Observo a Allan encender los flashes, algo así como unos paraguas plateados, instalar un trípode y hacer algunas capturas. —Ya, Matías, ¿Estás listo? —pregunta, y me quito la bata que había dejado para que me pusiera— Oye, nunca me había tocado fotografiar a alguien como tú. —dice cuando me quito la bata, por lo que lo miro raro. —¿A qué te refieres? —pregunto, un poco cohibido. —Que tienes un cuerpo bastante trabajado. —contesta sonriente— No lo tomes a mal, sólo sé apreciar un buen cuerpo. —agrega, lo que me da un poco más de confianza. —Bueno, gracias. De algo que sirva hacer ejercicio por las tardes. —bromeo, y asiente, tomándome algunas fotos desprevenido. —Y la cámara te ama. —Me hace un ademán para que vea las fotografías que ya me ha tomado, y en realidad me veo bastante bi