Fijación

1152 Words
Jelenia se dio a la tarea de adentrarse al valle que comunicaba a Carinty con el resto del país, sólo para darse gusto viendo como Eishla sería atacada y posiblemente descuartizada por el rey humano y su ejército; era su mayor esperanza, y luego hacerle los honores a tales hombres en nombre de los vampiros. El mayor anhelo de Jensen era hacerse de Ashton Conrad Kiedrik vivo y así darse el placer de torturarlo lentamente hasta la muerte, ya que desde que ese rey, incluso antes de serlo, le estaba dado agua a beber a los de su especie. Inclusive, él mismo recordaba con resquemor que gracias a ese hombre, tenía una quemadura gracias a una férrea persecución sufrida a manos del humano luego de lanzarle una flecha hecha en diarconte puro envenenada con aceites de ajo y ciprés, que de no ser porque asistió rápidamente con una hechicera, su muerte fuera el cuento de tal vampiro. La cicatriz que le quedó de esa herida seguía tan marcada en su pierna, que de no haber sido por la habilidad de regeneración que poseían los vampiros, ésta sería una perforación que cabría un dedo completo, pero había una hendidura allí todavía, aparte de que la piel se veía bastante afectada, y cada vez que recordaba a su verdugo, tal golpe le palpitaba. — ¡Respeta a tu futuro rey, niña! Estoy que estallo cuando veo que eres insensible a mis problemas, desgraciada. — Espetó Jensen al mostrarle aquella cicatriz que tanto le avergonzaba. — Es que no puedo creer que un simple m*****o de un ejército humano de algunos… ¿Veintidós años…? — Preguntaba Jelenia haciendo gestos de duda con todo el cuerpo, — Pudiera herir a un vampiro de tanta experiencia militar. ¡Es más! Me causa profunda gracia que sientas miedo por un humano, — Refería la mujer. — O te torturó al punto de hacerte sentir la muerte al tenerte en sus manos, o en realidad eres un cobarde exudando aires de gran señor ante los que se creen tu cuento. A Jensen se le tornó carmesí el rostro al escuchar toda la palabrería que parloteaba su hermana irresponsablemente, que de no haber sido porque estaban en el castillo vampírico, le hubiera cortado el cuello en el acto. — Tengo curiosidad de conocer a ese tipo, hermanito. ¿Cómo podría hacer tal cosa? — Expresó Jelenia sus pensamientos mientras su hermano la miraba con una ceja arqueada en señal de incredulidad. — ¿Realete me estás pidiendo que te presente a mi verdugo, maldita traidora? — No soy una traidora al querer verle la cara al que hirió al punto del miedo a mi hermanito favorito. — El único que tienes. — Sí, sí… Lo que quiero es ver quien es capaz de enfrentarse a nuestra especie como si no nos temiera, nos atacara y estaría dispuesto a acabarnos si tuviera la oportunidad. Y no me hables de traición, cuando tú andas babeando por la pordiosera de Eishla, y a ella que se le sube los sumos cuando te rechaza olímpicamente… Insecto rastrero… — Refirió despectivamente eso último la vampira. Conocer aquel secreto de su hermano y la repentina intervención de Eishla en un asunto meramente militar, fueron dos elementos que a Jelenia la incentivaron aún más a involucrarse con la cacería del ejército que estaba por salir de las fortalezas de la ciudad amurallada de Setonia, puesto que aquel grupo parecía ser interesante como para que vampiros de cierto nivel como eran aquellos para ella estuvieran detrás de algo que se suponía insignificante. Estando en el valle, Jelenia pudo percibir poca tensión entre los humanos que estaban dentro de lo que parecía más bien un cañón, pero se dio cuenta que ellos tenían algo preparado, lo malo para ellas y su grupo fue que se percató tarde de lo que aquel grupo de treinta hombres habían fraguado. Todo el que estuvo rodeando a aquellos hombres, que lejos de parecer indefensos más bien parecían estar muy confiados, sufrió alguna lesión o hasta pereció cuando la estrategia que habían planificado éstos fue develada. Quemaduras desde el primer hasta el tercer grado por exposición al sol, otros que se incendiaron en el acto por estar más cerca de los espejos o por haber tenido contacto directo con los trajes forjados con oro de aquellos hombres; ceguera también fue parte de lo que algunos vampiros más consiguieron cuando vieron aquellos hombres pero que a tiempo pudieron defenderse de sufrir más consecuencias, fue parte de las heridas infringidas en ese valle de sombras. No obstante, en ningún momento Jelenia salió a ver más allá de lo que pudiera soportar, aunque había visto como se estaba preparando el escenario, y maldijo en aquel momento su condición de vampira, puesto que no pudo ver más allá de la formación de los seis grupos de cinco hombres que se habían formado. Sin embargo, lo más impresionante de todo fue cuando Eishla hizo su entrada en escena. Se suponía que los vampiros no podían tener acceso a ninguno de los humanos que estaban allí por la barrera que habían creado con los espejos, pero aquella vampira loca se arriesgó para atacar directamente al rey de éstos, de forma que lo enfrentó ella sin protección alguna, siendo que fuera él defendido por los cuatro hombres que estaban alrededor suyo, hiriéndola Artemio en la mejilla derecha, alejándola del rey los humanos. — ¡Que nadie rompa la formación! ¡No importa lo que vean, no rompa la formación nadie! — Exigía Ashton en persona. Todos los hombres que estaban en aquel valle querían defender a su rey, pero estaban conscientes que no debían abandonar sus posiciones aunque él estuviera siendo atacado, porque entonces sacrificarían la misión, y sería un esfuerzo en vano. Prefirieron seguir las instrucciones y seguir en so formación tal cual la habían planificado desde el principio; el rey en uno de los grupos del centro para protegerlo lo mejor posible, aunque estaban todos aquellos hombres sorprendidos de que una vampira pudiera romper su formación y alborotarlos por un momento, mas la voz de mando de su líder los enfocó nuevamente. Una vez más Eishla arremetió contra el grupo humano, pero ellos esta vez no dejaron pasar tan libremente a la invasora, que no vino sola, ya que Jelenia se había sumado al ataque. No obstante, les fue tan mal como la primera vez a la vampira que lo había intentado antes, ya que aquellos hombres poseían lanzas empapadas en aceite para alejar a sus enemigos naturales. >> ¡Maldición! Con razón mi hermanito ha sido tan flojo con este rey… Es más difícil atacarlo de lo que pensaba. Aunque tengo un punto a favor, Eishla me dirigió con el pendejo ese, algo que le tendré que agradecer, mas lo haré en mis adentros… Que no se entere… << Se lloraba y cantaba la princesa de los vampiros.
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