Capítulo 5

1391 Words
Narra Christopher —Excelente—supuse que diría que sí. Supuse que volvería en algún momento. Pero, para ser sincero, no pensé que tardaría tanto. No pensé que esperaría hasta el día siguiente. Aun así, han pasado menos de 24 horas y le estoy pidiendo que haga un cambio importante en su estilo de vida. Es justo darle un poco de tiempo para que lo acepte—.Podemos irnos ahora mismo para que te instales. —No. —¿No? —la miro con incredulidad, pero ahora parece más segura de sí misma. —Estoy aquí para cumplir con mi turno. No puedo irme hasta que termine. —Yo soy el jefe, Emma, ​​y ​​digo que puedes irte. —Eso dejaría a las otras chicas con poco personal. No es justo para ellas. No, terminaré mi turno— parece firme en eso—.Y planeo quedarme aquí por un tiempo. No voy a renunciar. Entrecierro los ojos mientras la miro, tratando de entender qué está pasando. Le acabo de ofrecer un lugar donde vivir y una mesada, y ella quiere quedarse en el club como camarera de cócteles y ganar una miseria en comparación con lo que estoy dispuesta a darle. —No quiero que nadie sepa nada. Al menos no al principio. Quiero seguir como hasta ahora. Trabajaré aquí y todo lo que pase entre nosotros dos se mantendrá en privado. Nadie tiene por qué saberlo. Recuerdo que lo único que siempre oí de todos a los que les pregunté sobre ella fue que era una persona muy reservada. No sabían mucho sobre ella ni sobre su familia porque lo mantenía todo en secreto. Y esto es una prueba más de ello. Ella no quiere que la gente hable de ella. No quiere que sepan que está conmigo. Bueno, puedo aceptarlo, aunque no es algo a lo que esté acostumbrada. Estoy muy acostumbrado a que todo el mundo quiera estar cerca de mí y las mujeres sin duda quieren que los demás lo sepan.Están conmigo, pero ésta no. Es un enigma, eso seguro. —Está bien. Puedes seguir trabajando—por ahora, pienso, pero no digo las palabras—. Pero ven a mi casa en cuanto termine tu turno y te instalaremos. —Está bien —asiente, aunque parece un poco ansiosa de nuevo. Aun así, se da la vuelta y sale rápidamente de mi oficina mientras yo me recuesto en mi silla y pienso en lo que sucederá a continuación. Ella será mía. Completamente mía. Porque para tener un bebé, lo tendré cuando yo quiera. Va a estar en el contrato que he redactado. Y de hecho, saco un papel y empiezo a redactar las condiciones y requisitos del trato que haremos. Tengo un abogado, uno que será discreto y que puede encargarse de organizar todo esto por mí de manera oficial. No es que vaya a entender el razonamiento detrás de este contrato en particular, pero eso no importa. Mientras pueda asegurarse de que todo sea legal, será suficiente. Le planteo todo lo que se me ocurre antes de llamarlo, pero aun así, él añade cosas y hace cambios a medida que redactamos el contrato. Nunca quise estar atado y ahora la idea no me gusta mucho, pero no tengo muchas opciones. No me hace preguntas, salvo para asegurarse de que sé quién es esa mujer que estoy preparando para que se mude a mi casa. Pero eso no es algo que me preocupe. Por todo lo que sé de Emma, ​​no creo que yo corra peligro físico. Y tampoco corre peligro mi casa. —Puedo tener el contrato preparado para ti esta noche— dice finalmente, cuando hemos tenido la oportunidad de repasar todos los detalles varias veces y hemos desarrollado el propósito principal del asunto. —Bien. Me gustaría presentárselo lo antes posible. —Por supuesto que te gustaría llegar a las partes pertinentes, ¿no? —sonríe y no puedo evitar devolverle la sonrisa. Ah, sí, poder tener sexo con Emma cuando quiera es sin duda una gran ventaja de este contrato. Pero también me gusta tener todos los detalles claros cuando se trata de este tipo de cosas—.Te lo devolveré cuando esté completamente redactado—dice y