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Llegó a casa y como es de esperarse, mi madre y mi hermana me esperan con sus quejas continúas sobre Sofía y el club. —¿Sabes lo que me dijo?, que si no fuera por ella no estaríamos en el club, que supiera cuál es mi lugar. —Si hermano también dijo que si ella quería nos sacaban de ahí. —Ángel, ¿no vas a decir nada? Sofía, insulto a tu madre, a tu hermana y a la pobre Elisa — me regaña como si fuera un niño. —Sí, le dijo que no se sabía comportar y que eso de ser la señora Leffmans tiene que verlo porque ella aún es tu esposa — completa de decir mi hermana. —¡Ángel, te estamos hablando y no dices nada! — ¿Qué quieres que te diga, madre? Sofía tiene razón — me miran con los ojos tan abiertos que parecen que se les van a salir — no me miren así. Tienen una membresía en ese club porque