Narra Emma
Cuando salgo del trabajo, lo último que quiero hacer es ir directamente a casa de Christopher, porque todavía me siento dividida por lo que acabo de aceptar.
¿De verdad acabo de decir que tendría su bebé?
Me quedé sentada en mi auto durante un buen rato, sujetando el volante y mirando al vacío, sin saber a dónde ir.
Finalmente vuelvo a casa. Quizá pueda empacar algunas cosas para llevarlas en el auto. Pero cuando llego a casa ya me doy cuenta de que algo anda mal. Incluso estando sentada afuera.
Y tan pronto como entro por la puerta, mis ojos se abren de par en par en shock.
Esta vacío. Completamente vacío.
No creo que estuviera tan vacío cuando me mudé por primera vez, y ciertamente no estaba tan limpio.
La única explicación es Christopher. O eso o algún ladrón súper loco que ama las camisetas vintage y los cereales de marca blanca.
Una leve sonrisa se dibuja en mi rostro al pensarlo. Y luego se agranda cuando pienso en Christopher organizando todo esto.
Tomando el control de las cosas con esa manera sensata que él tiene.
Pero todavía no estoy segura de ir a verlo, así que tomo mi teléfono.
—Becky, te necesito.
—Estoy en casa—me responde de inmediato y en segundos le digo que voy en camino. ¿Qué le voy a decir? ¿Cómo le voy a explicar lo que está pasando? Realmente no puedo.
¿Cómo puedo contarle sobre el acuerdo que acabo de hacer? Pero necesito decirle algo porque necesito intercambiar ideas con alguien.
Cuando llego a su casa, ella está esperándome en la puerta, abriéndola antes de que yo llegue al final de la acera.
—¿Qué pasó?
—Es que… tengo… algo de lo que necesito hablar.
—Por supuesto —asiente y me lleva al interior de la casa—¿Vino?
Asiento porque más vale que me harte antes de quedar embarazada, ¿no? Pero cuando me entrega la bebida, todavía no sé qué decir.
—¿Pasa algo? ¿Estás herida?— pregunta y yo niego con la cabeza. No, no estoy herida. No es nada de eso—¿Es Leyla?—ella es la única que sabe lo que está pasando con Leyla y me siento agradecida por la preocupación genuina en su voz.
—Conocí a un chico.
—¿Un chico? Dios, Emma, pensé que era algo malo. ¿Por qué no me dijiste que estabas saliendo con alguien? —se acomoda en el sofá y parece algo emocionada ante la perspectiva.
—Es simplemente… es un poco complicado.
—Bueno, ¿qué tiene de complicado?
—Me voy a vivir con él.
—¿Te vas a mudar? —su tono es incrédulo, sus ojos muy abiertos mientras me mira—. Ni siquiera sabía que estaban saliendo y ahora es lo suficientemente serio como para que te vayas a mudar …
—Como dije, es complicado— todavía no sé qué decirle. Y qué callar.
—Vas a tener que decirme algo, Emma—dejé escapar un profundo suspiro y tomé un largo trago de vino mientras Becky me observaba, entrecerrando los ojos ligeramente—¿Estás segura de que no pasa nada?
—Sí, es que vamos a tener un bebé.
—¿Estás embarazada? —me mira sorprendida y luego toma la copa de vino que tengo en la mano—. No puedes beber eso.
—No estoy embarazada. Quiero decir, todavía no estoy embarazada.
Entrecierra los ojos mientras me mira fijamente.
—Vas a tener que respaldar las cosas y explicar qué está pasando.
En ese momento, bebo de un trago el resto del vino y le extiendo la copa. Es la señal para que vuelva a llenarla y pueda empezar a contarme toda la historia.
—No vas a creer esto—una pausa—.Mi jefe quiere contratarme para tener a su bebé.
—Él quiere… ¿qué ?
—Mi jefe quiere contratarme para tener su bebé. Está redactando un contrato para que me mude a su casa y tenga su bebé.
—Está bien, o es un psicópata o un bicho raro. ¿Qué clase de persona es a la que le gusta ese tipo de cosas?
—No es así. Quiero decir… bueno, tal vez sea un poco así, pero le dije que lo haría.
— ¿Qué le dijiste ?
—Es un buen dinero. Quiero decir, todavía no sé los detalles, pero él ofrece un lugar para vivir y una mesada y todo. Puedo ayudar a Leyla.
Ella parece preocupada por eso, frunciendo el ceño mientras me mira fijamente.
—Sabes que tu madre y Leyla no querrían que te vendieras a algún loco por ellas, ¿verdad?
—No me estoy vendiendo. Y de hecho hemos estado teniendo sexo durante un tiempo antes de todo esto. Él es… hermoso. Y es increíble en la cama. No tienes idea.
Poco a poco, la expresión de su rostro se transforma en una sonrisa maliciosa.
—Increíble, ¿no?