lo veo salir del club. Definitivamente no es así como normalmente nos reunimos, pero él sabe cómo gano dinero y también ha redactado una gran cantidad de jerga legal para el club, así que bien podría ver a qué ha estado contribuyendo. Me relajo en mi silla una vez más, mirando a través del cristal como Emma se abre camino. Sí, ella es algo especial. Y será la madre de mi hijo. El pensamiento es… extraño, sin duda. Tenía pensado tener un hijo. Al menos, siempre lo había pensado en algún lugar de mi cabeza, pero no es algo que me interese demasiado. De todos modos, hará felices a mis padres y, al menos, así puedo controlar cuándo sucede todo y con quién. Cuando me voy por la noche, ya se está haciendo tarde. Emma debería terminar pronto y vendrá a mi casa para repasar algunas cosas y comenzar a cumplir nuestro acuerdo. Ya estoy más que listo para empezar con esto. Para tenerla en mi cama en lugar de solo en el club. Porque las cosas que puedo hacerle allí... El calor me invade todo el cuerpo al pensar en desnudarla allí, en tomarme mi tiempo para explorar cada centímetro de ella. Cuando llego a casa, estoy duro, pero lo único que puedo hacer es esperar. Y esperar. Y esperar. El hecho de que tenga que esperarla, que siga trabajando… no me gusta. La quiero aquí, quiero que esté disponible para mí en todo momento.Y disponible para nuestro hijo en todo momento. Lo que significa que necesito convencerla de que deje de hacerlo. Podría despedirla, por supuesto, pero no quiero que me guarde rencor por ello. Así que necesito hacerle ver que lo mejor es que deje el trabajo y se quede en casa. Puedo apoyarla, cuidarla mejor de lo que ella se imagina. Y prefiero eso a tener que explicarle a mi familia por qué la madre de mi hijo trabaja como camarera. Suspiro y miro el reloj. Sé cuándo termina su turno, pero una hora después todavía no ha aparecido. Y dos horas después tampoco está aquí. Me estoy frustrando, me pregunto si ha cambiado de opinión, si ha decidido que no va a cumplir con nuestro acuerdo después de todo. Aprieto los dientes e intento concentrarme en otra cosa. En cualquier otra cosa. Porque si no lo hago, no estoy muy segudo de lo que voy a hacer. En cambio, enciendo la televisión, esperando que me distraiga. Y luego saco algunos de mis archivos del club, pensando que podría ayudar. Nada parece ayudar. Lo único que puedo hacer es sentarme allí y seguir mirando el reloj. Sigo levantando la vista de lo que sea que esté haciendo y ya han pasado dos minutos. Luego tres. Luego cinco minutos seguidos. Pero ya han pasado horas desde que debería haber estado sin trabajo. Y le dije que viniera directamente aquí después de que salió. Me ha desobedecido descaradamente. Vuelvo a fruncir el ceño mientras miro la televisión y luego, finalmente, oigo algo afuera. ¿Es ella? ¿Está aquí finalmente? Miro de nuevo el reloj: tres horas. Debería haber estado sin trabajo a las cinco y ahora son casi las ocho. Pero ahí está ella. Caminando por el camino de entrada hacia la puerta, aunque parece un poco indecisa. Camina lentamente. No parece saber realmente lo que está haciendo. De hecho, en un momento parece que va a dar media vuelta y regresar a su auto. Se detiene y mira hacia atrás por encima del hombro. Pero luego endereza los hombros y empieza a caminar de nuevo. Cuando llama a la puerta la hago esperar un momento, la hago sudar porque quiero darle al menos una muestra de lo que me hizo pasar. Pero luego finalmente abro la puerta, la miro en silencio y ella parece incómoda nuevamente. —Tendremos que hablar sobre lo bien que escuchas. —Solo… necesitaba un minuto. —¿Un minuto? —mis ojos brillan levemente, pero trato de controlar mi verdadera irritación. Porque quiero que entre. La quiero para mí.
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