Tirza estaba sola en su casa tranquila, ya había ido y regresado del bachillerato solo a presentar exámenes, estaba cómodamente en su sofá largo, sentada con las piernas estiradas mirando una película navideña, comía macarrones que había preparado con queso, tomaba soda, su vecina la había ido a visitar para ver cómo estaba, al igual que su tío la llamaba por la mañana y por la noche, el volvería el lunes por la tarde. Mira Tirza otra película en la que la chica le enseña a hacer el ponche de huevo al chico, cuando se escuchó el timbre después un golpe a la puerta, ella esta acostada en su sillón, al recargar su cabeza sobre su almohada doblando sus rodillas, al pegar las plantas de los pies que se encuentran desnudos a la espalda del sillón, que siente su suavidad mirando la película tan entretenida, al haberse acabado su sopa y su vaso vacío sin soda que dejo en su mesita que se encuentra frente del sillón, ella aún no se levanta solo checa la hora en su reloj de su muñeca al ver 04:30pm, se levanto fue abrir a la puerta. Al verlo a los ojos con anteojos, guapo, alto al notar que estaba por crecerle su barba y bigote, él venía con pantalones de mezclillas y su abrigo n***o, se distinguía un suéter amarillo tejido con murciélagos, en cambio él ve a Tirza que esta vestida de short de lana con una playera holgada que ella le quito a él hace tiempo, con los números cero y nueve dibujado, ella al bajar su mirada y ver que se encuentra descalza al notar que la casa estaba fresca.
—Hola puedo pasar. —. Dijo con una sonrisa.
—Hola sí. —. Responde al ladear la cabeza al sonreír.
Al entrar y cerrar la puerta él la abrazo, en escena los dos estaban abrazándose.
—Te extrañe. —. Dijo Tirza teniendo su cabeza de perfil pegado a su pecho sobre el suéter al sentir su temperatura corporal fría.
—Yo también. —. Responde, continuando abrazándose se separan, ellos se miraron, el limpio sus lágrimas de ella al decir:
—Pero no llores.
—Lloro porque estoy feliz de que estés aquí.
Ambos siguen hablando al ir al sillón, al sentarse estaban muy cerca recordando que él fue uno de los primero habitantes de Volité que conoció desde que llego a vivir con su tío, siendo que sus padres ya no estaban, fue primero su amigo, enseguida su confidente y terminaron siendo no solo mejores amigos, novios, en ese tiempo iban a cumplir casi dos años y medio, pero los asuntos de su familia interfirieron.
—No te vi en la escuela ¿Cuándo llegaste? —. Pregunta ella.
—Antier por la noche, ayer estuve en la escuela, pero solo fui a arreglar papeles y preferí venir a verte y ¿Tu tío? —. Preguntó el.
—No, salió, volverá el lunes.
—Estas solita.
—No, estoy contigo.
Él la beso en su mejilla, se miraron sonriendo.
—Me alegra que vinieras, pero y ¿Canadá? —. Pregunto al sonreír de lado.
—Está bien, pero podemos hablar después sobre eso ¿Qué vez? —. Pregunto.
—Una película.
Miraron televisión, charlaban de la película, él le decía de que trataba, ella le tapa la boca con la mano mientras él le hacía cosquillas, para no dejar la mirar la tv.
—Basta déjame verla no se te ocurra contar me el final.
Ella mira los trastes de la mesita, decide levantarse para ir a la cocina y dejar su plato y su vaso al lavadero, solo tardo un poco y volvió al volverse a sentarse, pero no muy cerca de él, en cambio él puso en ese momento su cabeza en su regazo de ella mirando y viendo la televisión, ella tocaba su cabello oscuro con los dedos jugando por un rato. Después estuvieron así solo un ratito más, pero en eso él se sentó cerca de ella tomando su mano, algo que a ella le extraño al sentir en su pierna el frio de la palma de su mano que se impregna como hielo, Tirza se mueve de forma incomoda, algo que hace el al quitar su mano y ver su actitud de ella, en eso termina la película, el propuso que jugaran un videojuego de acción, ella acepto, al levantarse para sacar el juego del mueble de cajones donde los guarda ella y su tío, abre uno de los cajones de madera, al elegir lo lleva encendiendo el reproductor, mientras él conecta los controles y solo comienzan a jugar. Jugaron el resto de la tarde, él se quedó hasta las siete de la noche, ya cuando se iba pregunta a Tirza.
