Capítulo 4. Daniela Franco Alegre y encantadora.
Mientras Daniela se instalaba en su nuevo escritorio, una supervisora, Carmen, se acercó a ella para darle la bienvenida.
-- Hola, Verónica. Soy Carmen, tu supervisora. Bienvenida a la empresa – le dijo Carmen con una sonrisa cálida, y Daniela se sonrojo al oírla,
-- Debe haber un error, mi nombre es Daniela. Daniela Franco – le aclara y piensa que Verónica debió olvidar cambiar los datos al momento de confirmar la asistencia, pero Carmen mira su registro y observa la anotación, luego sonríe avergonzada, en realidad no le importaba si su nombre era Verónica o Daniela, lo único que le importaba era que durará el tiempo que Carla no estuviera en la empresa, ya que de no ser así, ella misma tendría que trabajar directamente con Maximiliano Rossell y eso era algo que no podría aguantar, así que solo asintió, pasando el error por alto.
-- Disculpa debió pasarse por alto. Señorita Franco, este será tu escritorio y trabajaras directamente con el CEO Maximiliano Rossel. Si necesitas algo, no dudes en decírmelo. Sé que los primeros días pueden ser un poco abrumadores, pero estoy segura de que te adaptarás rápidamente – le dice y intentando mantenerse tranquila mientras observa la puerta de la oficina del jefe esperando que no se abriera en ese momento.
-- Gracias, Carmen. Por favor, llámame Daniela – le respondió ella, devolviéndole la sonrisa con amabilidad mientras sus ojos siguieron los de la supervisora,
-- Esa es la oficina del señor Rossell, ahora se encuentra ocupado. Pero cuando salga él mismo se presentará – le indica,
-- Agradezco mucho tu apoyo, Carmen. Estoy emocionada por empezar y conocer a todos – respondió Dala con entusiasmo. Aunque se quedó con las últimas palabras para ella misma, porque Carmen ya había salido de ahí.
Después de organizar sus cosas, Daniela decidió familiarizarse con la oficina, era temprano y su jefe no había salido todavía. Mientras caminaba por los pasillos, notó el ambiente tenso y las caras preocupadas de sus compañeros de trabajo, se comenzó a preguntar qué podría estar causando tanta ansiedad, fue entonces cuando un joven se le acercó a ella.
-- Hola, ¿tú debes ser la nueva secretaria? – le preguntó Javier, extendiendo su mano,
-- Sí, mi nombre es Daniela – se presentó ella y miró el gafete que él tenia en su pecho donde decía su nombre y el departamento donde trabajaba.
-- Encantado, Daniela. Si necesitas ayuda con algo, no dudes en preguntarme, esta oficina puede ser un poco intimidante al principio – le comenta él con una sonrisa.
-- Gracias, Javier. De hecho, estaba por preguntarte algo. He notado que el ambiente aquí es un poco... tenso. ¿Es siempre así? -- preguntó Dala, intentando sonar casual.
Javier suspiró y asintió.
-- Sí, desafortunadamente, desde el accidente del señor Rossell, las cosas han cambiado mucho en la empresa. Todos estamos intentando adaptarnos, pero no es fácil – le dijo, con tristeza en la voz, Javier era de los pocos empleados que tenían tiempo en la empresa, así que conocía al antiguo Maximiliano Rossell.
Daniela no tenía idea de que accidente le estaba hablando él, y cuando iba a preguntar Javier desapareció como alma que se lo lleva el diablo, de pronto Dala se da cuenta de que todos en ese lugar habían dejado de mirarla para continuar haciendo sus cosas, como si una alarma silenciosa se hubiera activado en el lugar. Pero lo peor era que ella sentía que algo no estaba bien, sentía que algo estaba pasando detrás de ella, y cuando se volvió Daniela se encontró con la profunda y sombría mirada azul de los ojos de Maximiliano Rossell.
Su presencia era imponente, y la forma en que la miraba hacía que el aire se sintiera pesado, sin embargo, Daniela no estaba preparada para la frialdad y dureza de su voz.
-- ¿Quién eres tú y qué haces aquí? – le preguntó Max en un tono cortante,
-- Yo… yo soy Daniela Franco, la nueva secretaria temporal – respondió Daniela, tratando de mantener la compostura, ver al hombre en silla de ruedas estudiándola como si fuera una rata de laboratorio la hizo sentirse desnuda, y aunque intento sonreír manteniendo su natural forma de ser, se le hacía un tanto difícil.
-- ¿Y dónde está Carla? – inquirió, con voz gélida.
-- Está de baja por maternidad. Me envió la agencia para cubrir su puesto – le explicó Daniela, sin dejar que su voz temblara. Max soltó un suspiro de exasperación y giró su silla de ruedas, moviéndose hacia su oficina. Daniela lo siguió, sin saber qué esperar.
-- Aquí están los informes que necesitas revisar – le dijo Maximiliano, señalando una pila de documentos sobre su escritorio.
-- Necesito que los organices y que me tengas un resumen antes del mediodía, y no quiero errores –
-- Entendido, señor Rossell, me pondré a trabajar en ello de inmediato – le respondió Daniela, recogiendo los papeles. Todos los empleados rezaban por la novata, al verla salir con tremenda pila de documentos de la oficina de CEO Rossell. A raíz del accidente su oficina se había mudado al primer piso, debido a que en dos ocasiones los ascensores fallaron y fue toda una odisea bajar a Maximiliano desde el pido quince con su silla de ruedas, por eso todo lo que pasaba en presidencia, era observado por todos.
Max no le respondió. En su lugar, se sumergió en su trabajo, ignorándola por completo, esperando que no termine el trabajo ordenado para tener la excusa perfecta para despedirla por su ineficiencia.
A medida que la mañana avanzaba, Daniela se concentró en organizar los informes. Sabía que no podía permitirse cometer errores. Cada vez que levantaba la vista, sentía los ojos de los otros empleados sobre ella, curiosos y quizá un poco preocupados por cómo se las arreglaría con el temido Maximiliano Rossell, aunque no entendía nada de lo que tenía frente a ella, fue Carmen quien se acercó con unos documentos listos,
-- Dame aquellos por favor – le indico y cambio algunos de los archivos que tenia en su poder, minutos después, otro de los empleados hizo lo mismo, en el transcurso de la tarde más de diez empleados pasaron por el escritorio de Daniela llevando documentos listos y sacando los incompletos que el señor Rossell le entrego para trabajar.
Javier fue el último que se acercó,
-- ¿Por qué están haciendo mi trabajo? – le preguntó Daniela asombrada, aunque agradecida, pues ella nunca hubiera podido terminar el trabajo que le encargó su jefe, ya que no tenía la menor idea de lo que le pedía.
-- No te preocupes, lo que te ha pedido no debes hacerlo tu. Te lo había comentado antes, el accidente – le recordó él y Daniela asintió al recordar la conversación antes de que todos la dejaran sola con el ogro, los dos sonrieron al imaginar lo que ella pensaba. Javier miró el reloj y se alejo apresurado, sabía que pronto saldría Maximiliano para retar a su nueva secretaria, así que volvió a su lugar a esperar el espectáculo…