1. El Accidente Fatal.
Capítulo 1. El accidente fatal.
El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, cuando el exitoso empresario Maximiliano Rossell de 27 años de edad caminaba por el lobby de la sede principal de su empresa Rossell Enterprise, después de un largo día de trabajo, debía dirigirse al aeropuerto principal en el centro de la ciudad. Al día siguiente firmaría un importante acuerdo de expansión con una de las más importantes empresas internacionales en su rubro, Max era conocido por su inteligencia y habilidades excepcionales en el mundo de los negocios, sin mencionar su belleza y encantó con las mujeres, aunque disfrutaba más de su eterna soltería. Él lleva tres meses saliendo con Melisa Ben, una modelo del medio que se considera su flamante novia, aun cuando él nunca la ha catalogo como tal.
Con una sonrisa en el rostro, se despide de todos y cada uno de los empleados que encuentra en su camino, como siempre acostumbra a hacer, su empresa se caracteriza por ser una de las mejores, mantiene un nivel de aceptación y un estándar del cien por ciento con respecto a la votación de los empleados al momento de elegir en donde quieren trabajar, haciendo que sus vacantes sean consideradas un lujo en el mercado de empleos.
Mientras Maximiliano se dirige hacia el estacionamiento, “su novia” Melisa le envía un mensaje anunciando que espera le vaya bien y que vuelva más triunfador que nunca.
** Cariño no te deseo suerte porque sé que eso te sobra, así que rómpela como siempre lo haces y regresa triunfador. Te adoro, Meli – le escribe y le envía un corazón rojo al lado de su nombre, el empresario sonríe e iba a responder el mensaje cuando escucha la voz de su asistente personal,
-- ¡Nos vemos en el aeropuerto, señor Rossell! – le dice Elena a lo lejos,
-- Nos vemos ahí Elena – le sonríe Max mientras guarda su teléfono en el bolsillo de su pantalón. Luego sigue caminando hacia su automóvil, un elegante sedán oscuro que refleja su estatus y éxito. Maximiliano enciende el auto y se pone en marcha, disfrutando del suave ronroneo del motor y la música que llena el interior del coche, al CEO le gusta sentir la adrenalina, y disfruta conducir a toda velocidad, por eso prefirió ir por su cuenta al aeropuerto en lugar de acompañar a todo el equipo que viajaría con él.
En el aeropuerto con una sonrisa en el rostro Maximiliano saluda al equipo que lo acompañará en el vuelo. Luego sube al avión, un elegante jet privado propiedad de su empresa, la nueva adquisición que demuestra el éxito que tiene en los negocios a nivel internacional. Se acomoda en su asiento, disfrutando de la comodidad y el lujo que siempre lo rodeaban. Él tiene planes para cenar a su regreso con Melisa en uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad, la vida no podía ser mejor para el exitoso empresario Maximiliano Rossell.
El vuelo despegó sin problemas, y Max se relajó unos minutos después, disfrutando de una copa de vino y revisando algunos documentos de trabajo. Sin embargo, habían pasado varios minutos después de despegar cuando las cosas comenzaron a ir mal. Una fuerte turbulencia sacudió el avión, y las luces de emergencia se encendieron. Los pasajeros comenzaron a murmurar nerviosos, y las azafatas intentaron mantener la calma,
-- Señores pasajeros, por favor permanezcan en sus asientos con los cinturones abrochados. Estamos experimentando una severa turbulencia – anunció el piloto por el altavoz, mientras las luces de mantener los cinturones puestos se comenzaron a encender en la parte de adelante del jet.
Maximiliano miró por su ventana, viendo cómo el avión se sacudía luchando contra la tormenta, una tormenta que apareció de lanada. De repente, un fuerte estruendo consiguió que la nave se sacudiese de una manera escandalosa, provocando que las máscaras de oxígeno cayeran de los compartimientos superiores, haciendo que el pánico se apodere de todos los que estaban a bordo, mientras que el CEO Rossell intentaba mantener la calma, pues no era la primera vez que le tocaba un vuelo con turbulencia en su vida.
