Salí corriendo del departamento de Sofía, si me quedaba un minuto más mandaría todo al diablo. Lo sabía, yo sabía que en el momento que probará sus labios y que la sintiera, no iba a ser capaz de resistirme. Cinco años aguante sin besarla, sin tocarla, recordando cada minuto lo ocurrido con mi bebé, su engaño, lo que hizo con su padre. La veía, la trataba mal, discutía, la ignoraba, todo con el propósito de mantener la distancia porque debería odiarla. Sin embargo, desde que la vi salir con su toalla envuelta alrededor de su cuerpo y el cabello mojado, no he podido resistirme. —¿Por qué diablos no puedo odiarla? Mató a mi bebé, me tendió una trampa y engañó a todos. ¿Cómo puedo desearla? ¿Cómo puede importarme? Sigo pensando en ese beso, la calidez de su cuerpo, sus manos en mí, su olor