EL REY HUMANO Y LA VAMPIRA PLEBEYA

Llanto y Lamento

Escuchar la palabra “rey” para Eishla fue la experiencia más incómoda que había vivido hasta ese instante de su vida. Recordar todas las leyendas que había escuchado del actual dignatario de los humanos era para ella una clase de cuentos de terror para antes de dormir, y resultó más irónico e inverosímil todavía, ya que ella estaba profundamente enamorada de aquel hombre que ostentaba dicha posición de renombre.

Por su parte, Ashton estaba consternado; quería agredir a Artemio, pero sabía que debía mantener la compostura a pesar de que no había nadie de testigo que viera la actitud del rey de los humanos, no obstante, su corazón estaba dispuesto a salir corriendo tras aquella mujer de la cual se había enamorado.

— Ashton… ¡Gran imbécil…! — Susurraba Artemio con un tono de voz alterado, — Compórtate como el rey que eres… No puedes dejarte llevar por una hembra, y mucho menos por una de la especie que siempre ha deseado mermarnos para ellos fortalecerse, ¡Bestia…!

— Para ti es muy fácil imponerte sobre mí… No eres tú el que está sufriendo al descubrir que posiblemente eres el blanco y el hazmerreír de tu enemigo… — Se quejaba Ashton.

— Al menos en algo estamos de acuerdo; posiblemente esa chica sólo debió ser un método de los líderes de los vampiros para desbalancearte, de lo contrario no creo que hubiera venido a ti.

Aquellas palabras desplomaron el poco temple y juicio que le quedaba a Ashton, haciendo que él comenzara a elucubrar y a hacer maquinaciones en su cabeza en contra de sus enemigos naturales, sobre todo cada vez que pensaba en Eishla.

El estupor a traición no salía de los pensamientos del rey Conrad, mientras que en el corazón de la vampira sólo yacía el anhelo de reencontrarse con ese hombre y explicarle lo que sentía por él, pero tenía que estar lejos de él y hasta del refugio que compartía con su amiga, ya que hedía a ajo, y si Niurka notaba ese hedor, podría ser capaz de atacar a su compañera de habitación, salir de cacería, o hasta alertar a sus congéneres, lo que llevó a ese chica a quedarse aparte.

>> Espero tener la oportunidad de hablar a solas con Ashton, al menos así podré explicarle cómo me siento. Ruego que él entienda mi posición, aunque juzgando por su escudero… > Probablemente ya debió ponerlo en mi contra… Y con suma razón. > Entonces salieron de su flamantes murallas las ratas esas…> Créeme, Conrad… Tú, tu padre, y toda tu progenie no dará para pagarme todas las humillaciones que he tenido que vivir por siglos, sobre todo la herida que me provocaste, mocoso de humano. << Hablaba consigo mismo Jensen, acariciándose el lado izquierdo de su mandíbula.

El día no fue notablemente cálido durante la jornada solar, pero eso no les dio pie a estos hombres de bajar la guardia. Aunque la noche fue relativamente pacifica, lo cual puso más nervioso a los humanos que andaban con Ashton.

— ¿Crees que te visiten esta noche, hombre?

— Espero que no, Artie, sería una estocada bastante profunda para mí, porque así me estaría dando la razón a todas mis sospechas.