Más Sanguinario que sus Antecesores

1446 Words
Las cosas no pintaban bien para los humanos, ya que aunque había sido pocas las personas que habían sucumbido ante la embestida que sufrió la ciudad de Setonia, fue una inesperada y por ende no se habia preparado un plan de contingencia para la población. El llanto se escuchaba por doquier, y vestigios de pelea se veía por todas partes; tanto en todo el recorrido de las murallas como por las calles de la parte metropolitana, así como por algunas de las tantas escaleras esparcidas por toda la ciudad amurallada, un panorama que desesperaba a Ashton más que a nadie. El rey de los humanos en Vidralia no encontraba qué hacer, puesto que su desesperación era tal que quería recurrir a los heridos, que aunque no sufrieron mordeduras en zonas importantes, hubo que asistir algunos poniéndole ungüentos a base de aceites de ajo o de ciprés, y hasta quemarlos con artefactos hechos en oro para subsanar el veneno de vampiro y evitar una posible transformación, lo que conllevaría al exterminio seguro de la persona afectada. Otra cosa que tenía a Ashton nervioso era que no sabía cómo había sido para las demás ciudades el haber lidiado con la intervención inesperada de sus enemigos naturales, y anhelaba con urgencia que llegara el alba para enviar sus emisarios a todas las provincias que estaban bajo la corona que ostentaba su nombre. — Deja los nervios, hombre... Se te nota a leguas los temblores y la cara enrabietada. — Observó Artemio parándose al lado de su rey luciendo estoico. — Quisiera verte en mi lugar si te pasara algo como lo que acaba de suceder en la ciudad en la que vives, y que para colmo lideras, sin saber el estado en la que se encuentran las otras, y que encima no sabes quién es el responsable de esta barbarie, porque sabemos que todo esto pasó por alguien en específico, y no me quedaré tranquilo hasta dar con los culpables. El rey Kiedrik estaba sobresaltado; cualquier vientecillo que le tocara aun fuera por la nariz; sus facciones se veían bastante tensas y sus ojos casi estaban desorbitados por la ira que sentía dentro de sí y que estaba dispuesto a mostrar y hasta a compartir si fuera necesario, pero su investidura le instaba a mantener la compostura, por nueva cuenta. Ya el sol estaba al alba, Ashton inmediatamente asignó a los emisarios que quería mandar a las diferentes provincias de Vidralia. Por supuesto, no quería perder a más hombres de los que ya se habían perdido durante la noche anterior, por lo que en el caso de Carinty envió al asignado por vía marítima. Nunca antes se había visto al rey de los humanos actuar tan rápido, por lo que los que estaban más cerca de él se dieron cuenta que estaba tan en serio como no lo había estado jamás. — Necesito que ahora mismo hagas una indagatoria exhaustiva de cómo sucedieron las cosas a lo interno de la ciudad, Christopher. Si así como escuchaste en la tarde de ayer, que había sido boicot por parte de algunos de nuestros queridos funcionarios, pagarán está masacre con su vida. Dicho esto, Ashton dejó a Christopher con su encomienda e inmediatamente se encaminó a las escaleras que llevaban a los calabozos del palacio por unas de las tantas catacumbas provistas en toda la ciudad. Le urgía ver a sus nuevas prisioneras, y de paso deseaba hacerle una visita a su prisionero estrella, Deon Lietnal, más que nada para hacerle algunas preguntas. Mientras tanto, en el salón del trono del palacio vampírico, Jensen había perdido toda emoción al saber que su amada, aunque no en mutuo acuerdo con él, Eishla, estaba prisionera y en las manos de esos humanos, con nadie sabía que intenciones, por lo que no encontraba en su cabeza ninguna solución para salvar a esa mujer. — Ya te he dicho, Jensen, que si Eishla, y posiblemente su amiga, la rubia rellenita con la que siempre anda para arriba y para abajo, cayeron en las manos de los humanos, fue por mutuos propio, ya que en ningun momento las asigné para esta misión. Dar con esas dos para mí es prácticamente imposible, al grado que ni utilizando los servicios de los rastreadores puedo darles alcance. — Enfatizó Mitch enérgicamente una vez. El asistente del rey Oslen estaba hasta