Después de unas horas en la oficina me llama Sandra otra vez para decirme que la empresa Autos-let insiste en reunirse con nosotros. ¿Cuál es la insistencia de Ángel?
—Diles que tus jefes no están ahora. No sé, inventa algo, pero no le des cita.
—Está bien señora — cuelgo y me voy a casa para cenar con mi padre. Hoy les voy a decir que Ángel y yo nos separamos, espero que no arme un escándalo.
Cuando llego me recibe Bella, mi ahijada de tres años, lo más hermoso que tiene esta casa. Es rubia de ojos azules, muy tremenda y parece mentira, pero también es ahijada de Ángel. Una ocurrencia de mi prima por más que le dije que no iba a aceptar, sin embargo, cuando se lo propuso él acepto sin pensarlo dos veces.
—Madrina — sale corriendo a mis brazos — mira mi vestido nuevo, es bello, ¿verdad?, me lo puse para ti y mi padrino.
—Estás muy hermosa, pareces una princesa, pero el padrino no viene hoy.
—Pero mami dijo que había llegado de viaje — pone su cara haciendo pucheros, se ve tan tierna, no sé cómo es que Ángel le robó el corazón a esta muñeca.
—Vamos a hacer algo, te tomamos unas fotos y se la mandamos para que vea lo hermosa que te ves.
—¡Sí! — se baja de mis brazos saltando.
Aparece mi prima, Vanessa, con toda la elegancia que la caracteriza, no parece que tuviera una hija de casi cuatro años.
—Cada día está más inteligente y hermosa — le digo mientras la saludo.
—Ojalá haya heredado tu inteligencia porque la mía y la del padre no es tan alta como la de sus padrinos. ¿Dónde está? Sé que ya volvió.
—No va a venir hoy, ni más nunca — me mira asombrada y vemos a mi papá bajando de las escaleras.
—Hija, llegas temprano — me acerco y le doy un beso. Puede ser machista y todo, pero lo amo, es mi padre el único que tengo.
—Si es que tengo una reunión más tarde, pero no quería dejar de venir. Además, necesito hablar contigo.
—Claro, pasemos al despacho, pero antes, dame un buen abrazo.
—No es necesario papá, mejor cuéntame cómo te fue en Punta Cana — papá se fue de viaje el mes pasado y llegó hace una semana, pero no habíamos podido hablar.
—Muy bien, hija es un lugar muy colorido y la gente ni se diga. Te traje unos presentes, tu tía quería traerte toda la tienda.
—No lo dudo — me río.
—No era toda la tienda, pero habían cosas hermosas y se verían preciosas en ti — entra al recibidor, la abrazo y me da un beso.
—Me alegra que se hayan divertido.
—¿Tu hija, que has hecho en nuestra ausencia? — trabajar, levantar mi empresa, crear un sistema de seguridad y una plataforma de comunicación, un desfile de modas, divorciarme…
—Nada, tía en lo mismo de siempre, trabajando.
—Deberías viajar, eres muy joven para estar encerrada en la empresa — dice papá, para él es mejor verme en cualquier parte menos en la empresa.
—Me gusta trabajar, papá.
—No lo dudo, ¿tu esposo? ¿dónde anda? — miro a Vanessa.
—No sé papá, debe estar en la casa, en una reunión o con... — Elisa — no sé.
—¿Pero va a venir o nos tienes que contar algo? — dice mi tía sentándose, pidiendo unos aperitivos antes de la cena.
—Creo que ya has estado en el club — le menciono porque mi suegra y cuñadita se la pasan todo el día ahí metidas, chismeando y criticando a todo el mundo.
—Hija... — mi papá me mira — ¿tienes algo que contar? — esperaba que fuera después de la comida, pero creo que no va a hacer así.
—La verdad si, debo decirles algo. Ángel y yo decidimos divorciarnos y antes de que empieces con un escándalo — me dirijo a mi papá — él sigue siendo parte de la empresa, pero me dejó la presidencia — mi tía, Vanessa y mi papá se ve entre sí sin decir nada.
—¿Las otras propiedades? — pregunta mi papá.
—La casa es de él y la propiedad de la playa es mía. Le dejé sus carros, incluso los que me regaló, las acciones siguen siendo mías y las de él, suyas.
