Rose preocupada por su tía, e intentando olvidar el plantón que le dio a su profesor, le ofreció una taza de té, a lo que la mujer aceptó gustosa. Deva bebió un sorbo largo de la taza y al fin pudo calmarse. -Disculpa cariño, parezco una niña- dijo avergonzada Deva Rose la miró con ternura y le sonrió. -No te preocupes tía- respondió. -¿Me vas a decir que es lo que pasa?- preguntó con curiosidad, mientras dejaba la taza de su tía en la mesa de centro. -Se trata de John y Ume… Rose la miró curiosa, sin embargo, algo intuía de lo que Deva le quería decir. Se acomodó en el sofá, muy cerquita a Deva y la quedó mirando en silencio. Deva suspiró hondo y se aclaró la garganta. -Bien…creo es hora de decir la verdad. Los ojos de Rose se abrieron como dos platos, y por un segundo logró ol