque Henry y tu todavía no me han dado a mi tataranieto. —Esta bien señora. Pero… no les diga que yo les dije ¿sí? la señora Pippa y el señor Phillipe son muy amargados cuando se enojan conmigo. —Já, ese par no van a decir nada porque aquí la que manda soy yo ok. —Bueno… está bien. —Anda, déjame desayunar sola y ve con tu esposo, debes estar más tiempo con Henry. Nosotras las mujeres debemos atender a nuestros maridos todo el tiempo o si no, otras perras te los pueden quitar. Rosa abrió los ojos y exclamó: —¡Abuelita que grosera! —¡Ah, es la verdad, hay muchas perras por ahí! anda ve con mi bisnieto. Despues ven en la noche para jugar ajedrez ok. Te estaré esperando. Rosa se levantó y con una sonrisa sin muchos ánimos asintió con su cabeza y le dio un beso a la abuela Agnes en su frente. Luego, al estar afuera de la habitación se detuvo a pensar un rato y en pensamientos se decía lo siguiente: «Ay, si la abuelita supiera que su bisnieto me engaña con una perra como ella dice desde que nos casamos. Seguro se decepcionaría de él, espero que nunca se entere o si no le daría un paro cardiaco» Luego, la morena se dirigió hasta la cocina, y vio que Henry tenía todo organizado y que solo faltaban los demás para que bajaran a desayunar. Ella se quedó un poco sorprendida, pero aún tenía la duda en su corazón de que su esposo estaba arrepentido totalmente. Entonces, el pelinegro de ojos verdes esmeralda, mirando a rosa con una sonrisa fingida, le dijo lo siguiente: —¿Ves como si te quiero? Organicé todo para que no hicieras nada. —Mmmm, claro. Esto hubiera quedado super mejor ayer que era mi cumpleaños, no hoy. —Ay rosa, no empieces por favor, ya pon eso como parte del pasado, no seas rencorosa. —Já, ¿rencorosa? Henry olvidaste mi cumpleaños, te fuiste con Amanda y no… Henry la interrumpió haciendo gestos de silencio con uno de sus dedos: —¿Ya si? te dije que me arrepentí y que ya no la veré de nuevo. Solo estoy esperando ahora por tu perdón Rosa. —Pues… esta vez no te será tan fácil. Te di una oportunidad pero no te perdono del todo. Y bueno, antes de desayunar me voy a dar un baño si quieres tu desayuna primero con tu familia. En ese instante, la pelinegra se dio media vuelta y subió las escaleras hasta su habitación. Mientras que, el ego y el narcisismo de Henry se vio un tanto afectado porque él quería que la pelinegra le pidiera perdón llorando como siempre lo hacía pero esta vez le estaba resultando difícil. Entonces, pasados unos minutos el hombre queriendo tener el control total de rosa de nuevo, no dudó en irse hasta la habitación para doblegarla como siempre lo hacía. Así pues, que llegando hasta la habitación de los dos y cerró la puerta con seguro y escuchó la ducha sonar. De inmediato, el hombre se quitó la ropa y estando totalmente desnudo se metió al baño junto con ella. Rosa abriendo sus ojos de par en par exclamó: —¡Henry, ¿Qué haces aquí? ¿no vas a desayunar con tu familia?! —No, no tengo hambre y quiero que me perdones. —Se empezó acercar a ella. El narcisismo de Henry era tanto, que no quería perder el control de la morena. Cabe destacar, que el hombre a pesar de no querer a rosa, sentía un poco de atracción inconscientemente hacia ella gracias a su personalidad tan sumisa. El hombre estaba dividido en dos mujeres, en Amanda porque era su amor de juventud y le encantaba la perversión y su control hacía él en la cama, pero con rosa era todo lo contrario porque con ella era que él tenía el control. Sumado a eso, la morena era una mujer muy bien parecida con buen cuerpo y cara delicada ya que ella siempre se cuidaba y se mantenía para él. Punto de vista de Henry. La verdad no se que le pasa a Rosa, esta vez esta muy seria. No está como la mañana de ayer que me lloró implorándome que me quedara con ella, más bien se ha alejado de mí. Necesito que me perdone y que se arrastre hacia mi como siempre lo hace y más por las joyerías. Yo también soy una victima en esta relación porque no la quiero pero me he aguantado en todos estos tres años solo porque me gusta tener sexo con ella, si no es obvio que la habría dejado desde hace tiempo. Debo doblegarla más para controlarla y así luego irme con Amanda, ella es tonta de igual