Narra Emma
—Nos han invitado a cenar con mis padres —dice Christopher, entrando en la habitación.
Levanto la vista del libro, sorprendida.
—Oh… eh… ¿cuándo?
—Jueves. Saben que no es un día muy ajetreado para mí en el club. Y tú tienes el día libre los jueves— lo tengo, lo cual es una pena porque si no fuera así tendría una excusa para no ir. Aunque, como es el jefe, Christopher probablemente me diría que tengo el día libre.
De todos modos, probablemente debería ir a ver a sus padres. De esa manera, podrán averiguar más sobre mí y el bebé.
—¿Hay algo que deba saber?
—No tienes por qué responder a nada que no quieras—me responde con firmeza y se lo agradezco, aunque no estoy segura de cómo planea evitar que responda a las preguntas que no quiero responder.
—¿Van a hacer muchas preguntas?
Probablemente querrán saber cosas sobre ti, pero no querrán asustarte.
—¿Por qué no?
—Porque serás la primera chica que traeré a casa a cenar.
Lo dice con indiferencia, pero vibra en mi cerebro y me hace sentir protegida, cuidada, especial. Como... bueno... no sé muy bien qué. Pero es algo muy importante.
Por supuesto, una parte de mí me dice que soy la madre de su hijo (o que pronto lo seré) y que algún día tendrá que llevarme a casa con sus padres. Pero hago a un lado esos pensamientos y trato de concentrarme en lo positivo, en todo lo que me hace sentir tan bien en este momento.
—¿Qué debería ponerme?
—Ropa informal—responde, pero no estoy del todo segura de que su idea de informalidad y la mía sean la misma. Así que cuando llega el jueves me pongo un vestido bonito que todavía me queda bien y no se nota nada de la hinchazón adicional que parezco tener actualmente.
Me miro al espejo con un suspiro y me pregunto una vez más si esa es la razón por la que Christopher ha estado tan distante. No completamente distante. En realidad, no. Hemos estado teniendo algunas conversaciones geniales y pasando tiempo juntos, pero él no ha mostrado interés en el sexo... todavía. Y han pasado años—.Toma, te compré esto—mientras salgo con mis zapatos bajos y un chal para usar sobre el vestido (por si hace un poco de frío en la casa), me entrega una caja con otra pieza de joyería.
Abro la hermosa caja para mirarla más de cerca. La fina cadena tiene un solo dije. Un corazón. Y una vez más trato de convencerme de que no significa absolutamente nada. Es solo un dije. No significa que realmente se preocupe por mí.
Por supuesto, el hecho de que lleve pantalones de vestir y una camisa que no es exactamente un polo, pero definitivamente no es una camiseta, indica que su familia probablemente no sea del tipo que usa jeans y camiseta. Que es lo que él y yo usaríamos en un día normal...
Cuando finalmente llegamos a la casa de sus padres, ya estoy más nerviosa. Porque hasta ahora no me he dado la oportunidad.Pensar en ello. En cambio, me he centrado en el día a día. Pero ahora... ahora tengo que pensar en el hecho de que voy a visitar a los padres muy ricos del padre de mi bebé. Ni siquiera sé cómo llamarlo y de repente se me ocurre que no sé nada sobre la fachada que vamos a intentar montar.
—¿Qué soy yo para ti?—le pregunto y él se gira hacia mí, con confusión grabada en su rostro. Y tal vez un poco de preocupación.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno… quiero decir… difícilmente podemos decir que soy tu empleada. Y… no sé… la mamá de tu bebé suena un poco… sospechoso.
Él sonríe y sacude la cabeza.
—No creo que presentarte como ninguno de esos dos le caiga bien a mi familia. Te presentaremos como mi novia y luego les contaremos también sobre el bebé.
Novia.
La palabra me provoca un escalofrío en la columna y una gran cantidad de calidez me inunda.
Pero no es real, me digo a mí misma. Es solo una ficción. Solo un juego que estamos jugando para el beneficio de sus padres. Y también para el nuestro, supongo, porque vamos a tener que portarnos bien con ellos a partir de ahora.
Inspiro profundamente y Christopher extiende el brazo por encima de la consola para tomarme la mano, un gesto que ciertamente no me ayuda a sentirme menos ansiosa. De hecho, estoy segura de que mi corazón late aún más fuerte ahora. Y solo puedo esperar que él no lo oiga.