la coronilla de tanto repetirle a su jefe que nunca hubo hablado con esa mujer, que no había sido su responsabilidad que ella hubiera sido capturada en esas murallas, y mucho menos podía dar una explicación de lo que estaba sucediendo en el caso de Eishla. No obstante, a Jensen sólo le pasaba por la cabeza que debía rescatar a su amada a cualquier costo, pero él no sabia a quien otorgar esa misión, ya que era una muerte segura entrar a cualquier ciudad amurallada dónde estaban las armas que pudiera quitar de en medio a cualquier vampiro. — Creo que no me queda de otra. — Expresó Jensen a modo de pensamiento en voz alta, por lo que Mitch alcanzó a escucharlo. Ya en los calabozos de la ciudad de Setonia, lo primero que hizo fue ir con Deon, ya que tanto Christopher como Brad le habían informado lo que les había revelado el ex oficial Lietnal, lo cual terminó siendo parte de lo que estaba sucediendo en esos momentos en todo el país. — Deon... ¿Entonces tu padre estuvo reuniéndose a espaldas de la corona? — Preguntó el rey Kiedrik de manera casual. — N-no, mi r-rey... Mi padre no haría algo como eso, mi rey. — Contestó el interrogado entre titubeos y tortuosa velocidad. — Entonces, ¿Cómo es qué todos los comerciantes y funcionarios lograron poner a una a toda la población sin haberlo planeado, muchacho? Según lo que le estuviste contestando a mis oficiales fue que sabías que tu padre, así como otros hombres de negocios de Vidralia estaban pensando en poner a funcionar sus actividades comerciales, que la noche para eso era un mejor horario que las horas diurnas. — Comentó el rey. No se debía ser un adivino para suponer que lo que le había planteado Ashton a Deon fuera una inversión suya, ya que los cambios en las expresiones, tanto faciales como corporales, del interrogado eran una contundente prueba de que los Lietnal estaban involucrados en todo aquello. Luego de eso, Ashton de dirigió hasta donde estaban las tres prisioneras vampiras para verlas, y de ser posible, leer impresiones, como a veces solía el rey hacer. — ¿El ilustre rey de los humanos vidralianos no piensa dirigirnos la palabra? Somos plebeyas, por eso no nos hace dignas de sus elocuentes palabras. — Remilgaba Eishla a ver la arrogancia con la que las observaba el aludido. — Al menos este bombón nos dirige su grotesca mirada, ya que nuestro rey ni por asomo nos pondría atencion, o quizas sí lo haría, si supiera que vinimos por cuenta propia hasta estas murallas para traicionarlo, ¡Y ahí sí que pasaríamos a la historia! — Enfatizó Zascha. Al escuchar aquellas palabras, el rey Kiedrik dio por terminada su visita es aquellas mazmorras, adi ponía su atencion en otros asuntos que requerían su entera intervención. Tres días después del incidente que había abatido a toda Vidralia había pasado, en los cuales los emisarios del rey Kiedrik habían hecho una rápida indagatoria de los percances que había sufrido cada ciudad, y dónde una de las constantes de dicha investigación retumbaba, que era que los funcionarios comerciantes de todo el país, habían influenciado para que tales acontecimientos se dieran. Por fin Ashton sentía que podía darle rienda suelta a su ansiedad, al menos por el momento, llamando a Irlan Lietnal y a todos los funcionarios comerciantes de los cuales se había escuchado de sus nombres. — Irlan... Mi estimado Irlan, tu deber es decirnos quién fue el artífice principal de todo este lío dónde muchos seres humanos perdieron la vida gracias a la ambición de ustedes. Tendrán que pagarme con sus preciados bienes y ganancia, las indemnizaciones y reparaciones que posiblemente deberá aplicarse a lo largo de todo el país, asi que, o decides tú, o lo hago yo. — Amenazó el rey de una manera que sonó un tanto sutil. Sin esperar mucho, Irlan comenzó a preguntar nombres como si estuviera en un puesto ambulante de comida, siendo Bauer y su hermano Donald los primeros en sonar. Acto seguido, a los hombres que se mencionaron los tomaron como prisioneros, y sin más mediacion, el rey los mandó a arrojar fuera de los portones de la muralla, escuchándose como eran abordados y devorados por los vampiros.
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