Adeline Nada más aterrizar nos esperaba un espectacular M.benz AMG GT black. Un auto así solo era digno de aparecer en alguna saga de Batman. Y yo me iba a subir en él. Malek abrió la puerta para mí. Traté de no ensuciar el impoluto tapiz, y recordé que me vine comiendo donuts todo el viaje, entonces limpié mis manos con alcohol gel antes que el billonario abordase. -¿Lista?- me dijo una vez que se abrochó el cinturón de seguridad. De sus ojos salió un pequeña llamarada, que encendió hasta el último de mis pelos. Dios...le gustaba la velocidad. Por instinto apreté mis manos en el borde del asiento. Me sonrió de medio lado y pisó sin piedad el acelador a fondo. Salimos despedidos como un torpedo hacia la autopista central. Quedé en blanco, quise decir algo pero mi boca era incapa