¿Un error o un acierto? (1era. Parte)

3012 Words
La misma noche New York Adamis No creo que este cometiendo una locura al atarme a Derek, pues tengo claro que puede hacerme feliz, como yo a él, porque entre nosotros ha nacido un vínculo fuerte. Sí, es amistad, pero es la base para un gran amor donde debe haber confianza, compañerismo y respeto, entonces estamos en un buen camino, además mi novio es un hombre que le roba el aliento a cualquier mujer, es guapo, inteligente, bondadoso, y no será difícil enamorarme de él. No obstante, las miradas de mis padres me desalientan, dicen más que mil palabras con su silencio, inclusive puedo ver en sus ojos los reproches, como si hubiera confesado un crimen o estuviera repitiéndoles una idea descabellada, ante todo creo que estaban subestimando mi capacidad de hacer una elección, también entiendo su sorpresa, pero por favor deberían tener un poquito de confianza en mí, no voy a la guerra, sino me quiero casar con un hombre maravilloso que jamás me lastimaría, igual necesito escuchar de sus bocas lo que piensan, así rompo este silencio incómodo. –Mamá, papá, me da la impresión que siguen dudando lo que escucharon. Pues no es así, oyeron bien, me caso con Derek y me gustaría contar con su apoyo como lo han hecho desde que tengo uso de razón– menciono y mi madre aparta la silla para sentarse, en cambio mi padre camina de un extremo al otro muy nervioso. –Adamis, debes estar embarazada para cometer esta locura, porque es la única explicación que encuentro para quererte casarte tan repentinamente– argumenta mi padre con su voz irritada, hace una pausa y frunzo el ceño. –Es que ni siquiera sabía que Derek y tú eran novios, ¿Cuándo sucedió? ¿Cuándo creció mi pequeñita? –continua mi padre con su mirada de reproche y resoplo de la impotencia. –¡Papá, mírame! Dejé de usar pañales, de sentarme en tus piernas, aprendí a caminar y crecí volviéndome una mujer con todas las letras. Pero puedo darte detalles, salí con pelirrojo que atormentabas, con el chico que le pusiste manos rápidas, también con el gay que no era para nada lo que afirmabas y vaya que no lo era...–relato y abre los ojos de par en par. –¡Entendí el punto! No hables más de tus novios, no me recuerdes al gay. …–rebate mi padre molesto y mi madre interrumpe. –Adamis, esto debe ser una broma de mal gusto, porque nunca mencionaste que tuvieras una relación formal, tampoco que Derek y tú fueran novios, además siempre repetías que no te interesaba el matrimonio, creí que querías terminar tus estudios, ser una cirujana, ¿Dónde se fueron todos tus sueños? –dice mi mamá alarmada y busco sus ojos marrones. –Mamá, Derek no me va a cortar las alas, seguiré estudiando y me graduaré, no cambiará nada cuando me casé, continuaré con mis sueños. Lo conoces y sabes que no hay mejor hombre para mí que él, sobre todo lo amo más que a nada en el mundo– exclamo y me mira pensativa. –¡Esto es ridículo! Adamis apenas tienes 21 años de edad, eres muy joven para casarte y te lo prohíbo– interviene mi padre con su voz llena de malestar y me cruzo de brazos con mi rostro comprimido y fulminándolo con mis ojos. –Lanci no puedes prohibirle nada a Adamis, es mayor de edad y nosotros también nos casamos jóvenes, mejor dicho, me escapé contigo para poder estar juntos, ¿Lo olvidaste? –rebate mi madre incorporándose de la silla y mi papá tensa su rostro. –Mi princesa eran otras circunstancias, fuimos forzados a escaparnos, además era mi obligación hacerte mi esposa, sino hubiéramos esperado el tiempo prudente para dar el paso…–declara mi papá acortando distancia con mi madre y diría que está en problemas. –¡Lanci! ¿Qué quisiste decir? ¿No querías casarte conmigo? ¿Lo hiciste por obligación? –reclama mi madre y no quiero ser parte de su pequeña discusión, ni siquiera entiendo como llegaron a ese punto, yo no soy la culpable o ¿Sí? Me doy vuelta para tomar un poco de agua, mientras sigo escuchando como discuten como si no estuviera presente. Apoyo los brazos a cada extremo de la encima, cierro los ojos y me guardo la rabia del momento