Las horas estaban avanzando y no teníamos ningún plan. Sólo nos limitamos a devorar lo que Brena pudo conseguir y beber agua de las botellas que cargábamos.
-Creo que debemos comenzar a caminar- sugerí mientras mascaba un trozo de mi manzana.
-Estoy de acuerdo, este bosque debe tener alguna salida- acotó Brena.
- ¿Y sus escobas voladoras?, podríamos usarlas para viajar más rápido- dijo sonriendo Nerok y como si su idea hubiese sido la mejor del mundo. Pero no, no lo era.
-No tenemos- dijo Brena media avergonzada.
-Las escobas voladoras son sólo para las brujas guardianas, ¿para que podríamos usarlas nosotras dentro de una cueva? - traté de señalarle lo obvio.
Nerok volvió a rodar sus ojos, eso ya me comenzaba a molestar.
-Brujas de pacotilla- le oí susurrar mientras comenzaba a alejarse de nosotras.
Para su mala suerte lo oí y estoy segura de lo que oí. Y esa frase hizo hervir mi sangre. Nadie me llamaría a mí “de pacotilla”.
-Devuélvete bola de pelos, ¿Qué me dijiste? - lo encaré con mi rostro completamente rojo.
-Lo que oíste N-I-Ñ-A- se atrevió a decir delante de mí y sin una sola mueca en su cara.
-Me las vas a pagar hediondo saco de pulgas- me arremangué mi largo vestido y sin pensarlo me abalancé sobre él para apretarle el cuello. Mi intención no era matarlo, pero sí que pagara por lo que dijo.
El con un sigiloso movimiento me esquivó y caí de bruces sobre la tierra que cubría el suelo del bosque.
Me senté como pude, limpié mi rostro y mi pelo el cual estaba lleno de pequeñas hojas secas. Sentí como una lágrima solitaria rodó por mi mejilla, y era de pura rabia.
-Si no fuera por tu estúpida maldición no estaríamos hoy aquí- le grite llorando como una niña pequeña en medio de un berrinche.
Debo decir que ese fue mi momento más vergonzoso, las dudas y la incertidumbre me habían sobrepasado y ya no sabía que más hacer.
Brena me miró con lástima y se acercó a mi para ayudar a ponerme de pie.
Nerok me miraba atónito ante tal espectáculo, noté que sintió un poco de culpa y cuando se decidió al fin a abrir la boca, algo lo interrumpió. Un movimiento de ramas y hojas. Alguien se estaba acercando a nosotros.
De inmediato los tres nos reunimos al centro, o lo que nosotros definimos como centro, tocando nuestras espaldas. Nosotras empuñamos nuestras varitas como armas. Nerok por su parte se agazapó y se puso en guardia, mostrando cada uno de sus filosos dientes. Al mirarlo me intimidó, pero por suerte él estaba de nuestro lado.
De entre las hierbas apareció un pequeño zorro y se topó de frente con nuestro improvisado círculo; intimidado ante nuestra presencia el animal comenzó a retroceder, pero siempre manteniendo la vista fija en nosotros. Mantuvimos el silencio y observamos sus movimientos con detención. Sus pequeñas patas chocaron con lo que parecía una gran roca.
-Ahí estás, ¿Dónde te habías metido? - mi corazón saltó ante la voz profunda que acababa de escuchar. Mire a mis compañeros y ellos a mí. Pensé que si nos manteníamos así podríamos pasar desapercibidos. Por suerte eso no fue difícil ya que el miedo nos dejó paralizados.
-Ocupa tu magia- escucho susurrar a Nerok y siento como su mirada se clava en mí.
Le pego un codazo para que se calle – no puedo, tengo que decirla en voz alta – termino poniendo mi mano en su hocico para que no gesticule más. El automáticamente rueda sus ojos. Y yo le tiro una mirada amenazante.
-Ven sube a mi hombro y cuéntame- otra vez la voz grave. Y de pronto el animal escala lo que parecía ser una roca. Pero no, no estaba ni cerca de ser una roca.
Era una Guark de los bosques. Algo parecido a un ogro, pero más alto e igual de espeluznante. Sólo los había visto en una clase de mitología en la escuela de brujería. Siempre andan solos, de echo viven solos, es más no tienen amigos ni familia. Que triste. Sentí lástima por él. Yo tenía amigos. Aunque a veces me apesten ellos eran mi familia.
Volviendo al Guark, se les conoce por su mal oído y visión y que decir de su inteligencia, son bastante tontos. Sin embargo, su olfato es agudísimo, podrían oler comida a kilómetros de él. Y además, por si fuera poco tienen un plus: poseen una fuerza descomunal. El libro de clases contaba que una vez un solo Guark movió una montaña entera sin ayuda, y apenas se despeinó. Eso fue realmente impresionante.
- ¿Dices que tenemos compañía? - Zorro estúpido nos delató. Trago un poco de saliva y rezo para que no venga a nosotros. Al parecer no soy la más escuchada allá arriba, porque el Guark vino directamente a nosotros.
