Narra Emma
¿Esto es todo lo que va a ser nuestra relación ahora? ¿Solo hablaremos de mis citas médicas y de la familia a la que todavía no le he contado nada de esto?
¿De verdad ya no está interesado en mí en absoluto?
Tal vez sólo se trata del bebé y ahora… ahora espera que yo sea como… una niñera interna.
La idea no suena muy atractiva, sin duda. Aunque tengo que admitir que conocerlo mejor ha sido bueno. Pero ¿cuánto tiempo pasará hasta que decida que quiere a otra porque ya no me quiere a mí?
Suspiro y él me mira fijamente.
—¿Está todo bien?
—Sí todo bien —respondo, pero me levanto también. No espero que quiera sexo todo el tiempo, aunque para ser honesta siempre lo quiso antes de que le dijera que estaba embarazada. Pero aun así... —.Voy a buscar un libro nuevo —le digo, y regreso apresurada a mi habitación.
Una vez que estoy allí, dudo un momento y entro al baño, quitándome los jeans y la camiseta que llevo puestos para poder mirarme más de cerca.
No parezco embarazada . Al menos, no creo que lo parezca. Tal vez estoy un poco más blanda de lo normal. ¿O tal vez tengo algo de hinchazón en la cara? No puedo decirlo con exactitud y definitivamente no soy la jueza más objetiva. Sin embargo, parece que mi ropa me queda bien. Entonces, ¿qué es lo que ya no le gusta?
Quizás siempre fue sólo un medio para un fin.
Y a medida que pasan los días y él sigue sin mostrar ningún interés, empiezo a dudar, porque ahora mi ropa me queda un poco diferente. Todavía puedo usarla, pero también noto que no es tan cómoda. Y se acerca el momento de decírselo a la gente. Al menos a los más cercanos a mí. Por eso me estoy poniendo nerviosa.
—Hola, mamá, ¿a dónde vas? —pregunto mientras llego a la casa y la veo salir corriendo por la puerta.
—Ah, me olvidé de comprarle la medicina a Leyla cuando estaba en la tienda. Todavía le quedan un par de días, pero no quiero que baje demasiado. Saldré corriendo y tú y Leyla pueden ponerse al día un rato hasta que regrese.
—Sí, claro —concuerdo, pero me pregunto cómo voy a poder conversar un poco con Leyla sin contarle todo. Y sólo quiero decir esto una vez.
No es que les vaya a contar nada sobre el acuerdo con Christopher. Sólo les contaré lo que necesitan saber.
Aún así, la veo alejarse y dirigirse a comprar.
—¡Estoy bien quedándome sola en casa!— grita Leyla desde la otra habitación y entro riendo.
—Bueno, soy niñera sin sueldo, así que supongo que eso tendrá que bastar.
—¡Emma! Hola, me preguntaba cuándo ibas a volver a visitarme. Han pasado días—parece emocionada de verme y cuando me mira no hay rastro de sospecha ni nada por el estilo; así que tal vez ella no se dé cuenta de que estoy embarazada, pero Christopher obviamente sí.
El amargo pensamiento me hace fruncir el ceño, pero rápidamente lo oculto y me hundo en el sofá donde mi hermana ya tiene una película puesta.
—¿ El diario de Noa otra vez?
—Oye, resulta que me gusta.
—No te importa la película. Sólo piensas que Ryan Gosling es atractivo—ella sonríe y se encoge de hombros, pero vuelve a centrarse en la película y yo no puedo evitar reírme. Aunque no me molesta demasiado porque también me gusta la película—¿Cómo te fue en la escuela?
—Lo mismo de siempre. Comencé el proceso de postulación para presidente de la clase. Tengo algunas personas que me ayudan con la campaña y van a tener un debate la semana que viene
—¿Estás preparada para ello?
—Supongo que lo más preparada posible para un debate—coincide.
La tienda no está lejos de la casa, así que falta menos de una hora para que mamá regrese y entonces es hora de hacer mi anuncio, antes de perder el valor.
—En realidad vine aquí por una razón —les digo y ambas me miran con confusión en sus caras.
—¿Desde cuándo necesitas una razón?—pregunta mamá y yo respiro profundamente.
—Solo… déjame decirlo, ¿de acuerdo?
—¿Qué pasa? ¿Estás enferma? ¿Estás herida?—inmediatamente se pone en modo Mamá Osa, como lo está con Leyla y la confusión general en sus rostros se convierte en preocupación.
—No, no estoy enferma. No estoy herida. Déjame decir lo que tengo que decir, ¿de acuerdo?
Se miran entre ellas y luego me miran a mí, pero asienten en silencio y tengo que recuperar el equilibrio una vez más antes de poder pronunciar las palabras: —Estoy embarazada.
