Prólogo
Al llegar a eso de las seis y entrar a casa de su amiga, Alejandra ya en el interior de la casa donde se encuentra un comedor café oscuro cerca de él se encuentra la sala con su mesita de centro, en el centro una gran pantalla, donde siempre en cada pijamada como en esta ellas miran unas películas, novelas y series.
Enseguida la cocina con una barra que invita a desayunar, las ventanas grandes por donde entra la luz alumbrando toda la casa, al saber que no se encuentran sus padres deciden subir las dos hasta el cuarto de Alejandra para dejar las pocas bolsas que llevan cargando de algunas compras que hicieron, y al llevar su mochila cargando a su espalda.
Como siempre la habitación de su mejor amiga era grande cómoda que al entrar lo primero que miras en ella es la alfombra rosa que recuerda que Alejandra eligió cuando remodelo nuevamente hace poco su cuarto quedando a su gusto, la cama de su amiga está llena de cojines y colchas, de un lado está un buró de madera con una lámpara colgando, del otro lado está el gran tocador de cajones con su taburete de aluminio y a lado de él un estante grande y algo alto donde su mejor amiga organiza todo su maquillaje, que para ella pareciera una colección, la cabecera de la cama es color gris que hace juego con los cojines, están dos plantas colgantes echas de macramé y en el techo un ventilador.
Enseguida decide poner su pequeña mochila a la cama y tener la abierta revisando su ropa al ver que lleva todo y también en revisar lo que hace unas horas compro a lo que escucha de que su amiga le pregunta:
—¿Traes tus lentes? —. Ella negó.
—No, los olvide en casa, solo traigo lentes de contacto.
—¿Qué le dijiste a tu tío? —. Preguntó al mirar la.
—Que íbamos a un museo.
Comenzaron a reír sabían las dos bien a donde se irían no les importaba desvelarse solo sería por una noche, era una reunión secreta que por una sola noche se reunían para celebrar su aniversario con arte, historias de miedo y con invitados especiales, las chicas se emocionaron al saber que habría tres invitados y uno de ellos era el famoso pintor invitado, Ricardo Limón, que le gustaba demasiado a Alejandra todo empezaría desde las once de la noche una buena oportunidad sabiendo que los padres de su amiga no estaban, llegarían al día siguiente.
Mientras se mantenían ocupadas al decidir ir a bajo para disfrutar su libertad, al ser que compraron algo de chucherías para divertirse mirando televisión pues aun no era la hora.
Salen de la habitación rumbo a la cocina donde planearon disfrutar con palomitas que se encontraban en el microondas preparándose al sonar el timbre significando que está listo, mientras una prepara las bebidas otra las golosinas al igual que las palomitas.
Ya listo en escena se ven sentadas con la tv encendida al mirar un maratón de películas de acción en las que duraron ambas entre platicas, emociones y gritos entre chequeos mirando tanto el reloj de la pared, de sus muñecas también del celular que duro solo la diversión por tres horas, al verla hora exacta sin ningún contratiempo deciden ahora a comenzar a recoger su pequeño tiradero para volver a subir a la habitación.
Entre charlas y risas recordando las escenas de las películas que vieron o han vuelto a ver convirtiéndose en sus favoritas o agradables para solo prepararse.
El momento ha llegado para ellas para de ahí comenzar a prepararse cada una al sacar su atuendo de donde las mantienen guardadas como Alejandra en una parte específica y de cuidado en su armario, pero en cambio, ella al sacar de su mochila una caja muy curiosa hecha de madera, en forma de libro al mostrar una portada antigua, con lindos detalles entre quemado con una escritura por detrás y muchos más detalles que solo pesa tres kg, y que al abrirla descubre su hermoso vestido que a ella le encanta ponerse sintiéndose como la dama del lago, las dos procuraban tener demasiado cuidado al ser saber que sus ropas fueron hecho a la medida por ellas mismas, al tener el cuidado de mantenerlos intactos por cualquier cosa que sucediera para no tener accidentes que anteriormente en el pasado sucedía, mientras escucha a su amiga hablando de la escuela.
Terminaba de peinar la, ella se encuentra sentada frente al espejo que tiene focos a su alrededor, pero en si lo que mira son esos pequeños cuadros decorativos, como también una que otra pintura del señor Ricardo Limón que en convenciones anteriores su amiga compró, a continuación, continuaría con el maquillaje algo que su amiga Alejandra era muy hábil, al terminar rápido con su peinado solo debía comenzar a maquillar la como le gustaba que Alejandra lo hiciera, sutil y perfecto.
Mirar se en ese instante al espejo se siente extraña al ver sus ojos que se han tornado en un color diferente, siendo que siempre han sido de un café que se tornan ahora bicolor entre naranja, azul y rayas amarillas, su rostro muestra misterio, eso provoca pensar que Alejandra ha superado sus habilidades al parecer.
—Mira me. —. Le indica diciendo le Alejandra.
La joven voltea al ver a su amiga Alejandra emocionada sin creer que esa pequeña trasformación ha salido exitosa y se da cuenta de lo orgullosa y feliz, contenta y emocionada que se encuentra, al pensar que de algún modo las tutorías en las clases de la escuela de belleza, como en los tutoriales en línea, al aprender cada día con prácticas teniendo resultados maravillosos, aunque solo ella sea su modelo en todo no quiere desanimar la, pues ella tiene la sensación de que algo ocurre en ella desde esta mañana del domingo.
—Elegiste bien el color de tus lentes de contacto te vez fabulosa. —. Dijo Alejandra intentando abrazar a su amiga, pero decide que no al pensar que arruinaría el momento.
