Élan Tarskovsky. Iba de camino a tomar el auto para llegar a mi lugar de trabajo cuando escuché su agudo tono de voz, miré a un lado por lo bajo y detuve la diligente misión que tenía de abrir la puerta. Volteé a mirarla acercarse a mí bajo la nieve aquella mañana, sus mejillas se notaban enrojecidas, pero allí lo que miré por más tiempo fue sus ojos perspicaces, con mirada de precaución y timidez pero con un gramo de determinación en ellos. —¿Te puedo ayudar en algo? —dije con mi tono de siempre, la verdad era que poco me simpatizaba estar allí como un farol en medio del frío. —Quiero saber en dónde está Edrick —contestó en un lamentable intento por mantener la voz firme, era claro que el frío también la estaba afectando—. Sé que sabes. ¿Se ha ido con Ester, verdad? No soy el tipo de