Se produce un silencio absoluto en respuesta a mis palabras. Ambas me miran con la boca abierta. Pero eso sólo dura un momento antes de que Leyla chille y se levante de un salto, rodeándome con sus brazos en un gran abrazo que me hace reír a pesar de mí misma.
—Embarazada… —repite la mamá lentamente, sin dejar de mirarme—. Ni siquiera sabía que estabas saliendo con alguien. Y para que fuera tan serio, ¿por qué nunca nos dijiste que estabas saliendo con alguien?
—Es que… nosotros… —no estaba preparada para esa pregunta, aunque debería haberlo estado, y veo cómo mamá frunce los labios—. Hemos estado juntos un tiempo, pero… estábamos manteniendo las cosas de forma… discreta —me las arreglo para decir.
—Discreta. Tan discreta que ni siquiera pudiste contárselo a tu propia madre. ¿Y ahora que estás embarazada tuviste que confesar?
—Bueno, es un poco antes de lo que habíamos planeado decírselo a la gente—respondo, aunque eso no es del todo cierto. Nunca planeamos realmente cómo íbamos a decírselo a la gente.
—No te comportaste de forma segura—no es una pregunta, sino una declaración de desaprobación y me encojo de hombros.
—Estamos contentos con la noticia.
—¡Yo también estoy feliz con la noticia!—grita Leyla envolviéndome en otro abrazo.
—No es que no esté feliz, Emma. Estoy feliz por ti, pero… me preocupa que tú y este chico se hayan apresurado demasiado. Tener un bebé es una gran responsabilidad y no quiero que te cause problemas.
—No lo es —respondo con firmeza y ella duda un momento pero luego me da una sonrisa tentativa.
—Entonces me alegro por ti. Lo estoy —me da un abrazo y por un momento siento que todo está bien en el mundo. Ahora mi madre y mi hermana saben, no exactamente la verdad, pero... saben algo sobre lo que está pasando al menos y eso es un comienzo.
—Cuéntame todo sobre ese tipo —dice finalmente Leyla, hundiéndose en el sofá, con las piernas cruzadas y una mirada ansiosa en el rostro.
Mamá también está sentada en su silla mirándome con interés, aunque quizás no tan ansiosa como Leyla. Aun así, ambas quieren saber y yo trato de pensar qué puedo decir sobre Christopher sin revelar demasiado.
—Es muy franco, testarudo y algo intenso.
—¿Es lindo?
—Es precioso —admito y mamá sonríe mientras Leyla vuelve a chillar.
—¿Y es inteligente?— interviene mamá.
—Es dueño de un negocio. Un buen negocio. Le va bastante bien
—Un dueño de negocio suena bien. ¿Gana lo suficiente para mantenerlos a ambos?
—Sigo trabajando, mamá —protesto.
—Por supuesto, pero ¿no es uno de esos empresarios efímeros que podrían desaparecer en cualquier momento?
—No. Es un empresario exitoso. Su negocio genera buenos ingresos y así ha sido durante varios años.
No sé exactamente cuándo se creó el club, pero sé que lleva allí al menos cinco años porque una de las mujeres con las que hablo mucho dice que lleva allí cinco años. Y mi madre parece más cómoda con la idea de que al menos tenga éxito.
—Entonces, él es inteligente, es guapo, es dueño de un negocio; ¿cuándo podremos conocerlo? —pregunta Leyla tengo que sacudir rápidamente la cabeza.
—No es un buen momento ahora mismo. Ha estado muy ocupado con cosas del trabajo y ahora lo del bebé… va a pasar un tiempo— O un tiempo largo porque, para ser honesta, no me molestaría que los tres nunca se conocieran.
Por supuesto, eso es estúpido, porque no hay forma de evitar que se conozcan, especialmente con un bebé en camino.
Pero voy a seguir postergando esa reunión tanto como pueda. Definitivamente hasta que esté más segura de lo que realmente está pasando entre nosotros, porque ahora mismo no sé qué significa todo esto.
—Será mejor que acuerdes un momento para reunirte con él o simplemente apareceré en tu puerta —promete Leyla y de todos modos logro esbozar una pequeña sonrisa.
—Bien.
Cuando vuelvo a casa, me siento un poco mejor por haber hablado con mi familia, pero también un poco ansiosa porque sé que Christopher también se pregunta por ellos y no quiero decirle nada.
Las condiciones en las que viven mi madre y mi hermana se hacen aún más evidentes cada vez que pongo un pie en esta casa. Y aunque utilicé mi primera mesada de Christopher para pagar sus facturas (por primera vez en mucho tiempo, lo he hecho a tiempo), no fue suficiente para empezar a mejorar las cosas de la casa. Eso vendrá después.
Por ahora, me apresuro a ir a mi habitación para prepararme para el trabajo de esta noche. Todo parece ir bien. Solo tengo que esperar y ver qué sucederá a continuación.