El piso retumbó con cada paso que dio, y la hierba sucumbió ante su caminar. Nosotros nos apretamos aún más en nuestro círculo. Y cuando se para frente a nosotros ocurre algo no muy extraño dada las características de su especie. Él, no nos ve. A pesar de que quedamos justo debajo de sus piernas, fue incapaz de vernos.
Pero como era de esperarse de inmediato comienza a olfatear, abre sus asquerosas fosas nasales y aletea sus narinas. Inhalando profundamente el aire que está alrededor nuestro.
-Mmmm…….es una bruja….. ¡No! son dos brujas – impresionante.
Continúa olfateando, moviendo su gruesa nariz de arriba abajo – Y……también hay un animal apestoso – inmediatamente pone sus dedos índice y pulgar alrededor de su nariz formando una pinza- ¡Diantres! Si que huele mal.
No puedo evitar mirar a Nerok y comenzar a reír. Él se sienta enfadado, baja sus hombros y pone su cola entremedio de sus piernas, no logro dilucidar si tiene vergüenza o ira. Cubro mi boca para evitar reír aún más fuerte ante su actitud infantil.
- ¡Ahh! y una es una bruja muy altanera y soberbia, y sí que tiene tesón – Lleva su mano derecha hacia su mentón -…. Pero de buen corazón – termina la rima con una sonrisa en su rostro.
Yo de inmediato frunzo el ceño y lo miro de reojo. Estúpido Guark. Ahora el que ríe es Nerok. Y ya no me está gustando nada está broma.
Le hago un gesto a Brena para que juntemos nuestras varitas en el centro, y así desaparecer. Cuando de la nada escuchamos hablar una vez más al gigantón.
-¡Esperen!, sé que van a huir. Y antes de que lo hagan les tengo una humilde petición- junta sus manos delante de su cuerpo - ¿Podrían acompañarme tan solo un día? - dice de forma lastimosa – no he hablado con nadie en 50 años y me siento muy solo. Mi única compañía es este zorrito- apuntando al animal en su hombro.
-¡No!- digo de inmediato en voz baja pero audible en nuestro grupo, especialmente me dirijo a Brena y a su corazón de abuelita. Cruzo los brazos delante de mi pecho y muevo la cabeza de un lado para otro – No- vuelvo a repetir.
Ella de inmediato se gira hacia mí y me muestra sus ojos apenados y un puchero en sus labios – Pero Elda, míralo está tan solito- hace un puchero aún más pronunciado a modo de súplica.
-¡No Brena! podría ser peligro- chilló en voz más alta.
Nerok sólo se limita a observar nuestra pelea.
En medio de nuestra discusión el Guark vuelve a hablar, interrumpiéndonos- Hey tu Bruja; ¿Conoces a la guía espiritual? - dice de forma inesperada. La frase llama mi atención y se viene de inmediato el sueño a mi mente. “Nuestra guía espiritual te ha invocado”. Siento un escalofrío recorrer mi espalda, y me pongo muy tensa.
Miro a Brena, y luego miro a Nerok, no sé bien lo que voy a decir y probablemente me tilden de loca, pero de todos modos todos estamos algo locos ¿no?.
Mi intuición me dice que algo iba a sacar de este encuentro y comienzo a hablar hacia arriba – Estimado grandulón, nos honra tu petición. Quizás podríamos ser de buena compañía para ti por un día. U-N-O.- levanto un dedo de mi mano en alto. Se que no lo ve, pero aun así me hace sentir segura hacerlo de esa forma.
- ¿En qué estás pensado, bruja loca? - me dice Nerok. Sinceramente no sé en qué estaba pensando, pero lo que ha dicho el Guark me ha intrigado, sé que sabe algo que yo no. Y no me tardaré en averiguarlo.
-Él vive aquí por lo tanto podría ser de ayuda para poder salir de este bosque- dije lo primero que se me ocurrió y que tuviese sentido. Me pareció bastante convincente.
El lobo un poco incrédulo finalmente me dice -Está bien, supongo que algo de razón tienes, pero si él intenta algo más no dudaré en clavarle mis colmillos en su cuello- me muestra su sonrisa afilada para que no tuviese duda de su palabra. Yo asiento con mi cabeza.
Mientras tanto Brena, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba presentándose al Guark, como si se tratáse de algún familiar muy lejano que vino a visitarnos.
-Hola señor; yo soy Brena y ella es Elda y él Nerok- apuntando a cada uno de nosotros por separado.
-Hola jovencita yo soy Elmer y éste es mi amigo Blen- refiriéndose al pequeño zorro. Éste bajó girando alrededor del Guark, tal cual lo hacen las ardillas de un árbol, y se acercó a nosotros. De inmediato nos huele y al parecer nos aprueba ya que en dos segundos Brena lo tiene de espaldas acariciándole la barriga.
- Le agradan- dice el gigante.
En mi mente ronda varias preguntas ¿Por qué él sabe sobre la Guía espiritual?, ¿Acaso hay alguien más que conoce mis sueños?.