Cuando finalmente llegamos al camino de entrada, él suelta mi mano el tiempo suficiente para caminar alrededor del auto y abrirme la puerta (un caballero, ¿quién lo hubiera adivinado?) y luego su brazo rodea mi cintura.
Ahora realmente siento que me voy a desmayar porque mi corazón late fuerte y estoy luchando por no sentirme mareada ante la increíble sensación de que me abrace de una manera tan familiar. Un gesto tan dulce que realmente parece vender el hecho de que soy su novia.
—Eso es exactamente lo que está intentando hacer—me digo—.No leas demasiado entre líneas.
—Ah, Christopher, veniste. Y trajiste... trajiste a una amiga—la mujer que tengo frente a mí es hermosa. Mayor, sí, pero sigue siendo impresionante para su edad y está vestida impecablemente. De repente me siento muy mal vestida, pero ella no lo demuestra. En cambio, me da una sonrisa radiante y da un paso adelante para tomar mi mano.
—Ella es Emma. Mi novia —dice las palabras con tanta naturalidad, como si fueran lo más natural del mundo. Como si no estuvieran haciendo que mi corazón se acelere como un loco y me dificultaran pensar incluso en los requisitos básicos ahora. Como ofrecerle la mano, sonreír educadamente y decir "encantada de conocerte"—.Emma, ella es mi madre.
—Martha, querida. Puedes llamarme Martha.
—Es un placer conocerte, Martha —respondo, preguntándome si ella puede ver lo fuera de lugar que estoy aquí. Pero la sonrisa brillante permanece y rápidamente nos lleva a ambos por el pasillo hacia la sala de estar donde veo a un caballero mayor, la mujer que reconozco como Wendy, y otras dos personas que solo pueden ser su esposo y su hija.
—¡Tío Christopher!—la niña salta y corre hacia él tan pronto como lo ve y antes de que me dé cuenta de lo que está pasando, él está siendo jalado hacia el medio del piso para que pueda ver su nueva muñeca y luego su diente flojo y el dibujo que hizo la semana pasada en el jardín de infantes.
Si ver que me tomaba la mano, me rodeaba la cintura con el brazo y me presentaba como su novia no me derritió el corazón, verlo con esa niñita sin duda lo hace. Y de repente, estoy pensando de manera muy diferente sobre cómo serán las cosas cuando nazca el bebé.
¿Christopher va a ser realmente un padre presente? ¿Estará presente para jugar con el bebé? ¿Será… un verdadero padre? ¿Y no solo un apoyo financiero? No sé si alguna vez pensé en eso.Así fue. Pensé que yo estaría allí cuidando al bebé y que él seguiría con su vida normal. Pero ahora, viéndolo con un niño, empiezo a dudar de nuevo.
—¿Y tú eres? —Wendy se acerca a mí y me mira con aire crítico. Me pregunto si me reconoce del club o si le importa. La mirada que me dirige es, cuanto menos, sospechosa y Christopher levanta la vista bruscamente desde donde está sentado.
—Emma, mi hermana, Wendy. Wendy, mi novia, Emma.
Los ojos de Wendy se abren de par en par por la sorpresa, pero su madre sigue sonriendo desde donde está sentada en el sofá con su padre.
—Novia. ¿Y cuándo sucedió esto?— pregunta, entrecerrando los ojos mientras me mira.
—Han pasado unos meses— responde con frivolidad. Está haciendo todo lo posible para que todo parezca casual, como si nada de esto fuera gran cosa.
Pero las reacciones de su familia cuentan una historia muy distinta. Su padre parece tan sorprendido como todos los demás, aunque parece contento, igual que su madre.
Por otro lado, está Wendy, quien parece insegura sobre todo el asunto.
—¿Vas a ser mi tía? —bajo la mirada, sorprendida, y veo a la niña parada frente a mí. Christopher sigue sentado en el suelo donde ella lo dejó, aunque tiene una expresión perpleja en su rostro.
—Por ahora mejor que siga siendo mi novia, ¿te parece? —responde y me sonrojo, aunque mi corazón se acelera por todos lados al pensar en esas palabras "por ahora".
