Karin Al Saud -¿Qué hizo qué?, ¿cómo que frenó todos mis negocios?...¡Carajo!- dije agarrándome la cabeza con una mano. Apreté con fuerza mis labios y maldije en mi mente. Demonios Malek… Lo traje de vuelta a Ottawa porque necesitaba una maldita firma, una sola. Y ahora estamos en esto… Ok hijo, ¿quieres guerra?, ¡guerra tendrás! Estaba enceguecida, ni mi amor de madre podía liberarme de la venda que traía en mis ojos. El poder, la gloria, y las riquezas eran mi norte. Si tan solo hubiese nacido hombre, todo lo que tiene mi padre me lo hubiese heredado a mí. Me sentía suficientemente inteligente para llevar el imperio petrolero yo sola, ¡pero no! un maldito cromosoma X tuvo que aparecer para arruinarlo todo. ¡Maldición! Golpee la mesa con fuerza. Me casé con un hombre inútil y