La respiración de Sasha se detuvo al pensar en la voz áspera de la lujuria de Arlet pronunciando su nombre. Si él la tocaba así, no tenía ninguna duda de que la dominaría y tomaría la iniciativa, dejando que su experiencia y habilidad superiores se hicieran cargo. Tentativamente, dejó que su dedo se deslizara hacia su clítoris hinchado que estaba llamando la atención. Pasó el dedo por la perla resbaladiza de forma experimental y fue recompensada con un ardiente destello de placer que recorrió su espina dorsal que casi le dejó sin aliento. Repitió la acción y dejó escapar un gemido cuando todas sus terminaciones nerviosas se encendieron por el simple toque. Su clítoris estaba caliente e inflamado bajo las yemas de sus dedos, y cada toque resultaba en deliciosas sensaciones en todo su cuerp