—Absolutamente increíble —le prometo—. Esa es una de las otras razones por las que acepté. He hablado con gente del club sobre él. Y… ufff, Becky, no tienes idea —repito—. En cierto modo, estoy deseando que llegue este momento. Quiero decir, tener un bebé va a ser… diferente. Pero, ¿el sexo previo a eso? Esa parte va a ser fenomenal. Él es un tipo duro, un chico malo y… —no puedo ocultar el pequeño escalofrío que me recorre el cuerpo y ella se ríe.
—Estás loca por seguir adelante con esto, lo sabes, ¿verdad?
—Si pudieras ver a este tipo, no pensarías eso. Y si hubieras experimentado al menos la mitad del sexo que yo tengo con él, te habrías apuntado en un instante.
—Está bien. Digamos que es tan bueno en la cama como dices… ¿Aún estás dispuesta a tener un bebé con un hombre que en realidad no conoces?
—Todos ganan. Yo tengo sexo increíble. Él tiene un bebé. Leyla y mamá tienen todo lo que necesitan... ¿qué podría ser mejor?
—Bueno, quiero decir, si eso es lo que realmente te gusta… —parece preocupada de nuevo.
—Lo he pensado y creo que va a ser bueno para todos nosotros.
—La mayoría de las mujeres hacen un gran esfuerzo para no quedarse embarazadas del chico malo. Y aquí estás tú, esforzándote por quedar embarazada. Y él está involucrado en el asunto—sacude la cabeza y ríe—.Creo que estás loca. Pero, oye, si lo has pensado bien…
—Sí.
—¿Qué le vas a decir a tu mamá?
—Nada. O lo menos que pueda y durante el tiempo que pueda. Ella no tiene por qué enterarse.
—Se preguntará cómo es posible que de repente tengas más dinero para darles.
—Lo iré inventando sobre la marcha—respondo porque no estoy segura de lo que les voy a decir. Pero definitivamente no les voy a contar a Leyla y a mamá la verdad de las cosas. No cuando estoy haciendo este acuerdo, este acuerdo descabellado, solo por ellas.
—Te deseo suerte, entonces. Y bébete todo el vino —me sirve otra copa—. No volverás a beberlo en mucho tiempo—hay una larga pausa y luego—: Entonces, ¿es tan bueno en la cama?
—Las cosas que ese hombre puede hacer con su boca, Becky—le respondo y ella se ríe, pero se acerca más para escuchar todos los detalles.
Cuando termino de compartir todos los detalles que me interesan y tal vez algunos extras que probablemente no debería haber compartido, ya es tarde. Y ahora me pregunto qué me espera cuando llegue a su casa. ¿Qué significará realmente este acuerdo para nosotros?
Cuando se abre la puerta, lo veo parado allí. No parece nada feliz. Sé que llego tarde y sé que me estaba esperando. Así que me siento un poco avergonzada al mirarlo y ver su furia tensa.
—Tendremos que hablar sobre lo bien que escuchas.
—Solo… necesitaba un minuto.
—¿Un minuto? —sus ojos brillan mientras me mira, pero luego da un paso atrás sin decir otra palabra. Respiro profundamente y cruzo la puerta, sabiendo que este es el comienzo de una etapa completamente nueva en mi vida. Este es el comienzo de vivir conforme al contrato que acepté—.Eres mía, cariño. Por eso, cuando te digo que quiero que estés aquí inmediatamente después del trabajo, lo digo en serio—no puedo evitar el pequeño escalofrío que me recorre el cuerpo ante sus palabras y la fuerza que hay detrás de ellas. Y entonces sus brazos me rodean, presionándome contra la pared—.Si te digo algo, lo haces. Así es como va a resultar y te va a gustar.
Mi corazón se acelera en mi pecho ante el tono áspero de su voz, la forma en que se inclina cerca, tan cerca.
—No acepto bien las órdenes —logro decir y él me mira con el ceño fruncido.
—No estoy acostumbrado a que me desobedezcan, Emma. Y no voy a aceptarlo ahora. Me escucharás . Cuando te diga que hagas algo, lo harás.
—Si tu plan es ser una especie de tirano que controla todos mis movimientos, entonces el trato se cancelará, Christopher. Haré lo que me dé la gana y no puedes decirme lo contrario.
—¿No? Bueno, ahí está la puerta, Emma. Puedes irte cuando quieras—sigue mirándome fijamente a centímetros de distancia. Su boca está tan cerca que si me inclino un poco hacia delante, presionaría mis labios contra los suyos. Su cuerpo casi roza mi frente con cada respiración.
Y puedo sentir mi propio cuerpo calentándose de ira, sí, pero también de pasión. De deseo.
Lo deseo. De hecho, ahora mismo me excita muchísimo que actúe como si pudiera darme órdenes y yo saltara cuando él quisiera.
—Estás siendo ridículo —me las arreglo para decir, pero en lugar de responder, su boca desciende sobre la mía y me pierdo en el placer de eso. Me pierdo en el momento de sentir sus labios y mis brazos envolviéndolo aparentemente por voluntad propia. Me estoy derritiendo contra él, mi cuerpo pierde toda voluntad de luchar cuando se siente tan bien.
