Narra Emma
No me di cuenta de que me había dejado puesto el uniforme hasta que me lo metió debajo de la falda. Lo que significa que definitivamente estaba distraída cuando salí por la puerta. Todavía estaba pensando en... bueno... esto.
Pero mientras deja que mi cuerpo se deslice hacia abajo sobre el suyo junto a la cama, disfruto de la mirada en sus ojos mientras me mira con ese uniforme. Hay calor en su mirada mientras recorre cada centímetro de mí y luego su boca está sobre la mía, reclamándome, una vez más.
—He estado pensando en esto desde que saliste de mi oficina —murmura y mi corazón empieza a tartamudear como cada vez más a menudo últimamente. ¿Qué tiene este chico que me hace sentir como una adolescente que se enamora por primera vez? Pero eso es una tontería porque no estoy enamorada de Christopher. O de lo que sea que se haga pasar por amor cuando tienes 14 años. Sin duda hay mucha lujuria , pero eso es todo. Eso es todo lo que hay aquí.
Y entonces su boca recorre mi cuello y se me escapa un gemido y cualquier pensamiento que no sea lo que le está haciendo a mi cuerpo en ese momento se va por la ventana. Sus manos recorren mis costados,sobre mi cintura, mis caderas, deslizándose bajo mi falda nuevamente para agarrar mi culo… todo me está prendiendo fuego.
Mis propias manos se deslizan sobre su pecho, deleitándose con la sensación de sus músculos duros y la forma en que se tensa bajo mi toque. La forma en que gime cuando mis uñas se clavan en sus brazos y hombros, aferrándose a él con más fuerza mientras sus dedos encuentran ese punto perfecto que hace que todo mi cuerpo prácticamente grite.
Sin embargo, cuando mis manos envuelven su pene ya duro, es entonces cuando realmente gime, un sonido casi como un aullido que se le escapa antes de arrancarme el vestido por la cabeza y ambos caigamos de nuevo sobre la cama—.Eres mía. Toda mía.
Normalmente, la posesividad no sería lo mío, pero hay algo en Christopher que me vuelve absolutamente loca. Por no hablar de la forma en que dice "nena" de esa manera. "Demuéstralo", le respondo y la mirada en sus ojos mientras me mira es de fuego—.Oh, definitivamente te lo demostraré—y con eso, me sujeta los brazos por encima de la cabeza, su boca se conecta con la mía en un beso caliente y profundo que me deja sin aliento. Y cuando ambos salimos a tomar aire, empiezo a sentirme un poco mareada, una sensación que se desvanece bastante rápido mientras sus labios continúan recorriendo mi cuerpo.
Y esta vez cuando entra dentro de mí es más lento, aunque no menos apasionado que la última vez, llevándonos a ambos al límite en lo que parece poco tiempo.
Las semanas siguientes transcurren de forma muy similar. Está claro que Christopher está disfrutando de todo este proceso. Y yo también lo estoy disfrutando, porque parece que prácticamente todas las noches me lleva a su habitación.
O el sofá… o su oficina… o cualquier lugar donde podamos hacerlo funcionar.
Y aún así, incluso con tantas noches juntos, parece que no puedo tener suficiente. Todavía me encuentro pensando en él y deseando...Lo hago prácticamente a cualquier hora del día, lo cual ya es bastante estúpido. Esta relación no es una relación, es solo sexo. Y haría bien en recordarlo antes de empezar a pensar que Christopher y yo somos amigos, y mucho menos cualquier otra cosa.
Con un suspiro, me levanto de la cama una vez más, me dirijo al baño a trompicones y empiezo a prepararme para mi día. Pero, en cuanto me pongo el cepillo de dientes en la boca, siento arcadas y tengo que apoyarme en el lavabo.
—¿Qué me pasa?—me miro fijamente en el espejo y mi piel está pálida. Estoy húmeda. Pero hace un momento me sentía bien. ¿Qué pasó?
Miro mi cepillo de dientes. La pasta de dientes no se estropea, ¿verdad? Al menos, no de esa manera. No de manera que me haga enfermar al instante. ¿Cuál podría ser el problema? Le echo otro vistazo y lo dejo. Pasar una sola vez sin cepillarme los dientes está bien, ¿verdad?
Bueno, de cualquier manera, tendrá que ser así, porque estoy bastante segura de que volver a ponerme el cepillo de dientes en la boca va a ser un gran error. Así que, en lugar de eso, busco algo que me ayude con las náuseas. Y es entonces cuando los veo.
