Escucha como vibra el celular encima de su buró que está a lado de su cama, con la canción que eligió para ser el tono de llamada, estira el brazo con su mano, toma el móvil y contesta.
—Bueno.
—Buenos días hija.
Ella se sienta rascando sus ojos con el nudillo de su dedo para así despertar.
—Tío, buenos días ¿Cómo estás?
—Bien hija y ¿Cómo amaneciste?
—Muy bien, estaba dormida.
—Siento despertarte.
Se despega del oído el teléfono para mirar el reloj de la pantalla del celular, 07:01am, enserio, piensa.
—No te preocupes que me decías.
Mientras lo escuchaba ella se levantó de la cama, se fue a mirarse al espejo, noto una mancha roja seca en su mejilla, tomo una toallita húmeda, se limpió, no tengo ni una cortadita se dijo así misma.
—¿Mande?
—Nada, si me gustaría.
—Bueno, ya que este haya hablamos.
—Está bien tío hablamos ya cuando llegues.
Ella colgó dejando el móvil en la cama, volvió al espejo, miro su rostro estaba bien no se explicaba esa mancha. Caminando por su cuarto descalza al cruzar la puerta para ir a su balcón cree a ver visto una sombra que entraba a la habitación, cerró los ojos, volvió a girar para volver a ver la silueta, pero no sucedió nada y solo dejo la puerta abierta, Tirza recargo sus manos sobre el barandal de madera del balcón mirando afuera.
El dulce olor a shampoo de frambuesa de su cabello se había impregnado en la nariz de Ian, esa mañana la mantenía en la mente mientras ayudaba a poner unas decoraciones en la mansión A con otros muchachos.
—Piensas en Nimue, si ¿Vendrá?
Al escuchar a Esteban que estaba mirando lo desde abajo porque estaba subido en la escalera.
—Cállate.
—En ¿Quién piensa? —. Dijo un chico que está con ellos.
—Mi primo esta distraído pensando en una chica que quizás venga.
—¿Quién es? —. Pregunta otro chico del grupo.
—Nimue. —. Dijo Esteban.
—¿Que hace Patricio aquí?
—Él también es organizador.
—Yo no conozco a esa chica es ¿Nueva? —. Dijo el segundo que hablo.
—Supe que invitaron a las novatas. —. Dijo el primero que hablo.
—Miguel ¿Quién te lo dijo? —. Pregunto Antonio.
—Lo escuche con la organizadora dijo que esperaban a muchas personas esta noche.
Ian dio un salto al bajar de la escalera.
—Tendrás que buscarla entre la gente. —. Dijo Patricio.
Ninguno de los cuatro se dio cuenta que Patricio estaba cerca y escuchándolos, Ian solo puso los ojos en blanco y fue a tomar más adornos de la mesa larga, continuaron adornando el gran salón que había prestado la familia.
—Ian, Pato, Raúl, Carlos los regalos están en la biblioteca los traen por favor al salón, los pondrán en esa mesa. —. Dijo Anastasia señalándoles la mesa larga que se encontraba cerca de la puerta de salida, ellos asintieron, salieron se dirigieron a la biblioteca, unas chicas se los entregaron cada uno cargo varios de ellos, iban y volvían rápido, mientras Anastasia, Carmen y Alicia los acomodaban.
—Se les regalara esto a todos los invitados. —. Dijo Carmen una chica no tan alta.
—Si esperamos muchos invitados cierto Pato.
—Si será la más grande fiesta que hemos estado planeando en meses recuerda en juntar a todos, el abuelo quiere hablar con ellos.
—Ok.
Patricio se retiró.
—Ana, tu hermano tomo muy bien su papel. —. Dijo Carmen mientras acomodaba algunos regalos.
—Dicen que puede ser uno de los que ocupen el lugar del abuelo ¿Es cierto Anastasia? —. Pregunto Alicia.
Ella no dijo nada, solo lo miraba ver pasar por la puerta.