—Mm, ¿no reclamaste nada de sus nuevas propiedades? — me quedo callada porque no sé si se refiere a la empresa que monto o a otra cosa.
—¿A qué te refieres?
—Hablo de sus empresas Autos-let y las que tiene afuera — lo miro sorprendida, no tenía idea que papá supiera — no me digas que no sabías por qué no te creería.
—No sabía, que tú sabías.
—Es una empresa nueva de autos, con grandes ideas y creciendo de manera rápida a nivel nacional e internacional, que no es fácil de llegar. Además tiene contactos como los nuestros. Solo hay que indagar con las personas adecuadas y ya se sabe, así como tú lo supiste.
—No, papá. No reclame nada de esa empresa, no me interesa y no insistas.
—¿Por qué no te dio la empresa?, ya no necesita estar ahí.
—¿No te molesta que tenga una empresa?
—¿Por qué me molestaría? Ángel es un hombre inteligente, con buenas ideas y proyectos, visión, era de esperarse que montará su empresa; gracias a Dios no salió a su padre.
—Ni a su madre — completa mi tía.
—¿Así que te dejo la presidencia? — me dice, seguro viene con el sermón de que una mujer no puede manejar un negocio como esté. Afirmo — Bien, por lo menos fue sensato, se había tardado mucho ese matrimonio.
—Espera, ¿no estás molesto? No gritas, no sales con que es un trabajo de hombre y no de mujeres…
—Hija, es nuestra empresa. Ha pasado de generación en generación, tarde o temprano estaría en tus manos. Lo único que me molesta es que esta decisión debió tomarse hace mucho tiempo.
—Ya va, me casé con él porque tú dijiste que un hombre debía manejar los negocios de esta familia. Me obligaste a casarme con él por tu sociedad con su padre, que aún no entiendo porque siquiera se soportan, y ahora me dices que no te molesta que yo la maneje.
—Sofía, has estado manejando la empresa desde que se fusionó. Si no creyera que fueras capaz, no hubiera puesto la cláusula de que fueras socia con los mismos derechos y deberes que Ángel. Además, eres un genio, ¿quién mejor para manejar la empresa? — Estoy en shock, no puedo creer lo que escucho. —Y que quedé algo claro, yo no te obligué a casarte.
—¡¿Cómo qué no?!
—No. Yo te dije que iba a ser un negocio con la familia Leffmans y que su padre impuso como condición que tú te cases con su hijo. Te pregunté si querías y me consultaste qué opinaba él. Te dije que no estaba de acuerdo, luego no hablamos del tema y un mes después te dije que cambio de opinión y estuviste de acuerdo.
—Pero lo nombraste presidente de las empresas porque era mejor que yo.
—No. Lo nombré presidente porque fue la única condición que él puso y yo decidí que tú también tuvieras las mismas condiciones que él, para que nunca estuvieras por debajo. Pero tú sola quisiste casarte. Él pidió ser el presidente.
—¿Me estás diciendo que he pasado toda mi vida pensando que querías un varón porque creías que una mujer no era capaz de manejar una empresa como esta, cuando en realidad crees que soy capaz de manejarla?
—¿De dónde sacaste esa idea?
Mi tía me mira sin entender, al igual que mi papá.
—Cariño, eres mi única hija, el ser más importante en mi vida. No seré un gran padre que te llenaba de mimos y amor, pero eres mi mayor orgullo, lo más preciado que me dejó tu madre, mi heredera. Te di los mejores estudios porque ese cerebro siempre estuvo cien veces más avanzado que el de todos. ¿Cómo no te iba a dejar mi empresa?
—Si fue así entonces, ¿por qué casarme con Ángel?
—Porque estabas enamorada de ese joven, te brillaban los ojos cuando hablabas de él. Creí que te haría feliz, pero es evidente que no fue así, sino todo lo contrario. Si por mí hubiera sido, te hubieras divorciado al mes de casada.
—No te entiendo papá, me dejas fuera de lugar. ¿Me casaste porque estaba enamorada?
—Yo te he dado todo lo que me has pedido y lo que no también. Sé dé tú ganas de hacer todo tu sola, así te hice, independiente; pero mi deber es complacerte. Me di cuenta de que estabas enamorada de este joven, lo investigue, era un buen partido, aunque su familia sea otra cosa. Les vi futuro, por eso quise ayudar a su familia, lo que no sabía era que su padre lo ofrecería y él aceptaría.