—¿Que vas hacer mañana?
—Voy a salir con Alejandra.
—¿A dónde van a ir? —. Pregunta continuando mirándola.
No podía decir nada sobre la fiesta a la que iría.
—Tendremos una pijamada aquí.
—Entonces no puedo venir. —. Dice al arquear una ceja algo que ella nota curioso.
—No, será viernes de chicas.
—Ok. —. Termina diciendo.
Se despidieron, él intento besarla, pero Tirza solo lo abrazo rodeando sus brazos sobre el cuello de él, al quedar ella de puntitas, al sonreír y sentir se alegre pues él tiene una estatura alta, algo que ella le agrada de los chicos, él la rodea con los brazos a alzar la como lo hacía antes, solo duran unos minutos así, ella ya tenía la puerta abierta, el salió, ella cerro, se recargo un momento a la puerta al volver a sonreír, le había dado mucho gusto a verlo visto de nuevo y pasar una tarde agradable con él, en eso ella se separa de la puerta soltando el picaporte y corre hacia su sofá, al quedarse otro rato acostada en eso toma su teléfono que tenía a la mesita mientras llama a Alejandra, al escuchar el sonido de que llama mira de nuevo el canal donde pasan series.
—Hola Alejandra ¿Qué haces? —. Pregunto Tirza.
—En la sala jugando un videojuego y ¿Tú?
—Miro tele y acaba de ir se Patricio.
—Fue a verte.
—Sí estuvo un rato.
—Entonces ya volvieron. —. Dice afirmando.
—No hablamos de eso. —. Responde mientras ve la escena donde una mujer se le atravesó un desarmador en la cabeza, pero la mujer puede hablar algo que la sorprende a ella, pero también escucha a su amiga en la línea.
—Estuvieron en zona de amigos.
—Si eso creo.
—Te dijo si se quedara.
—No.
—Volverás con ¿Él?
—No.
—¿Por qué? —. Pregunto.
—Me gusta alguien más.
—Quien, ¿Esteban?
—No.
Rieron solo de pensarlo.
—¿Ian? —. Pregunta insinuándolo.
Tirza dudo un momento al morder su labio inferior.
—No como crees. —. Respondió.
—¿En serio? —. Dice la pregunta curiosa.
—¿Por qué?
—No te has dado cuenta desde el lunes te mira.
—¿Mirarme? —. Pregunta incrédula.
—Si no te quita la vista de encima y luego te saluda la otra vez, no piensas que te iba a pedir salir porque le gustas.
—Yo a él, no para nada como crees, siempre le he caído mal no simpatizamos.
—Lo sé, pero eso puede cambiar.
—No lo creo.
—Solo deja te llevar.
—¿Dejarme llevar?
—Sí, deberías, sería interesante.
—Ale es Ian, primo de Esteban se todo de él.
—¿Todo?
—No juegues conmigo debo ir me, Ale nos vemos mañana.
—Bromeo sé que no se agradan, sabemos que nadie es suficiente para él, pero no es curioso que hace unos días comenzó solo a mirarte, lo hace sin disimular, parece que lo hará una costumbre.
—No lo sé enserio me iré a bañar.
—Ok, adiós.