manera dándole buen sexo de nuevo estará rendida a mis pies y así la retendremos mucho más en las joyerías. Al verla desnuda es obvio que me excito rápidamente y comienzo a tocarla para que caiga rendida ante mis pies. —Henry vete de aquí, no me vas hacer caer —Me dice alejándome con sus manos pero yo sigo insistiendo. —Cariño mío, te dije que estoy arrepentido quiero hacerte mía antes de ir al torneo, de todas maneras nos podemos tardar un poco —Le respondo acariciando sus partes íntimas. Yo se como tocarla, se los puntos que más le excitan porque puedo controlarla a mi antojo con lo que más le gusta. En todos estos años la he controlado siendo un excelente amante y como fui su primer hombre creo que nunca me olvidará. Toco su cuerpo su avente y la domino con mis besos y veo como cae poco a poco. Ella se niega pero cuando toco sus pechos siento como su corazón late fuerte por mí, porque sé que siempre seré su hombre a pesar de todo. La sigo besando y toco todo su cuerpo y luego con mis manos la cargo con facilidad porque es más pequeña y adentro hacia mi sexo sabiendo que ya cayó de nuevo en mis garras. —¿Porque siempre me haces caer Henry? ¿Por qué eres así? —Me dice mientras la estoy haciendo mía debajo del agua y yo estoy contento porque ya cayó de nuevo. —Porque soy tu esposo y debes perdonarme todo —Le respondo mientras la domino con lujuria aquí debajo de esta ducha. Y de ese modo, en aquella mañana, la pelinegra cayó de nuevo en las garras de aquel manipulador hombre con el cual no podía resistirse por más que quisiera. Henry era un excelente amante muy controlador sumado a su físico tan apuesto que hacía que rosa aun estuviera encerrada en sus garras. —Te juro que más nunca estaré con Amanda mi amor. —comentó Henry mirando fijamente a rosa con una sonrisa maliciosa con ella estando cargada. —¿Me lo prometes? —Si, te lo prometo. Mas bien iré a terapia y todo —respondió el mentiroso. Luego, la débil mujer cayó de nuevo en sus juegos perdonándolo en aquella mañana creyendo que él había cambiado cuando seguía igual como siempre. Despues, los dos ya “reconciliados” se alistaron y se pusieron muy elegantes para ir aquel torneo de alta alcurnia de polo. Rosa usaba un vestido casual sin mangas que le llegaba hasta las rodillas, de color amarillo con lunares blancos, guantes blancos y sombrero blanco. Henry usaba un traje color azul celeste con pantalón blanco el cual lo hacía ver como el típico hombre noble británico en aquellos eventos. Ya la familia no estaba, por lo que los dos se fueron aparte y mientras conducía Henry tomaba la mano de rosa, para hacerle creer que era el hombre perfecto y que había cambiado de la noche a la mañana. —¿Enserio iras a terapia mi amor? —Le preguntó Rosa con una sonrisa. —Claro que sí, y si quieres revisa mi teléfono. Es nuevo y allí no tengo a Amanda ya la olvidaré para concentrarnos en nuestro matrimonio. —Eso espero Henry, te dije que… esta es la última oportunidad que te doy. Henry haciéndole una sonrisa fingida le contestó: —Claro que si cariño mío, te dije que ya esta bueno de hacerte sufrir y que debo madurar ya de una vez por todas. Seguidamente, pasados como unos 40 minutos, la pareja llegó hasta aquel torneo de Polo y rosa quien era primera vez que iba a un torneo de esos, era la que se llevaba todas las miradas no solo por su color canela si no por su exótica belleza. En ese instante, Henry se dio cuenta de que su esposa era atractiva para todos. —¡Ay no, todos me quedan mirando ¿Será que vine muy fea amor?! —Mmm, no lo sé yo te veo normal. Pero… para la próxima no te traigas ese color, es muy…atrayente. —¿Tú crees? —Si. Y bueno, quédate aquí, voy a buscar a mis padres. —¿Me siento aquí? —Si, siéntate y no te muevas. —Ok… Rosa se sentó y Henry fue a buscar a Pippa y sus hermanas, pero conociendo como era su madre no quiso sentarse junto con ellos porque a Pippa no quería que la vieran con rosa. De inmediato, uno de sus amigos estando con el uniforme de equitación del polo lo detuvo y saludándolo le dijo: —Oye Henry ¿cómo estás? —¡Hey Harold! ¿Bien y tú? —Excelente, tiempo sin verte. Mira quería preguntarte algo desde hace tiempo —miró a Rosa desde lejos —¿Qué tal es tener una