El pasillo estaba frío y oscuro, Rose miró para ambos lados mientras era arrastrada por la mano de su profesor, no podía dejar de pensar en lo mucho que ese camino se asemejaba a la cueva del lobo, al principio le había parecido gracioso, pero ahora que estaba cada vez más cerca del destino final, ya no tenían ningún chiste estar caminado por allí. Petrova llegó al departamento y estiró su mano hacia el lector de huella, y la puerta luego de un pequeño pitido, se abrió. Pasar a través del umbral, le pareció como entrar a una dimensión desconocida. La sala estaba iluminada, tanto que tuve que entrecerrar los ojos para poder mirar mejor. El ambiente era cálido muy diferente al de aquel pasillo que acaba de atravesar. Petrova seguía sin soltar su mano, y la hizo avanzar hasta la sala, all