—Está bien —asiente ella encogiéndose de hombros y antes de que alguien pueda decir algo más, todos estamos llamados a cenar.
—No le hagas caso. Es que es muy nerviosa. Y Wendy se sentirá más a gusto contigo.
—¿Crees que lo hará? No parece que le haya gustado—frunzo el ceño ligeramente y él me pasa una mano por el brazo.
—Ella sospecha de cualquiera con quien paso el tiempo. No es gran cosa. No dejes que te afecte. Vamos. La comida aquí es buena. Es una de las mejores razones para venir—me sonríe y me indica que me siente junto a él.
—Entonces, Emma, ¿qué haces?
—Emma trabaja en el mundo del espectáculo. Así fue como nos conocimos.
—¿Ah, sí? ¿Entonces tú y Christopher trabajan en el mismo sector?
—Así es —concuerdo, tratando de disimular mi nerviosismo ante esta línea de preguntas. Obviamente, no quiere que sepan que soy camarera en su club. Entonces, ¿cómo se supone que debo responder las preguntas que inevitablemente surgirán sobre mi inexistente trabajo?
—¿Disfrutas ese campo?
—Oh… es emocionante. Conozco gente nueva todos los días— respondo, feliz de que al menos sea una pregunta que pueda responder con sinceridad.
—No estábamos tan seguros de eso por Christopher. Parece un poco…
—¿Podemos no hablar de esto?—la interrumpe él y ella parece pensárselo mejor. Tal vez porque realmente quiere conocerme mejor.
—¿Tienes familia en la zona?
—Mi madre y mi hermana viven por aquí —respondo, deliberadamente sin darle demasiadas explicaciones. Si su familia vive aquí, sin duda conocerían el barrio en el que creció mi familia y eso les diría mucho más de lo que quiero que sepan sobre mí. Mucho más de lo que quiero que Christopher sepa sobre mí.
—¿Los ves mucho?—pregunta mientras todos seguimos comiendo y yo asiento.
—Normalmente un par de veces a la semana.
—Eso es genial. Me alegro de que estés cerca de tu familia—mira fijamente a Christopher, que está mirando atentamente su comida y está tomando otro bocado. Pero no dice nada, solo...Sigue hablando—¿Ya llevan unos meses juntos? ¿Por qué no hemos oído nada? Estuviste aquí varias veces en ese lapso y no dijiste nada en absoluto.
—Era algo nuevo. No necesitaba que tú y el resto de la familia hicieran un gran alboroto por ello—ahora es su turno de mirarla con esa mirada mordaz y ella parece algo avergonzada.
—Bueno, me alegro de que finalmente hayas logrado convencerla.
El resto de la velada transcurre agradablemente. Y el hecho de que Christopher esté cerca de mí casi todo el tiempo, excepto cuando está jugando con su sobrina, es definitivamente una ventaja. Hemos estado pasando mucho tiempo juntos, pero esto se siente muy diferente.
Especialmente cuando pone su mano sobre mi muslo, o me acaricia el brazo, o me rodea los hombros con el brazo, o cualquier otra cantidad de cosas tiernas diseñadas para que su familia piense que estamos saliendo en lugar de... bueno, lo que sea que estemos haciendo en realidad.
—Antes de irnos, hay otra cosa que queríamos decirles—dice Christopher, poniéndose de pie.
Esto es todo.
Claro que hasta ahora han sido amables y simpáticos, incluso Wendy ha empezado a descongelarse un poco, pero hay una diferencia entre aceptar a la novia de tu hijo y aceptar a la madre de su hijo. Y no tengo ni idea de cómo va a resultar esto.
—¿Qué pasa? —pregunta su madre, mirándonos a ambos como si fuera a descubrirlo por sí sola.
—Emma y yo vamos a tener un bebé.
Se produce un largo silencio y mi corazón se hunde al pensar que todo ha terminado. Después de todo, no les gusto. Pero entonces se oyen gritos y su madre corre hacia mí para envolverme en un abrazo. Su padre me estrecha la mano. Hasta Wendy está emocionada.
Cuando todos vuelven a sentarse, estoy radiante y no puedo parar. Incluso Christopher parece complacido.
—¿Por qué esperaste hasta el final de la noche para decírnoslo? —le regaña su madre y Christopher se encoge de hombros.