SUEÑOS

1591 Words
Elda -Levántate Brena, levántate- zamarreé a mi amiga con mucho apuro. Nerok aprovechó de recoger todas nuestras pertenencias y reunirlas al centro de la gran mesa. -¿Qué pasa, ya es de mañana?- eran a penas las 11 de la noche, pero debíamos huir de ahí lo antes posible. Esas dos brujas son extremadamente hábiles y son conocidas como unas excelentes guardianas. Para mi desgracia no sería fácil evadirlas. Brena se levantó lentamente, tratando de volver en sí. Con sus dos manos restregó sus adormilados ojos. -Vamos, perezosa tenemos que marcharnos- le di una orden. -¡Pero dime que pasa!- mientras se estiraba. Demonios su lentitud me estaba volviendo loca. Los junté a ellos dos al centro de la sala con todas nuestras pertenencias y esbocé el primer hechizo que se me vino a la mente- effugere ad desideravit locus (escapar al lugar deseado)- El suelo comenzó a temblar y se abrió un gran agujero en medio de la sala un tipo de portal con un remolino de colores dentro. Los tres no miramos y encogimos nuestros hombros. Nos tomamos de la mano (y patas) para saltar dentro. No pudimos cuestionar más la situación ya que esa era nuestra única vía de escape. Cerré mis ojos y entré en el tornado, sentí como caí al vació y tuve miedo. Nuestras manos se habían separado. Y no supe ni sentí más. Cando abrí mis ojos estaba en medio de una sala oscura. Con temor a ser descubierta comencé a palpar todo a mi alrededor, para mi sorpresa era todo aire. No había ningún mueble. Hablé muy bajito- ¿Nerok…..Brena…..?- pero nadie contestó. De pronto recordé que mi varita también era un instrumento, así que dije – lux – e inmediatamente una pequeña lucecilla comenzó a brillar en la punta del palito. Era tenue, pero me podría servir para ver al menos 1 metro a mi redonda. -¿Chicos, están por ahí?- susurré. Avance a paso muy cauteloso y di con lo que parecía una pared. A decir verdad, puede que haya sido una pared de rocas. Camine otro poco hacia a mi derecha y de pronto toque un gran árbol, pero el extrañamente se movió como lo hacen los espejismos en medio del desierto. Y ahí recién entendí que era un sueño, estaba dentro de mi propio sueño. Y era consciente. Al descubrir esto, apareció una luz exageradamente clara por sobre mi cabeza de esas que ocupan en el circo para alumbrar al animador del show. Me tapé los ojos con mi codo, se sentía tan real. Que dude por un momento si de verdad estaba soñando. De una pequeña puerta que apareció en medio del tronco de aquel árbol gigante salió un duende, si un duende. Lo supe por aquella imagen que Brena me mostró una vez en nuestra biblioteca. -Señorita usted aún no puede entrar- dijo el pequeño hombre mientras me examinaba. -¿Qué?, ¿Entrar? No entiendo de que me habla usted pequeño duendecito - lo miré con cierta ternura, era lo que me provocaba su tamaño y su carita barbuda. - Yo estaba con mis amigos y las 2 guardianas y de pronto hice un hechizo…- Con mucha velocidad traté de explicarle todo lo que nos había pasado antes de llegar allí, pero mi impulsividad y atolondramiento no me lo permitieron. -Guarde silencio señorita, éste es un lugar sagrado- acomodó su gracioso sombrero que terminaba en punta y se bajó sus anteojos a la altura de la nariz. Ante su orden hice caso de inmediato. Es más, mantuve mi postura perfectamente erguida con miedo a que me fuera a recriminar por eso también. Viendo que mis intentos de comunicarme con aquel ser no iba a dar frutos, me atreví a preguntar – Entonces ¿Qué hago yo aquí? -Ahora si que hace una pregunta inteligente señorita- el duende se arregló su pequeña chaqueta y comenzó a hablar. No quise interrumpir porque se notaba que era algo importante para él -Nuestro guía espiritual te ha invocado- y desplegó un pequeño pergamino que sacó de entre sus ropas- Elda Vermú eres la elegida para resolver…- un pequeño ruido se puso sobre mis oídos – buscar bajo tierra, cuando el sol naciente alumbre - más interferencia -  en la torre vigía……..el espejo y su reflejo……..el líquido rojo de amistad- nada más pude oír. -No te escucho nada, habla más fuerte- le grité al duende, mientras el seguía articulando palabras con su boca las cuales eran inaudibles para mí. -E….e…..e…l….l….d…..d…a….a…..a- oí mi nombre muy a lo lejos, mientras la escena se desvanecía ante mis ojos. Todo se volvía nublado y las luces se mezclaban entre sí. -Elda, Elda despierta- alguien sacudía mi cuerpo- Vamos niña, abre los ojos- y