- Cerdo- escupió Sasha con amargura, imaginando que si un chico intentaba eso con ella, cambiaría su rostro incluso si volaba su tapadera. No había forma de que ella tolerara que un hombre la tratara como su juguete personal. Arlet sintió sus uñas clavarse en su pecho un poco más profundo en su ira pero por alguna razón el leve dolor solo trajo otro placentero destello de calor. - De acuerdo- dijo, de alguna manera logrando contener el aliento cuando sus pechos apenas vestidos presionaron contra sus hombros, sintiendo el calor de su cuerpo incluso a través de la gruesa camisa de manga larga que llevaba- Pero si ya se fue de la ciudad, entonces ya no es una amenaza. Solo quiero ver si puedo establecer si estaba cerca cuando desapareció la última chica - Buen plan- dijo Sasha, su aliento