esposa latina? ¿Es verdad que son calientes en la cama y que son sumisas? —Hey, ¿qué te pasa, estás loco o qué? —Bueno es que me da curiosidad, quiero intentar con una, ¿Dónde conociste a la tuya? Quiero una. —Ah, en centro america, pero debes hablar español y mantenerlas entretenidas en la cama para que hagan todo lo que quieras. —sonrió con malicia. —Jajajaja, eso haré, muchas gracias por el dato. —Ok, si me disculpas debo ir a buscar a mis padres, y… saludos al vice ministro. —¡Claro le mandaré tus saludos! —Le guiñó el ojo. Y así, Henry fue a buscar a sus padres, pero, el otro celular que tenia escondido en otro compartimiento de su bolsillo comenzó a sonar y era nada más y nada menos que Amanda quien lo llamaba. Rosa se había quedado sentada, pero tenía algo de sed y desde lejos vio que Henry estaba detenido con otro celular en la mano, el cual no era el que él tenía. Este celular era un poco más pequeño y Henry lo atendió escondiéndose en un lugar. Rosa tenía un mal presentimiento y su instinto de mujer, hizo que lo siguiera y fuera hasta allá. —Ese celular no es el azul celeste que él tenía. Lo seguiré para ver si no está hablando con Amanda. Se que me dijo que iba a terapia y que había cambiado, pero no le creo del todo. La pelinegra fue con el hombre y muy sigilosa fue detrás de él; sin embargo, Fabian el esposo de Eugenia la detuvo y mirándola con deseo le comentó: —¡Ay, rosita, pero que hermosa te vez hoy! —¡Fabian permiso! ¡no estoy para tus juegos otra vez, le diré a Henry y a Eugenia que me estás molestando! —Já, eres una tonta agresiva solo te digo cosas buenas y me tratas mal, eres una maleducada, como que a los de tu país no les enseñan modales. —¡Ay ya Fabián, quítate! Y de inmediato, la pelinegra empujó a aquel rubio pervertido y fue detrás de Henry sigilosamente. El hombre se había escondido en una caballeriza y hablando en voz baja decía lo siguiente: —Amor, no me llames mucho en el día si no cuando yo te escriba, no quiero que Rosa se entere que te sigo escribiendo ¿sí? te mandé este numero antes de salir y te dije que en la noche cuando ella se durmiera te llamaría ¿cómo te sientes? ¿Qué te dijo el doctor? Rosa, estaba detrás de la puerta escuchando toda la conversación de Henry y a medida que él hablaba, las lágrimas recorrían por sus mejillas. —Si mi amor, tu sabes que tu eres todo para mí. Algún día estaremos juntos y rosa pasará a la historia no te preocupes, tenme paciencia. Enseguida, la mujer con el corazón herido, tocó la puerta y de inmediato Henry la vio. Al verla el hombre parecía que había visto un fantasma porque al ver a rosa llorar sabía que escuchó toda la conversación: —¡Cariño mío! Rosa con sus lágrimas recorriendo a mares por sus mejillas, le contestó: —Já ¿Cariño mío? —¿Qué escuchaste? Estaba hablando con… henna que ya viene pronto de viaje. «Plaf» sonido de cachetada. —¡Cállate! —gritó Rosa. —Amor, cálmate ¿sí? te dije que voy a terminar con Amanda. —¡Mentira! ¡Ya estoy harta Henry, y con esto ya es lo último que te aguanto! Henry con su cara de preocupado porque Rosa lo había agarrado in fraganti la quiso tomar de las manos pero ella se negó a que la tocara. —¡No me toques más en tu vida Henry! ¡Eres lo peor que me pasó en mi vida! —Rosa, hablemos con calma ¿sí? ¡Amanda fue la que me llamó no yo a ella! en realidad si quiero hacer las cosas bien mi vida, tú eres mi esposa! Rosa gritándole con sus ojos inundando en lágrimas le dijo dolida y harta de Henry: —¡Ya no voy a soportar más tus mentiras por otro año más, mi corazón no resiste más. ¡Quiero el divorcio! PD. Lily Andrews te escribe. Muchas gracias por el apoyo que me has dado con esta nueva historia querida lectora, y tus comentarios me han hecho ver que la novela te ha hecho mover tus sentimientos. Eso es lo que se quiere lograr. Recuerda que si has leído mis novelas, en los primeros capítulos hago que te compenetres con los personajes y que veas sus almas y que los odies o los ames. Sigue acompañándome en este mundo de esta novela que sé que te encantará. ¡Disfruta de la lectura y comenta, que me encanta leerte! Con amor, tu escritora que te entretiene: Lily Andrews.
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