Malek
Me desperté empapado en sudor al igual que otras muchas noches, tallé mis ojos y me incorporé levemente para ver el reloj sobre la mesa de luz, eran recién las 2:00 am de la madrugada, otra vez había tenido ese extraño sueño que no lograba descifrar; sus ojos almendrados, un jardín y la sensación reconfortante de aquella niña, y por alguna extraña razón los nombres de Rose y John se repetían dentro de mi cabeza.
Eso era todo lo que recordaba de aquel sueño pero se sentía tan real que me daba escalofríos.
Llegué como de costumbre, más temprano que todo el personal de mi edificio. Me gustaba ser el primero en pisar mis instalaciones, así me sentía que tenía todo bajo control. Y la dureza intimidante de mi rostro hacía efecto, ya que todos, absolutamente todos mis empleados me temían.
Cuando fueron las 08:00 am en punto apreté el intercomunicador.
-Susan, a mi oficina- mi asistente debía llegar al menos 5 minutos antes de la hora, porque sabía de sobra que yo siempre la llamaría con puntualidad a las ocho.
-Enseguida- escuché desde el otro lado.
3 suaves golpes aparecieron de inmediato.
-Adelante- ordené con voz seca
-Bueno días jefe- dijo mientras dejaba mi Latte sobre mi escritorio.
-¿Que tengo para hoy?- le dije sin saludarla ni darle gracias
Desenfundó su tablet y comenzó a leer.
-A las 10 am videoconferencia con el CEO de la sucursal de Hong Kong, 11 am junta con los accionistas de los nuevos pozos en la Amazonía, 13 pm almuerzo con su madre y, por ahora tiene la tarde libre.
-Ahg mi madre lo había olvidado, cancela- dije con determinación
-Pero señor....-no alcanzó a decir ninguna palabra más porque inmediatamente la fulminé con la mirada.
-Correcto señor.
-¿Eso es todo?- le dije desviando mi mirada a mi laptop
-Hay una cosa más- dijo con la voz nerviosa
-Habla Susan.
-Hay un buffet de abogados que ha pedido insistentemente una cita con usted- agachó la mirada hacia su tablet porque no quería encontrarse con el fuego de mis ojos, ella sabía que me molestaban los abogados, para mi no eran más que unos mosquitos insistentes volando a mi alrededor, y a mi los mosquitos me gustaba aplastarlos con la mano.
-¿Por que me dices eso?, ¿acaso no sabes que hacer?- le respondí en todo seco y grave
-Es que han insistido tanto... es la primera vez que algún buffet llama tanto, creí que podía ser importante- cerré bruscamente la tapa de mi laptop y llevé mis dedos a mi sien.
-No te p**o para "creer", deshazte de ellos... ¡ahora!- golpee fuertemente el escritorio con mi puño cerrado.
-Si señor, como usted diga- guardó su tablet y salió prácticamente corriendo de mi despacho.
¡Inútil! no le p**o por pensar, cada día cuesta más encontrar a alguien eficiente. Esta es su última oportunidad. Pensaba mientras me paseaba de un lado a otro del ventanal.
Aún furioso dirigí mi vista al alto de cartas que tenía en mi escritorio, como era usual nunca leía ninguna, solo me limitaba día a día a agarrar el montón con ambas manos y echarlas directo al basurero.
Abrí mi bandeja de mails, y pasé rápidamente a los importantes; aquellos negocios que me podrían dejar algún beneficio, por supuesto.
Un par de mails repetitivos llamó mi atención, tenía más de 20. Leí el encabezado y el remitente. Eran de una buffet de abogados; entonces los marqué y lo envíe directo al bote de la basura.
Comencé a leer los reportes diarios de todas mis sucursales al rededor del mundo, me quedaban 50 minutos aún para mi primera videoconferencia.
De pronto los pop-up de mi correo electrónico comenzaron a aparecer, un mail tras otro como formando una cadena de ataques desde el molesto buffet de abogados.
Esto se está poniendo molestoso. Pensé
Con la poca calma que me quedaba, los volví a marcar para llevarlos al bote.
Pasaron otros 15 minutos más y otra vez la misma situación, los colores de mi cara ya se estaban poniendo al rojo vivo.
Volví a marcar los mails pero esta vez bloquee al remitente.
Ahora si que no me volverán a molestar, estúpidos.
De pronto me vi perdiendo el tiempo en eso, y la rabia me embargó, volví a cerrar la tapa de mi pobre laptop con fuerza y me levanté, le di un largo sorbo a mi Latte e inspiré profundamente.
Cuando al fin me había calmado, me dispuse a revisar los informes en mi laptop, y pasó lo inevitable, mi madre llamándome al celular. Cancelé la llamada 10 veces, no me importaba porque luego le inventaría alguna excusa.
De la nada suena mi intercomunicador.