—Gracias me agrada lo que hiciste Ale. —. Responde al sonreír y levantar se al ver que ahora su amiga era la que comenzaría a maquillarse.
Al llegar esperando la hora y mirar el reloj, ambas se dan cuenta que ha llegado la hora exacta que esperaban al ya ser las diez treinta cinco de la noche, ellas ya estaban disfrazadas.
Alejandra se encontraba lista con su maquillaje más elaborado y preciso como a su amiga le gustaba representar a su personaje al tener más detalle con un atuendo completo color oscuro largo, con una cinta blanca en la cintura que le cuelga hasta el suelo de manga larga acampanada, cuello cuadrado con un escote donde inicia el busto y un corsé oscuro con el centro gris con aplicaciones y zapatillas, el vestido lo cubre, su peinado es alto y revoltoso, mientras que ella un vestido largo como de época, color verde agua, con cuello redondo y mangas que cuelgan debajo de la rodilla sin ningún otro adorno, con balerinas del mismo color, su vestido cubría sus pies y un peinado parecido al de un hada.
Aquellas amigas bajan las escaleras como adolecentes que son, pero por un instante fueran dos niñas pequeñas jugando representando a sus personajes de fantasía.
Al salir de la casa deciden subir al coche familiar de los padres de Alejandra que se encontraba en la cochera, suben a él, era común que Alejandra manejara, aunque no tenía licencia quien las detendrían por la noche siendo que viven en el pequeño pueblo de Volité, un lugar tranquilo de solo 2,155 habitantes que se conocen entre sí.
En eso con el control remoto que maneja la cochera, Alejandra solo oprime un botón que obedece para abrir la puerta de madera de la cochera, ella maneja para salir de esa pieza, al estar afuera solo vuelve a oprimir otro botón, al cerrar la puerta le entrega el pequeño control al decirle Alejandra:
—Solo guárdala en la guantera por favor.
Mientras va manejando mira su vestido verde al sentir lo suave y cómoda que lo siente, dirige su vista a la ventana que muestra como la noche fue cayendo en el pueblo que aún era el clima de noviembre, ante sus ojos ve las banquetas de las calles con algunas áreas con pasto y arboles crecidos, algunas tiendas de abarrotes y miscelánea se encuentran ya cerradas, mientras avanza el auto mira algunas casa con luces apagadas que se cree que las personas están durmiendo, en eso ella se da cuenta que son pocas pero algunas misceláneas están abiertas con sus rejas cerradas y letreros o carteles que se lee:
ABIERTO LAS 24 HORAS.
Mientras Alejandra se encuentra manejado rumbo al evento la joven continúa mirando por la ventana que está cerrada, al ser que es un clima bajo con el viento frio, las ultimas calles que pasan de alguna forma o modo siente en el fondo al pretender o pensar en recordar borrosamente, que la noche o el frio le intenta mostrar siluetas que caminan por las calles, al visualizar sombras o reflejos, pero al cambiar el entorno que pasa el auto pareciera que la noche le muestra entre los bosque que pasan y dejan atrás, cree ver ojos y de algún modo susurros que escucha suaves y débiles en su mente, en eso la voz de Alejandra la distrae al comentarle algunas otras cosas de la escuela que mañana hay escuela.
Ahora se encontraban algo retiradas de Volité, el lugar a donde irían para asistir era una cabaña de piedra propiedad del muy importante señor Alexander Aludía que de algún modo ella y su amiga Alejandra, tenían la teoría de ser alguien misterioso y solitario, al ser uno de los patrocinadores de la sociedad de sombras, que esta noche presenta la noche de magia.
Ya cerca del lugar decide estacionar el automóvil de color azul marino se orilla a un lado, al detenerse ambas jóvenes se ponen sus antifaces del color que indicaba la invitación, de un blanco.
Bajan cerrando ambas puertas del carro, caminan juntas entre aquella noche tan oscura pero guiadas por las luces que les muestra el camino, entre risas por los nervios más una que la otra, pero emocionadas, aunque no tenían permitido por los padres de Alejandra y su tío salir fuera de Volité, por causa de los accidentes automovilísticos y animales salvajes, pero para las dos era su único entretenimiento y que agradecen que exista en el pueblo de Volité.
En ese momento llegan y miran la hermosa cabaña rustica, hecha de piedra con una puerta de madera, con un techo de teja con dos aguas en color café y sus pequeñas ventanas.
Deciden continuar para solo entrar, al encontrarse y mirar que la puerta es una cortina roja de terciopelo aparece en minutos una mano delicada y pálida, de uñas pintadas de un color coral, alza la cortina siendo que ellas son recibidas, las mira en escena al ser que mutuamente lo hacen tanto las jóvenes como ella.
La chica para ellas es muy hermosa, con deslumbrante sonrisa que al parecer a la joven le intriga e incómoda, en algo su mirada ambas miran su cabello corto, piel tan clara por su palidez alta con un vestido hermosísimo color coral, combinado con un color oscuro, todo alrededor tiene incrustaciones en pedrería en todo alrededor y parte de las mangas, las mangas son largas y anchas que cuelgan hasta la rodilla de los hombros, hasta el talle es sumamente estrecho con un escote, por el cual se asoma parte de su busto.
Las miro de tal forma a cada una recorriendo con la mirada sus atuendos y todo, enseguida rápidamente voltea a verlas a los ojos y sonreír, esa era la señal de alivio para las dos, siendo que significaba poder ser recibidas y a ver respetado las reglas de la invitación que recibieron una mañana de noviembre, la chica se presenta como Aurora al dar les la bienvenida:
—La ficción es la verdad que se encuentra dentro de la mentira y la verdad de esta ficción es muy sencilla.
Debían responder la contraseña ambas:
-La magia existe.