—El abuelo lo mantiene ocupado, —. Dijo Ana sin tomar atención a la pregunta de Alicia. —El lugar se ve increíble solo faltan unos detalles, tienen listos sus vestidos chicas.
—Si fue bueno que todas vengan de dorado que buena idea.
—Con antifaces grises.
—Si será bueno ver a todas de dorado, los chicos es lo contrario con excepciones.
—Todos se verán guapos.
—Claro, debo ir a ver cómo van los muchachos por favor continúen.
Ellas asintieron con la cabeza sonriendo, al ver a los chicos terminando de poner los detalles, ella solo se daba cuenta si algo no estaba como debía, les daba indicaciones de cómo podía lucir mejor, lo último era ver que encendieran todas las guirnaldas eléctricas. Todos reunidos terminaron de decorar todo el lugar, se quedaron en la oscuridad.
—Muchachos enciendan las luces.
Al encenderse todo el acogedor salón, todos miraron lo hermoso que se veía, alguien comenzó a aplaudir, los demás también lo hicieron.
—Bueno apaguen tenemos todo listo gracias por su ayuda. —. Dijo Anastasia.
—Gracias por su ayuda parece que esta noche tendremos la fiesta que hemos planeado desde siempre. —. Dijo Patricio.
—¡Alexander primé la rini! —. Todos dijeron aplaudiendo y echando porras al ver al abuelo que también se encontraba hay mismo con en ellos, el agradecía, pedía silencio.
—Bueno jóvenes hicieron un gran trabajo, todo está listo para esta noche, por favor acompáñenme al comedor el almuerzo está preparado.
Alejandra esa tarde llego a casa de Tirza con los vestidos, peinada de trenza francesa con ligas, ahora tenía sentada a su amiga peinándola.
—Sí que te creció el cabello se te ve muy bonito.
—Gracias.
Comenzó a peinarla trenzándole algo de su cabello haciendo la corona de reina, dejando su demás cabello suelto. A continuación se pusieron sus vestidos, Alejandra le hizo un moño grande y bonito a Tirza en su vestido, Alejandra llevaba dos carteras doradas grandes donde guardarían sus labiales, el móvil y dinero, lo traerían en las manos, ellas pintaron sus labios de un rosa suave para una y la otra de color rojo, los antifaces creados por Tirza estaban perfectos brillosos y con algunos detalles, se los pondrían al llegar a la mansión, cinco veinte de la tarde, Alejandra maquillaba a Tirza solo un poco y suave.
—Ale dije que no usaría maquillaje.
—Por favor un poco no es demasiado sé que solo te pintas los labios.
—No es necesario usaremos antifaz.
Termino con el maquillaje. Ellas salieron de casa, subieron al coche que traía Alejandra manejando que su padre le presto, al llegar vieron que otras personas llegaban también en sus autos. Se pusieron sus antifaces grises, al bajar del carro se miraron las dos se veían bonitas rieron, entraron por la puerta de la entrada de la mansión, subieron por una largas y grandes escaleras hasta arriba, Tirza miraba el lugar sorprendida de ver que la construcción era antigua pero bella, era como esas mansiones que aparecen por televisión, ellas se guiaban por las otras personas, llegaron ante un gran salón decorado con colores de la navidad y luces, todo el lugar iluminado y precioso, alrededor algunas mesas redondas altas y una mesa con botanas, miraron a varias chicas y chicos que llegan con sus vestidos y antifaces muchos se saludaban riendo conversando.
Nimue se sentía algo extraña, realmente no hubiera querido venir, solo deseaba encontrarlo, si no le dirigía la palabra ella lo entendería, a ver lo mordido fue algo grosero.