-Dime- respondí
-Señor su madre está aquí- solté un resoplido enorme
-Dile que estoy en una ocupado en una reun....- no alcancé a terminar la frase por que mi madre ya se había colado en mi despacho.
-Malek Al Saud- dijo parándose frente a mi escritorio con amabas manos en su cadera - ¿Por qué no quieres recibir a tu propia madre?- dijo en tono enfadado.
-Hola mamá- le respondí poniendo mis ojos en blanco - te recuerdo que este es mi trabajo, y estoy muy ocupado, ¿acaso crees que la compañía se maneja sola?
-Aún así, ¿Cómo no vas a tener un espacio en tu agenda para almorzar con tu madre?- dijo formando un leve puchero en sus labios
-Madre no puedo- mentí por que no tenía ganas de tener una reunión social ni con ella ni con nadie - a la noche te llamo para que cenemos- sabía que aquello no pasaría pero al menos me daría unas cuantas horas de tranquilidad.
-No lo puedo creer, tu madre viene de vacaciones a NY y tu no tienes ningún interés en verla. Yo no críe una persona así de fría- me dijo mientras caminaba hacia la puerta.
-Adiós madre, te llamo...-le dije cuando ella cerraba bruscamente la puerta.
¡Carajo! tengo que lidear con los problemas de mi empresa y como si fuera poco ahora con mi madre.
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Adeline
Dada la importancia del caso, me tuve que mudar y trabajar desde la sucursal de Nueva York, por supuesto traje conmigo a Ely, mi mano derecha. Por suerte ella tenía una hermana que vivía en la ciudad, y se alojó en su casa. Yo le prometí que no sería más de 2 meses, que era lo que estimaba que me demoraría para recopilar toda la información y antecedentes y poner una enorme demanda contra el conglomerado.
Por mi parte me alojé en un hotel de medio pelo, que era lo único que me podía pagar el buffet. Por mi estaba bien, nunca había sido de grandes lujos.
-¡Cómo es posible que no haya respondido ni una sola vez!, ¿y su asistente?- dije levantándome de mi silla
-Ni una sola vez jefa- dijo Ely un tanto nerviosa
-¿Mandaste cartas físicas?
-Cientos
-¿Mails?
-Miles
¡Rayos!
-Crea una lluvia de mails ahora- le dije sentándome al lado de ella para ver su tablet
Esperamos algunos minutos, Ely me miraba nerviosa cada 2 sin saber que decir.
-Hazlo de nuevo- le ordené
Esperamos otros 15 de minutos, cuando el rostro de mi asistente palideció.
-Jefa, nos bloqueó- dijo Ely levantando su vista nerviosa.
-¿¡Que se cree!?...pedazo de .....- apreté con fuerza mis labios, para no dejar escapar la mala palabra que venía.
-¿Y si lo visita directamente?- dijo rápidamente Ely antes que yo perdiera el control por completo.
Mis ojos se iluminaron y en mi rostro se dibujó una risa malvada.
-Tienes razón, lo iré a ver, ¡ahora mismo!- dije tomando mi cartera, las carpetas del caso y mi abrigo para salir de ahí.
-¡Jefa! Quinta Avenue #1049- me gritó antes de cerrar la puerta.
Tomé un taxi que me dejó en frente del imponente edificio, eran 25 pisos de una torre cubierta de cristales, que si te ponías directamente abajo parecía no tener fin.
En la recepción contaban con detector de metales, más dos guardias parecidos a King Kong y Godzilla, me sonreí al imaginar eso.
El filtro fue difícil de pasar pero nada imposible para una chica joven, educada y "simpática", di gracias de haber tomado esas clases de actuación en la secundaria.
Cerca de las 09 am, apreté el numeral 25 que era dónde se encontraban las oficinas de los gerentes y por supuesta la del CEO.
Antes de que las puertas se cerraran, apareció entre medio una mano para detenerlas. Era una señora que vestía con un traje muy costoso, y estaba arreglada como para asistir a un matrimonio, el brillo de su cabello me encandiló.
-Buenos días- dijo amablemente al abordar el ascensor.
-Bueno días- le respondí por cortesía.
Se veía un tanto exaltada, como si algo no la tuviese del todo cómoda. Dejé de pensar en ella, al final los asuntos de los demás no eran de mi incumbencia.
Ambas nos bajamos en el mismo piso, lo cual me extraño. Pero ella nada más salir comenzó a caminar con grandes zancadas hacia una dirección, por curiosidad decidí seguirla, de todas maneras ya estaba perdida en ese enorme lugar.
Al alcanzarla pude ver como discutía con una joven asistente, movía ambas manos como pidiendo explicación de algo.
La joven asistente se veía muy nerviosa, y presentí que estaba tratando de evitar una catástrofe mundial.
Observaba la escena desde lejos, cuando en una hábil jugada la señora esquivó a la muchacha para colarse dentro del despacho y tras el feo movimiento a la pobre chica no le quedó más que sentarse bruscamente en su silla y comenzar a sollozar con desazón.
