Le quito la alarma al auto y le abro la puerta, mientras se ríe sin parar. Apenas me subo, se abalanza sobre mí y me besa apasionadamente, mientras intento encender el auto, se acomoda en su asiento y se pone el cinturón de seguridad, por lo que hago lo mismo. Mientras conduzco, Anahí se encarga de generarme más ansiedad, entre sus miradas cargadas de deseo, sus besos en cada semáforo y esas traviesas manos, que me acarician la pierna hasta llegar a la ingle. Su risa traviesa me divierte y me excita a la vez, por lo que acelero la marcha, ya que el camino se me hace eterno. Un par de cuadras más y entro al estacionamiento de uno de los departamentos que tengo en el centro de la ciudad, ya que me quedan más cerca de Smart-Co. Aparco y la ayudo a bajar, mientras se vuelve a abalanzar sob