—Bienvenidos a nuestra fiesta para celebrar nuestro octavo aniversario, sabemos que estamos por celebrar navidad y nuestra decoración es nuestra pre-navidad para celebrarlo, cuándo demos terminado esta fiesta por favor pase por su regalo antes de irse, —. Dijo Anastasia con un hermoso vestido dorado holgado, con antifaz gris plateado. —Pero demos la bienvenida a nuestros invitados Samuel Rian y Dalton, nuestros patrocinadores de esta noche, — Nimue miro al joven caballero con traje gris oscuro y antifaz dorado con su cabello n***o esponjoso. —Pero ahora demos inicio y disfrutemos de la noche.
Todos extendieron su copa.
—Salud. —. Dijeron todos.
—Nimue ¿Estas bien? —. Pregunto su amiga.
—Estoy bien.
—Te sorprendió ver a Dalton.
—Un poco.
Después un chico invito a su amiga a bailar, Nimue fue al balcón, un mesero le ofreció una copa, ella negó decidió no beber nada, en eso se encuentra con alguien más.
—¿Nimue?
—Hola, ¿Dorian?
—Si ¿Cómo estás?
—Bien.
—Te vez preciosa, quieres bailar.
—Gracias, sí.
Se revolvieron entre las parejas.
—Siento a verte mordido la otra vez no sé qué me hizo hacerlo.
Él sonrió.
—Nadie me había mordido, pero sabes me gusto. —. Le susurró al oído.
Ella se sintió avergonzada.
—Me permites.
En eso Nimue lo mira, era Dalton, noto que Dorian lo miraba molesto. La canción ya había terminado y continuaba una nueva, Dorian se fue y Dalton comenzó a bailar con ella.
—Hola ¿Estás aquí?
—Si te llego la invitación.
—Tú fuiste.
—Sí, ¿Te molesta?
—No.
Bailaron por un rato. Después la tomo de la mano salieron, la guio por las escaleras hasta el jardín de afuera, Nimue miro las hermosas rosas roja del primer jardín, enseguida del segundo jardín que se dividían con un muro de hiedra verde, el jardín se encontraba una figura gigante de madera que mostraba a un anciano sentado en forma indio, con el brazo izquierdo abierto y el brazo derecho con su mano en su pecho disimulando abrirlo, entraron dentro, el lugar era pequeño acogedor con rosas a su alrededor con una banca hecha por un tronco de árbol, los dos parados frente a frente se miraban, él no soltaba su mano.
—¿Porque me trajiste aquí? Dalton.
—Para estar solos te vez hermosa.
—Gracias, ¿Solo eso? —. Arquea la ceja.
—Quiero decirte algo importante.
Mientras acariciaba su mejilla se ha cerco más a ella, intento dar un paso atrás, pero él la siguió.
—¿Que te sucede?
—Nada ¿Que querías decirme?
—Bueno quiero decirte.
Simplemente le corto el aliento podía sentir el dulce sabor de sus labios dentro de los suyos como fresa y chocolate.
—Ya me...
—Si...
—Tienes...
—Aja...
—Yéndome.
Sin darse cuenta coloca al tener sus manos sobre su pecho, Nimue los retira, pero empezó a templar y más aún cuando sus manos de Dalton la toman con firmeza, se fueron acercando mutuamente sus cuerpos, el coloca sus manos en la cintura al pasar las palmas de sus manos sobre su vestido, para después acunando su rostro hasta chocar su nariz con la suya ella abrió sus ojos.
—Nimue me mordiste.
Ella se aleja.
—Debo volver a la fiesta. —. Dice algo nerviosa, de nuevo vuelve a sentir que sus pupilas se dilatan, el escalofrío de ansiedad está más fuerte, observa que la mordida que le provoco a Dalton comienzan a cerrar naturalmente solo dejando las manchas de sangre.
Voltea a verla nota que sus ojos que muestra el antifaz tienen un ardiente color escarlata.
—Perdón estoy bien no te asustes.
—¿Quién eres? —. Pregunta, no quiere sonar asustada pero unas lágrimas caen ella se va.
—No te vayas Tirza.