-- ¡Esto no me puede estar pasando! – susurro de pronto cuando escucho al piloto anunciar que intentaría volver al aeropuerto, de pronto un sonido extraño que nunca antes había conseguido escuchar en su vida, provocó que su corazón se acelerara al máximo, mientras Maximiliano podía sentir como el avión comenzaba a descender a toda velocidad. El caos reino en la cabina, los gritos y los llantos de los pasajeros comenzaron a escucharse en el aire, nuevamente aquel sonido espeluznante hiso que Maximiliano cerrara los ojos, esperando el final.
El avión comenzó a romperse en dos, varios de los asientos salieron disparados pasando muy cerca de él, mientras el fierro se estrellaba en el extenso campo debajo suyo, el sonido de los fierros chocando contra los árboles y las casas era algo brutal, ya no se escuchaban gritos, ni llantos, solo se podía escuchar el ruido del metal mientras se retorcía comprimiéndolo todo, vidrios rompiéndose, para dar paso a un silencio mortal…
Maximiliano despertó en una cama de hospital, con la cabeza vendada y el cuerpo adolorido. Al intentar moverse, sintió un dolor punzante en la espalda y se dio cuenta de que no podía mover las piernas. El pánico comenzó a apoderarse de él.
-- ¿Qué... qué me pasó? – preguntó con dificultad, ni él mismo podía reconocer su propia voz, la cual sonaba ronca y débil, era casi un murmullo. Una enfermera entró en la habitación, al notar que su paciente se había despertado, Max estaba consciente observándolo todo, sin embargo, no veía a nadie conocido a su alrededor.
-- Tranquilo, señor Rossell. Ha tenido un accidente, pero se encuentra en buenas manos ahora – le escuchó decir a la enfermera con amabilidad, sin embargo, él no pensaba lo mismo, sus piernas estaban inmovilizadas, ¿cómo podría estar sereno si no podía moverse todavía? Pensaba él.
-- ¿Por qué no puedo mover mis piernas? – su voz estaba llena de desesperación, Maximiliano se iba alterando mientras más tiempo pasaba inmovilizado,
-- ¿Dígame que es lo que pasa conmigo? – grito tratando de detener a la mujer tirando de su uniforme, provocando que casi se cayera en el suelo producto de su propia fuerza, en ese momento, el doctor Fernández, jefe de cirugía, entró en la habitación acompañado de Ana su madre, ambos iban preparados para explicar la situación, pues sus gritos se podían escuchar en todo el pasillo.
Ana mira a su hijo sintiéndose impotente, los resultados de la operación habían salido bien, no comprendía que estaba pasando con él, solo le daba gracias al cielo por no habérselo llevado también.
-- ¡Maximiliano hijo! – se acerca su madre acongojada,
-- tuviste un accidente aéreo muy grave, ¿lo recuerdas? – le pregunta Ana en voz baja y Max se queda en silencio por unos segundos, el trauma de recordar lo vivido regreso a él, su mente comenzó a recordar todo lo que pasó en el avión, los gritos de todos los pasajeros, sus llantos, los fierros retorciéndose, aquel sonido espantoso, Maximiliano mira a su madre y luego al doctor a quien conocía muy bien,
-- ¿Cómo está mi personal?, ¿Cómo esta toda la gente que estaba conmigo? – le pregunta al recordar lo último que vio antes de cerrar sus ojos, nunca podrá olvidar la imagen de Elena, su asistente personal volando llena de pánico sentada en aquel sillón, su cuerpo se estremeció solo al volver a ver aquella imagen en su mente. El doctor mira al empresario con pesar, aspira aire antes de darle la fatídica noticia.
-- Max, fuiste el único sobreviviente. Eres considerado un milagro para todos – le dice y su amigo lo silencia con la mirada,
-- ¿Un milagro? – sonríe sarcástico,
-- Es imposible haber sobrevivido a aquel accidente, sin embargo, tú lo hiciste hombre. Te hemos realizado varias cirugías y, físicamente, estás muy bien. Tus nervios espinales no sufrieron daño alguno, pero por alguna razón no puedes mover las piernas, ¡vamos hombre!, debes estar agradecido – le explica el doctor Joel Fernández con voz firme intentando animarlo ante lo ocurrido.