Me acerqué un tanto, no quería preguntar pero fue inevitable no empatizar con la amargura de aquella joven.
-¿Estas bien?- le dije apoyando mi mano en su espalda
-Estoy muerta, me van a despedir....-continuaba llorando
-No veo que hayas hecho nada malo- le respondí incrédula.
-Es mi jefe, el señor Malek....el no quería ver a su madre y yo no pude detenerla- soltó un gran sollozo
-Pero no fue tu culpa, yo misma vi como la señora no te hizo caso y entró- estaba muy confundida
-Usted no conoce a mi jefe, el no me escuchará. Mejor voy a empezar a juntar mis cosas para irme- dijo con varios lagrimones brotando por su rostro.
La escena me pareció de lo más injusta, pero lo que más me llamó la atención fue aquel miedo fundado de la asistente...¿Qué clase de persona era Malek Al Saud?
Al cabo de un par de minutos la señora salió y yo aproveché de colarme también dentro del despacho, la asistente estaba tan derrotada que no fue capaz de notar mi movimiento.
Quedé parada frente al escritorio del CEO, pero él tenía su silla volteada completamente hacia el ventanal.
-¡¿Ahora que?!- dijo con voz tensa.
-¿Señor Malek Al Saud?- reaccionó volteándose inmediatamente al escuchar mi voz
Cuando nuestros ojos hicieron contacto, quedé paralizada del todo, no podría describir que es lo que sentí, pero una ola de recuerdos llegaron como rayos a mi mente. Toda la valentía y coraje que traía conmigo se fue al piso.
Él tampoco dijo una palabra sólo mantuvo el contacto visual entre los dos por más tiempo del normal.
La situación me estaba incomodando así que fui yo quien habló.
-Señor Al Saud, lamento entrar de esta forma a su despacho- noté como parpadeo varias veces para salir de su trance - pero debido a que no responde mis cartas ni mails, me vi en la obligación de hacerle una vista personal- el discurso me salió de memoria, porque dada mi confusión no podría haber improvisado nada en ese momento.
Al entender lo que le acababa de decir, Malek nubló su vista y tenso su rostro.
-Dígame lo que quiere, tiene 3 minutos antes de que mis guardias la echen a patadas- ahí estaba la verdadera personalidad del CEO y no me extrañaba ahora que la pobre recepcionista le tuviera miedo.
-Necesito tener una reunión con usted y sus abogados
-¿No está usted ahora en mi despacho? hable- me dijo tajantemente
-Me refiero a algo más formal
-Señorita, le recuerdo que le quedan 2 minutos- me amenazó mientras apretaba el botón de su intercomunicador
-Esta bien, estoy aquí para notificar que mi buffet lo va a demandar. Precisamente por el caso de los pozos petroleros en la Amazonía.
-Jajaja no me haga reír, ¿usted y su buffet me van a demandar?- soltó una gran carcajada que le hizo llevar su Berger hacia atrás.
Me sentía humillada y mi paciencia estaba al borde del límite.
-Pues bien ría ahora, porque después llorará. No diga después que no le advertí señor Al Saud- le dije dando media vuelta para salir a paso firme de su despacho.
Pero antes de salir, hice una pausa. Sentí una necesidad enorme de hacer una última pregunta. Así que me giré y lo volví a mirar.
-Señor Al Saud, ¿nos conocemos?
Malek levantó la vista y quedó totalmente sorprendido ante mi pregunta.
-¿De que habla? ¿ usted y yo conocernos?, no sea ridícula, yo no me rodeo de abogados- dijo de forma despectiva.
Sentí mi sangre hervir, ¿Cómo podía ser tan petulante?
Por un momento sentí que podría escupirle fuego, pero me tragué mis palabras respecto a su respuesta, sin embargo le dije una última cosa antes de salir:
-Su asistente no es responsable del actuar infantil de su madre- me di media vuelta y cerré la puerta bruscamente detrás de mi.
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Malek
¿Qué diablos fue lo que acababa de pasar en mi despacho?
No me importaba en lo más mínimo su estúpida demanda, ni sus pobres amenazas y ni siquiera lo que había insinuado de mi madre lo que había llamado mi atención fue otra cosa: esos ojos.
Sus ojos almendrados me dejaron hipnotizados, sentí que la conocía de otra vida. Aunque esos ojos solo estaban en mis sueños pero por un minuto se volvieron reales en el cuerpo de esta abogada.
Me dio un escalofrío intenso en la espalda cuando ella me preguntó si nos conocíamos, quería decirle a gritos que yo sentía lo mismo que ella, sin embargo fui cobarde y preferí darme por aludido.
No había dejado de pensar en ella en todo el día.
¿Qué era lo que me estaba pasando?, ¿Acaso me estaba volviendo loco?, ¿Por que le estaba prestando atención a un estúpido sueño?
No obtuve ninguna respuesta a mis preguntas, no al menos durante esa noche.