Le abro la puerta del auto y me doy la vuelta para subir, mientras le murmuro a James que se de una vuelta larga, antes de llegar al bar, por lo que se ríe con picardía. Me subo al auto y su aroma a vainilla y coco inundan mis fosas nasales. Me siento de lado, mirando hacia ella, para observarla con detenimiento, paso mi brazo por el respaldo, por lo que me mira con curiosidad y la cara llena de risa. —Hoy no te ves nada mal, pero me quedo con tu versión al natural. —confiesa, y no puedo no soltar una carcajada, lo que la hace reír. —Entonces, cada vez que nos veamos, será así. —asevero y ella sonríe— Si sigues así, me la voy a creer. —Tuerzo una sonrisa bajo su atenta mirada. —De verdad que no te imaginaba así. —comenta y tiene toda mi atención. —¿Y cómo me imaginabas, Anahí? —