En un estante hacia el fondo hay una caja. Una pequeña caja. Con 2 pruebas en el. Respiro profundamente y saco la caja del armario, mirándola fijamente durante un largo momento antes de, casi inconscientemente, abrirla, sacar una prueba, desenvolverla y realizar los movimientos en piloto automático.
Cuando dejo la prueba y pongo en marcha el cronómetro en mi teléfono, ya me estoy haciendo a la idea de lo que significa todo esto: que podría estar embarazada. Y en solo cinco minutos, lo sabré... Cuatro minutos. Tres minutos.
Mi corazón late fuerte mientras estoy sentada en el suelo del baño, esperando. Esperando.
Y entonces el pitido de mi teléfono me saca de mi cabeza y busco a tientas el lavabo para hacerme la prueba.
Pero aún así, me lleva mucho tiempo antes de poder mirarlo.
***
Al entrar al club para mi turno, no estoy segura exactamente de cómo me siento.
También terminé de prepararme para el trabajo en piloto automático, y ahora que estoy aquí todavía me siento algo entumecido.
¿Era este el resultado que deseaba? No estoy muy segura.
Después de todo, sólo han pasado unas pocas semanas.
—Emma, ¿estás bien?
—Sí, estoy bien —respondo, sin apenas darme cuenta de quién me está hablando o qué es lo que realmente está diciendo. Todo lo que sé es que voy a tener que hablar con Christopher en algún momento. Él necesita estar al tanto de todo, ¿no? Pase lo que pase.
La noche parece pasar volando, sobre todo porque no tengo ni idea de lo que está pasando. Lo único que sé es que la cabeza me da vueltas y estoy segura de que todo esto ha sido un error. ¿Firmar un contrato en el que decía que me iba a quedar embarazada? ¿En qué estaba pensando?
—¿Emma?—esta vez, cuando levanto la vista, veo a Christopher. Me mira con preocupación y siento que mi corazón se derrite un poco.
No, no seas estúpida. En realidad no está preocupado por ti. Y aunque lo estuviera, es sólo porque quiere que tengas su bebé. No tiene nada que ver contigo, me digo.
—No es nada. Es que… bueno, tengo que… tengo algo que decirte, en realidad.
—¿Qué ocurre?
—¿Podemos ir a tu oficina? —Entrecierra un poco los ojos y asiente bruscamente, llevándome a la oficina y cerrando la puerta detrás de él.
—¿Qué es?
—Yo… estoy embarazada.
En cuanto las palabras salen de mis labios parecen aún más reales y no sé qué hacer. Pero Christopher tampoco parece saber qué hacer.
Su expresión es tranquila. Demasiado tranquila. Como si lo hubiera sorprendido por completo con esta noticia. Supongo que así fue. Pero él lo esperaba. Quería que me quedara embarazada.
Lo miro con un poco más de atención. ¿O no?
Él dijo que sí, pero ¿era eso lo que realmente quería? ¿Realmente quería que me quedara embarazada? ¿ Realmente pensó en lo que eso significaría?
—Bien. Eso es bueno —me dice, pero hay algo en su voz, algo en la mirada distraída de su rostro que me hace reflexionar, hace que se me encoja el corazón en el pecho al pensar en lo que esto va a significar para mí.
¿Y si cambia de opinión? ¿Y si decide que no quiere a ese bebé?
No dice nada más, así que me vuelvo hacia la puerta, deseando que me detenga, deseando que me dé alguna indicación de que esto es algo bueno, como dijo, pero no pasa nada. Me deja ir.
Vuelvo al trabajo, intentando distraerme y no pensar en lo que podría depararme el futuro si él decide cambiar de opinión. Eso es lo que sigo pensando cuando vuelvo a casa esa noche, sin darme cuenta de que me está esperando en la sala de estar cuando llego.
No me doy cuenta hasta que me llama a la habitación y sé que tendré que afrontar cualquiera que sea su decisión.
—Mira, ya puedo irme y no tenemos que preocuparnos por nada más, ¿de acuerdo? —digo rápidamente cuando puedo escucharte con facilidad.
—¿Irte?—me mira con la confusión grabada en su rostro y el ceño fruncido.
—Sí. Irme. Encontrar otro lugar donde quedarme.
—¿Por qué se te ocurre siquiera irte? Te dije que quedarte aquí era parte del acuerdo.
—Simplemente… no parecías entusiasmado con la noticia cuando la escuchaste.
—Me sorprendió, Emma, eso es todo. Supongo que no esperaba que sucediera tan rápido. Pero nunca quise que pensaras que no estaba feliz con la noticia. De hecho, tengo algo para ti.