Colgó, apago el televisor subió al baño, abrió la llave del agua para llenar la tina, ya llena, desnuda entro en ella, se da cuenta que su cabello lo tenía a los hombros pero ahora había crecido más a medio codo más o menos, cerro sus ojos hundiéndose en el agua y después comenzó a bañarse disfrutando la espuma, que la cubría abundantemente, reposo recargando la cabeza mirando al techo, después cerro sus ojos, su mente estaba vacía no había pensamientos, quedo en silencio respirando y exhalando, ella sonrió, se sentía tranquila, ya no sentía ese palpitar que no sabía de donde venía, al pensar de repente en las palabras de Alejandra “es curioso que hace unos días comenzó solo a mirarte, lo hace sin disimular, parece que lo hará una costumbre”.
—Me mira de forma tan indescifrable, que no se si lo que siente por mí es odio o cariño. —. Se dice ella en voz alta sola en el baño recordando la vez en la biblioteca que se vieron y miraron, siendo que él nunca va a esa parte de la escuela, eso cree ella, decidió ella en solo evitarlo desde ahora, siempre se sentía extraña ante él, al sentir el agua fría ella se levanta, toma una toalla verde, se cubre con ella, destapa el tapón de la tina para que corra el agua, va a su habitación, ya al vestirse y ponerse la pijama cepilla su cabello seco. Bajo por las escaleras para apagar las luces de la sala y cocina vuelve a su cuarto, siente que todo lo hizo tan aprisa que pareció que una adrenalina de electricidad corría por su cuerpo, apaga la luz de su pieza, se recuesta a la cama rápidamente para dormir, sonríe en la oscuridad al pensar en el baile del viernes, vería al extraño de Dorian quizás.
Al caer al césped entro al bosque, debía dirigir se al lugar donde anteriormente la había dejado desfallecida, se encontró frente a ella solitario con la misma oscuridad de esa noche anterior, una tierra baldía en las montañas al caminar y encontrarse en el sitio donde la había acostado, se agacho, extendió su mano tocando el piso de hierba, su habilidad era el tacto, tocar objetos lo ayudaba a ver cosas o tener sensaciones, había veces que no veía nada, ese don no funcionaba al estrechar las manos de los humanos pero a veces al estrecharse lo a su rini percibía algo, no siempre el esperaba sentir o ver.
—No pensé en encontrarte, pero te ayudare. —. Repitió Ian al ver una silueta que se movía rápidamente y desaparecía a la vista.
Volvió en si la sensación de descubrir quién era el sujeto, lo molesto pensando en los riaapa.
Al estar en su cuarto recostado a la cama leyendo un libro, no podía dejar de pensar en ella, acostó su cabeza poniendo el libro abierto en su cara.
—Basta ella está bien debo dejarla vivir con su pesadilla.
Alguien toca a su puerta.
—Sí, pasa.
—Hola.
—Marisol ¿Qué haces aquí? —. Dijo Ian.
—Creí que me ibas a recibir mejor.
—Lo siento hola.
—¿Quería saber si quieres ir al cine conmigo?
Ir al cine con Marisol, la chica linda de cabello rubio oscuro y hermana de Patricio, sería bien pensó el, solo acepto se fueron ambos jugando al atravesar los bosques de Volité que se encontraban en el camino, al llegar al cine compraron los boletos, no compraron golosinas solo disfrutaron de la película, al salir de ahí él fue a dejar la a su casa volviendo de la misma forma, al ser que estaba cerca de la de él, se despidió de ella y se fue caminando hacia otra dirección que no era su casa, al llegar a una casa diferente, territorio humano subió al balcón dando un salto y al llegar a su puerta la deslizó suavemente, entro, la vio dormir, miro su habitación, abrió su closet, entrando en ella miro su ropa, sus zapatos, miro alguna cajas bien guardadas, salió de ahí y solo la miraba dormir, sus oídos estaban alertas, percibió que ella se encontraba sola, al verla dormir su mano callo fuera de la cama, él se acercó toco su muñeca buscando alguna cicatriz, también en su brazo, nada, al deslizar su dedo sobre su mejilla accidentalmente su uña afilada le hace un corte pequeño, se sorprende al ver que cerraba sanando la rápidamente.
—En ¿Quién o qué te convirtió? —. Susurro el quedándose mirando la hasta media noche o más.