me di cuenta que no eran manos si no un hocico tirando de mí. De un golpe me senté y quedé frente a frente con Nerok. -Que susto nos diste pequeña, llevó 10 minutos moviéndote, pensé que estabas…..que estabas….muerta- un pequeño destello de tristeza salió de sus ojos mientras agachaba su cabeza. Algo me hizo verlo con otros ojos, la forma en que se preocupó de mí removió algo dentro, si bien no tenía idea de que se trataba esta sensación, me agradó. Intenté sonreír, pero aún me encontraba un poco mareada- No te preocupes, cachorro aún queda Elda para rato- lo dije mientras me tocaba todo el cuerpo para volver a sentirme dentro de él. Nerok tuvo la más extraña reacción, se acercó a mí y me dio un suave lengüetazo y quedé con parte de su baba colgando de la mejilla. -Aghhh bola de pelos, no hagas más eso- le chillé mientras con la manga de mi vestido me limpiaba el camino jugoso que dejó en mi rostro. El esbozó una sonrisa de medio lado y se dio media vuelta. -¡Elda!- sentí correr hacia mi a Brena, venía con los brazos llenos de frutas y semillas que había recolectado quizás dónde. A penas me vio dejó caer todo su cargamento y se dirigió a mí. Me rodeo con sus brazos – ¡Por el Santo Mago!, creí que no volverías a despertar y serías como una clase de bella durmiente o más bien una bruja durmiente, en un hechizo eterno, y tendríamos que esperar a tu príncipe azul para que te diera el beso del amor eterno, entones así tu podrías despertar de tu sueño infinito….. -Ya basta Brena- traté de cortarle toda la inspiración de su meloso cuento de hadas. La chica tenía una gran imaginación. Ella sumergida en sus pensamientos no me escuchó y continuo - ¿Pero de dónde sacaremos un príncipe azul? - llevándose la mano a su cabeza. -Yo les puedo ayudar con eso- interrumpió Nerok. Ambas soltamos una gran carcajada.  ¿Cómo un lobo podría ser mi príncipe azul?. Eso sería una ridiculez o ¿talvez no? -Cómo sea, ¿dónde estamos? - miré el lugar a mi alrededor esperando encontrar alguna respuesta. -Creo que es un especie de bosque- dijo Nerok mientras olfateaba el suelo buscando quien sabe que. -Si, es un bosque de luciérnagas- confesó muy sabionda mi amiga. He leído sobre está clase de bosques en mis libros. -Escúchenme bien- ya iba comenzar con alguna de sus aburridas narraciones, pero como no tenía idea de que iba este lugar, la deje hablar. -A primera vista el lugar parece inofensivo y no muy distante en apariencia a cualquier otro bosque común y silvestre. ¡Pero!...- hizo un gran gesto con sus brazos levantándolos hacia el cielo, fue tan repentino que Nerok y yo dimos un pequeño salto- por las noches todo cambia, las luciérnagas se apoderan del aire, y su luz es tal que pareciera que jamás anochece. Esta simulación del día hace atraer a toda clase de criaturas, algunas más espeluznantes que otras. El lobo y yo nos dimos una mirada cómplice y pude notar como él giraba sus ojos hacia arriba como no creyendo nada de la historia de mi amiga. -Okey…..- mire a Brena – supongo que si todo esto es verdad, nos costará aún más escondernos- dije llegando a una conclusión no muy compleja. Pero aún me quedaban bastantes dudas en mi cabeza. ¿Por qué mi hechizo de "lugar seguro" nos trajo hasta aquí?, ¿Dónde realmente nos encontramos? -Bueno por la posición del sol ya debe ser cerca de mediodía- interrumpió Nerok mirando hacia la gran bola amarilla. Es cierto, recordé que era imposible saber para nosotras la hora del día ni la localización exacta donde nos encontrábamos, esas habilidades estaban bloqueadas como parte de la maldición que recibieron las brujas. Hasta el momento no habíamos visto a nadie más a parte de los lobos y brujas que nos buscaban, ningún otro ser viviente. Quizás todos los cuentos que nos contaron en la escuela y nuestros padres eran verdad, y no existía nadie más que nosotros en el mundo. Eso era un poco decepcionante, yo lo único que quería era conocer más allá, ver a otras personas, razas, especies y nada de eso estaba sucediendo. Podría dejar mi aventura hasta aquí y regresar, se que Brena estaría de acuerdo en volver. Pero la historia ya había tomado otro rumbo, sentía la necesidad de ayudar a Nerok, después de todo era un buen chico y no merecía vivir en ese cuerpo toda la vida. Y de pronto recordé el sueño, o quizás fue una visión. Aún no lo tenía claro. Creo que esas fueron pistas, para llegar a algo más grande. 
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