—Ósea ¿qué fue su padre él que pidió el matrimonio, no tú?
—Jamás te pondría en esa posición. Por eso te pregunté si querías casarte con él, si estabas segura. Si no lo estabas, suspendíamos todo, pero...
—Yo quise. Lo sé — ahora todo empieza a verse más claro — He creído otra cosa durante todo este tiempo.
—Ya veo, bueno, menos mal se acabó ese matrimonio. — dice mi tía — así podrás seguir con tu vida y casarte con un hombre que te ame y te haga feliz.
—Sí, ya era hora. Por cierto, si Ángel es la competencia ¿cómo manejaran eso? porque no estoy cómodo con ello.
—No te preocupes por eso, papá. Ya me hice cargo de ello. Aunque no creo que vaya a hacer algo que nos perjudique, también es su empresa.
—Sí, pero nunca te puedes confiar. Ángel ha logrado muchas cosas, se casó contigo con un propósito. Pensé que estaba enamorado de ti y no que estaban juntos porque su familia estaba limitada, a pesar de tener un gran imperio. Pero me equivoqué y ahora que ha conseguido todo, te deja. ¿Fue él quien te pidió el divorcio, verdad?
—Si fue él, pero yo estuve de acuerdo, este matrimonio debía acabar.
—¿Ahora que consiguió todo porque no arruinaría a la empresa?, su familia nos odia y él, aunque es muy cordial, no deja de ser el hombre que se casó contigo por interés.
—Su padre lo obligó, papá. Pensamos que todo esto, era tu idea. Él tenía una novia, se iba a casar con ella, pero... El punto es que si por él hubiera sido, no se habría casado."
—Lo defiendes después de tantos años — mi tía me mira —aún lo amas.
—Tía, eso no tiene nada que ver, soy realista. Sé que se casó conmigo para conseguir todo lo que tiene ahora, pero sé que su padre lo obligó ¿Cómo? no sé, pero fueron varias cosas lo que lo llevaron aceptar. Igual no soy tonta, protegeré nuestro legado familiar —aunque tengo mi propia empresa y mis negocios, los autos son el legado familiar de años, no lo voy a perder.
—Confió en ti — dice papá —hija, no quiero a Ángel aquí. Si ya su matrimonio termino, el contrato finalizo, así que si puedes mantenerte alejada de él y de su familia sería lo mejor — lo sé, aunque aún duele.
—Esa es la idea papá. Seguro se va dentro de unos días al extranjero y no lo veremos más. Bueno, solo en las reuniones. ¿Te puedo preguntar algo?
—Claro reina.
—¿Quién más sabe que Ángel es dueño de Autos-Let?
—No sé hija, él se ha cuidado muy bien para que nadie se entere. Hasta a mí me costó saber que él era el dueño, pero soy un zorro viejo, en este negocio hay gente que aún me debe favores.
—Podríamos no decirle a nadie — miro a mi papá, mi tía y a Vanessa que se ha mantenido callada durante todo este tiempo y prosigo —no quiero que después ande diciendo que nuestra familia anda divulgando sus secretos.
—Por mí no hay problema, pero tarde o temprano la gente y su familia lo sabrá — expresa mi papá, miro a mis tías.
—Por mí ni te preocupes ¿a quién se lo diría?. Yo escucho los chismes, pero no los divulgó — me río de sus ocurrencias.
—Yo tampoco diré nada — dice Vanessa —pero debo admitir que me da pena que te divorcies, pensé que se enamorarían.
—No fue así, ahora toca avanzar y Ángel ya es otro capítulo cerrado en la vida — le digo con toda la tristeza de mí alma.
—Ya vamos a comer antes de que se pongan melancólicas y me depriman — se incorpora papá mientras va al comedor seguido de mi tía.
Yo me quedo pensando en todo lo que me acabo de enterar, en lo ingenua y tonta que he sido y pensado. ¿Qué habrá sido eso que el señor Leffmans hizo para obligar a Ángel a aceptar el matrimonio?, aunque él haya tenido sus propias razones.
Ángel, ¿cómo pude enamorarme de ti?, ¿por qué tengo que amarte cuando tú me desprecias por algo que no hice?, ¿cómo no te das cuenta de la clase de arpía que está a tu lado?