Sus caderas presionan con fuerza contra las mías, sujetándome contra la pared, frotando su cuerpo contra el mío y haciéndome gemir de placer.
Esto es completamente diferente a todo lo que hemos tenido antes. Completamente diferente de las experiencias apasionadas pero apresuradas en su oficina, aunque esto también es bastante apasionado y apresurado. La diferencia es que todavía no me ha arrancado la ropa. En cambio, está luchando por bajar el ritmo.
Prácticamente gimo mientras sus manos se deslizan hacia mi camisa, deslizándola hacia arriba y sobre mis pechos para poder ahuecarlos más completamente en sus manos. Mis propias manos descienden hasta sus hombros, que se mueven y se tensan bajo mis dedos. Pero eso no es nada comparado con los músculos de sus brazos y su pecho que se flexionan bajo mis dedos que se mueven lentamente—.Oh —el gemido parece tener vida propia, pero a él definitivamente no le importa, porque muerde mi labio inferior y sus dedos recorren un poco más firmemente mis pechos, luego rozan el pezón de un lado y luego del otro.
—Eso es todo, cariño —murmura mientras sigue pasando sus manos por mi cuerpo, volviéndome completamente loca en el proceso. Y no ha terminado. Ni cerca de terminar. Porque es entonces cuando finalmente me saca la camiseta por la cabeza y la arroja a un lado, mirando fijamente mi cuerpo durante un largo momento mientras asimila lo que ha revelado.
Me siento muy excitada por la forma en que me mira. Hay algo excitante en ello. Todo mi cuerpo está caliente y ardiendo, deseándolo. Deseando todo lo que sus besos parecen prometer.
Luego su boca se desliza hacia abajo sobre mis pechos, lamiéndolos y chupándolos uno por uno hasta que gimo y me retuerzo al sentirlo. Se siente bien. Tan bien. Y cuando termina allí, se mueve hacia mis caderas, su boca presionando contra el lugar donde se cruza la falda de mi atuendo, haciéndome temblar aún más.
—Christopher … —su nombre sale en un gemido y parece que lo disfruta. El gruñido se derrama de su garganta mientras continúa su embestida.
—Eso es, cariño —me dice y vuelvo a gemir. Mientras baja la falda sobre mis caderas y la deja caer alrededor de mis tobillos, siento que mi cuerpo prácticamente se derrumba contra la pared detrás de mí, un hecho que parece disfrutar porque sus caderas de repente se presionan mucho más firmemente contra las mías.
Pero ahora me doy cuenta de que todavía está completamente vestido, de pie allí con su ropa informal del club. Y ese calor ha vuelto a sus ojos. Mis propias manos se aventuran a recorrer su cuerpo ahora, deslizándose hacia abajo, hacia abajo, tan lejos como puedo alcanzar desde esta posición. Pero sus gruñidos me están incitando aún más.
Le quito la camisa del cuerpo y la tiro lejos, deleitándome con la sensación de ese estómago duro y los músculos que en ese momento se están flexionando y tensando allí—.Ven —prácticamente me ordena de nuevo, envolviendo con fuerza mi muñeca con su mano; me arrastra. Casi antes de que me dé cuenta de lo que está pasando, prácticamente estamos corriendo por la habitación y subiendo las escaleras para que pueda tirarme sobre la cama y tomar exactamente lo que quiere.
Su boca está sobre mí por todos lados. Provocando cada centímetro con todo lo que tiene, volviéndome tan loca que lo único en lo que puedo pensar es en él. Todo lo que puedo hacer es tomar todo lo que me dé—¿Estás lista? —murmura y se desliza profundamente dentro de mí, haciendo que mi cuerpo se levante de la cama. Un grito fuerte sale de mí y él no intenta acallarlo. En cambio, cada uno de mis sonidos parece hacerlo aún más intenso y empuja más fuerte y más rápido contra mí.
Mis manos se aferran a sus hombros y luego se aventuran a bajar para disfrutar la sensación de sus brazos, luego de su pecho y su estómago. Luego, más abajo aún. Estoy cerca, cada vez más cerca. Y entonces, de repente, el orgasmo estalla en mí y grito fuerte mientras me corro—.Emma... —gruñe mi nombre y me doy cuenta de que está cerca. De hecho, incluso antes de que mi propio orgasmo haya dejado de sacudir mi cuerpo con intensidad, el suyo se prolonga, y ese mismo gemido vuelve a salir mientras penetra más y más profundamente en mí—.Eso es, Emma. Eso es —gruñe y gime y de repente no hay nada más que sensaciones.
Cuando finalmente siento que estoy de vuelta en mi propio cuerpo, todavía me cuesta recuperar el aliento. Todavía me cuesta reconocer que esto es lo que nos espera. Más noches como esta nos volverán locos a los dos.