Los dientes blancos de Alexy no paraban de asomarse a través de su enorme sonrisa, mientras yo me encogía con cada paso que daba Máximo para acortar la distancia hacia nosotros.
-Señorita Al Saud- su voz pastosa sacudió mis interiores… ¿Qué hacía él aquí?
Además de sentir el peso del saludo de mi profesor, sentí el de la mirada punzante de mi amiga. Su boca estaba entre abierta, y probablemente se estaba preguntado de dónde conocía yo a ese bombón.
-Profesor Petrova- respondí, aclarando las dudas de todos los allí presentes.
Me encogí de hombros y por primera vez en mi vida deseé que un hoyo se abriera en medio de la discoteca para arrojarme de cabeza dentro de él.
Chris fue el que rompió el incómodo silencio.
-Rose ¿eres su alumna?
¿No parecía obvio?
Alexy brincaba sus ojos con curiosidad entre cada uno de nosotros, y yo me preguntaba ¿cómo había logrado mantener la boca cerrada por tanto tiempo?
-S-si…- tartamudeé con miedo de dar más información que más tarde pudiese ser usada en mi contra, sobre todo por mi filosa amiga.
-La señorita Al Saud, es alumna en el Doctorado de Economía de NYU- dijo mirándome fijamente, su semblante me seguía presionando hacia el piso, y mis piernas de gelatina amenazaban con ceder en cualquier momento.
-¡Que bien!, ahora somos todos conocidos- Chris achinó sus ojos verdes empujados por una gran sonrisa.
Mi amiga seguía mirándome fijamente, pero a ese intimidante gesto se sumó un crucé de brazos sobre su pecho…estaba en problemas.
Empiné mi botellín de cerveza de forma nerviosa, y desvié mis ojos hacia algún punto infinito, tragué con fuerza el licor porque necesitaba pasar el nudo de mi garganta con algo. Pero gracias al cielo mi profesor se volteó hacia la pista dejándonos un momento de respiro.
El codazo veloz de mi amiga se introdujo justo entre mis costillas - ¿Por qué no me habías dicho que tenías un profesor tan guapo? – y por primera vez en su vida usó un susurró para dirigirse a mí.
-¿Lo olvidé?...- y más que una excusa sonó como una súplica.
-Me las vas a pagar Rose Al Saud- entrecerró sus ojos -… Pero bueno, ahora déjamelo a mí- la morena me guiño un ojo y se acomodó el vestido para comenzar a avanzar hacia Máximo, lo sabía ella iba tras su presa.
-Alexy no…- de mi boca salió un hilo de voz que fue acallado por la música retumbante de la discoteca.
-¿Bailemos?- la petición de Chris me tomó por sorpresa, sin poder responder fui arrastrada a la pista de baile, mientras nos abríamos paso entre la multitud no pude evitar voltear para mirar a mi amiga y a mi profesor.
El se mantenía con sus brazos cruzados, mientras ella hablaba y movía sus brazos para llamar su atención…la escena me recordó a un pavo real tratando de conquistar a su hembra.
La vista de Chris estaba puesta en mí, a la espera de los movimientos que mi cuerpo le pudiera ofrecer, miré a mi alrededor y me sentí tan fuera de lugar que tuve que hacer mi mayor esfuerzo para poder destensar mi oxidada cadera.
Chris era un buen bailarín y por creces me superaba a mí y a muchos otros, con sus dotes. Las chicas se quedaban mirándolo, no era fácil encontrar a un hombre tan suelto en la pista, además llamaba la atención por lo guapo que era, sin duda, tenía un carisma único.
Luego de la primera canción, volví a voltear hacia el único lugar que realmente me importaba de aquella discoteca.
Me sorprendí a percatarme de que ya ningún conocido habitaba en aquel espacio. No había rastro de Alexy ni de Máximo.
Y por un segundo comencé a inventarme ideas en mi cabeza, ideas que me estaba sofocando… ¿él se había ido con ella?, talvez Alexy había logrado conquistarlo o al menos llamar tanto su atención para que él se fijara en ella.
Las suposiciones comenzaron a sofocarme, no quería admitir que el único sentimiento que inundaba mi cuerpo era…celos.
-¿Pasa algo?- la voz dulce de Chris me distrajo
-Eh…no, no…Debo ir al baño- me excusé y me fui prácticamente corriendo hacia los lavados.
Atravesé la mitad de la discoteca en busca de un refugio, los golpes y codazos de la gente no me importaron, necesitaba huir rápido de ahí.
Pero de pronto una mano firme sujetó mi brazo.
-¿Estas bien?- el mundo se paralizó
Lo miré directo a los ojos, esos ojos profundos que me intimidan enormemente.
-Si…si- dije tratando de sonar neutra
-Ven vamos, salgamos
Tomó firme mi mano para guiarme en el camino, llevé la vista directamente donde nuestra piel se unía y una corriente eléctrica me hizo tiritar, el estómago se me volteó y mis manos temblaron.
- ¿Tienes frío? - preguntó sin siquiera voltear.
No respondí.
Salimos a la terraza que estaba en la segunda planta, el aire helado me golpeó directo en el rostro y me estremecí otra vez.
Máximo me miró de reojo y comenzó a sacarse su abrigo.
-Ten, toma- me lo colocó con suavidad sobre mis hombros.
Seguí sin poder hablar, las palabras se me atascaron en la garganta y como una adolescente asustada no fui capaz de reproducir ningún sonido.
Él se quedó mirando hacia el horizonte, y gracias a eso fui capaz de examinarlo aún con más profundidad, sus facciones eran duras y muy varoniles, la comisura de sus labios se marcaba dejando ver el vestigio de unos pequeños hoyuelos, que seguramente se manifestarían cuando él sonriera, si es que alguna vez lo hacía.
-¿Quieres ir a casa?
Mis ojos se abrieron y su pregunta comenzó a vagar por mi cabeza, sin duda estaba incómoda la multitud y la música fuerte me sacaban de lugar, pero puse en la balanza otra cosa aún más importante… ¿Dónde estaba Alexy?
-Mi amiga…
-No te preocupes ya se fue, yo mismo le pedí un taxi
Mi pulso bajó a mis talones, y me di cuenta que estaba completamente sola con él.
-Profesor, no creo que yo deba…
-No te confundas Rose, te pediré un taxi
Me sentí completamente avergonzada, mi rostro se puso rojo y solo atiné a bajar mi vista y jugar con mis dedos inquietos.
“Toda la seguridad que poseía Rose Al Saud se venía al piso cuando trataba con su profesor, y jamás imaginó que un hombre podría hacerla temblar de esa manera. Se sentía a la deriva, y con ningún borde al cual aferrarse.
Tener al frente a Máximo Petrova era lo más intimidante del mundo para ella.
Queridos lectores, recuerden que esta historia no seguirá aquí. La llevé a otra plataforma llamada f***o.
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Cariños!