Ella se detiene al estar de espalda, pero sigue su camino sin decir nada.
—Perdón Nimue.
Él muestra una cara de avergonzado, intenta seguirla, pero ella es rápida se oculta entrando por una puerta verde de madera, ella solo pasa su lengua por sus labios ahora saboreaba el líquido rojo, comienza a respirar, quiere controlarse, pero el deseo la controla, siente que esta mareada, se recarga a la pared resbalando para quedar sentada acurrucada del dolor que siente dentro, el lugar es oscuro ella cierra los ojos.
—¿Linda estas bien?
Escucha una voz Masculina, abre los ojos todo está iluminado a su alrededor, es una persona mayor al que mira alto de buena forma, cabello oscuro, con abrigo n***o, playera del mismo color y pantalones de mezclilla y con zapatos, sonriendo le da la mano ella lo toma y la levanta, su ansiedad disminuye, sus ojos no duelen, ella siente que él es alguien agradable y parecido en algo al de la película de acción, podría asegurar que era un cazador en sus buenos tiempos.
—¿Estás pérdida? —. Él vuelve a preguntar.
—Si.
—Estabas en la fiesta.
—Sí, ¿Quién es usted?
—Soy el dueño de la mansión.
—Siento molestarlo, debo volver arriba.
—Está bien, pero ¿Cómo te llamas?
Observa el lugar esta llenos de cuadros gigantes de mapas y fotografías.
—Nimue, ¿Usted viaja?
—Si Nimue he viajado por el mundo todo lo que vez son de mis viajes.
Ella se emocionó al saberlo.
—Ten toma esto.
Ella vio un vaso color plateado miro el color del interior era igual que el del vaso.
—¿Qué es?
—Agua creí que tendrías sed.
—Gracias.
Lo tomo, no encontró nada de hierro en ella, mientras miraba las imágenes él le explicaba de que lugares eran.
—Tu eres de la chica de la que hablan mis nietos.
—¿Yo?
—Si mencionan tu nombre, solo no les digas que te lo dije.
—Está bien.
Nimue no lo creyó.
—Pero dime tu nombre real.
—¿Porque?
—Entiendo que esta fiesta es del grupo de mi nieta y que todos usan nombres de princesa, príncipes, magos, hechiceros, tu entiendes.
—Así bueno, si soy sincera mi nombre es Tirza Udipia y usted ¿Cómo se llama?
—Alexander Aludía mucho gusto.
Se estrecharon las manos
-—¿Usted es el abuelo de Patricio, Esteban e Ian?
—Si cariño.
—No me parece tan viejo.
—O gracias soy alguien mucho mayor, solo aparentó una edad, pero es un secreto. —. Dice al poner el dedo en sus labios.
—El secreto está seguro.
Rieron a Nimue le pareció agradable el señor, lo vio que le sonreía y creyó calcularle que era alguien de 35 años, no le pareció que pareciera un hombre solitario como lo pensaba ella, pero nunca imagino conocer al señor Aludía y menos en persona al ver sus rasgos y no parecer tan viejo podría compararlo con un actor. El señor Aludía nota la neblina en los ojos de la joven que se extinguió, algo que a Nimue se sintió normal ahora. A continuación, dos puertas se abrieron de repente.
—¿Abuelo? —. Dijeron los dos.
—¿Dorian, Dalton sucede algo?
En eso la miran.
—Nimue.
—Nimue.
Repitieron los dos al mismo tiempo.
—Hola. —. Dijo sonriendo tímidamente.
—Eso responde la pregunta, entren quiero hablar con ustedes.
Ellos asintieron.
—Volveré a la fiesta.
—Si gusto en conocerte Nimue puedes volver cuando quieras.
—Gracias, también me dio gusto conocerlo señor Alexander.
Se quedaron solo los tres en la pieza, el abuelo los miro serio.
—Patricio, Ian hablen.
Miraron al abuelo.