para hablarles girándome para mirarlos a los ojos. –¡Basta! Me hacen sentir culpable por querer casarme con Derek, pero dejen de cuestionarme por más que duden de mí. Estoy lista para dar el sí, por una simple razón, estoy enamorada de él y necesito ir un paso más allá para ser feliz. Entiéndanme y apóyenme como siempre lo han hecho– pronuncio con mi voz irritada, mi papá niega con la cabeza, en vez mi mamá me da una mirada extraña. –Voy a dar una vuelta para pensar. Amira no me esperes despierta– habla mi padre con su voz apagada, para terminar, mirando su silueta dejar la cocina. Tal vez cometí un error siendo directa con mis padres, pero no podía darme el lujo de hacer las cosas como más calma, porque obvias razones, el estado de salud de Derek sigue empeorando, más bien si pudiera escaparme ahora a las Vegas para casarme con él lo haría sin dudarlo, claro que mi novio piensa diferente, pues quiere celebrar la boda con nuestras familias reunidas y es un lindo gesto de su parte seguir pensando en mí. –Adamis no tengo nada contra Derek, lo considero un buen hombre, pero creo saber el motivo de esta decisión repentina. ¿Leíste su última evaluación médica? –menciona mi mamá sacándome de mi burbuja. –¡Mamá…! –exclamo con mi voz quebrada. –Hija te lo dije miles de veces, no debes involucrarte con los pacientes, porque esto es lo que obtienes, querer reparar sus vidas a costa tuya. Estás dando las señales que no sirves para la medicina– argumenta con su rostro comprimido y le doy una mirada penetrante mientras cierro los puños. –¡Discúlpame! Por tener corazón, pero yo no puedo cerrar los ojos y no sentir nada como tal vez tú lo haces…–digo con mi voz llena de rabia y me clava una mirada de reproche sintiéndome terrible. –Lo siento, no quise decir que eras una mala persona, eres una gran cirujana y vives esforzándote por dar lo mejor de ti, siempre te preocupas por tus pacientes– me disculpo y sujeta mis manos entre las suyas. –Adamis es bueno tener empatía con los pacientes, pero debes ponerte límites y no cruzarlos por tu bien– aconseja con firmeza y aprieto mis labios sintiéndome arrinconada. –Derek no es un paciente para mí, es mi novio, el hombre que amo y si es la única manera de convencerlo para que siga luchando me casaré con él– rebato bajando mi mirada para darme fuerzas y mentirle en la cara. Miro en sus ojos cierta dudas, pero es entendible, me conoce demasiado y no quiere verme sufrir, no quiere rendirse si cree que puede persuadirme de mi decisión. –Hija el matrimonio es un paso importante, no es una decisión que deba hacerse de la noche a la mañana, porque cambiara tu vida y ante todo debe ser muy fuerte el amor por la otra persona para dar el paso. Olvídate de la enfermedad de Derek, ¿Te casarías con él si las circunstancias fueran diferentes? –dice sin apartar su mirada de la mía. –Sí mamá, lo haría con los ojos cerrados. Ahora me alegraría que me apoyes, incluso que hables con papá para que reciba a Derek en la casa, porque el terco quiere venir a pedir su consentimiento para casarnos, ¿Me ayudas? –pido y me mira pensativa. ¿Qué puedo hacer? ¡Mentirle! Porque me pediría que recapacite si sabe el trasfondo de mi decisión, no es lástima, ni deuda, es mucho más lo que siento por Derek, es un cariño muy grande y espero que baste para tener una vida con él. –Bueno, si estás decidida en casarte no será suficiente con mi ayuda, tendré que hablar con Karina para que me dé una mano con tu padre, ante todo para hacerle entender que dejaste de ser su pequeña y eres una mujer capaz de tomar tus propias decisiones– expone en tanto suelta mis manos para deslizar su brazo sobre mi hombro y darme un medio abrazo. –Mamá estoy segura que la abuela Karina logrará convencer a papá. ¡Espero! –replico con mi voz emocionada. Cuatro días después Derek Cuando has vivido sin medir los riesgos añoras lo que fuiste una vez, sobre todo te encierras en una burbuja negándote a vivir tu realidad, en verdad extrañas esa vida, como yo, porque hace tres años era otro hombre con una vida plena llena de ilusiones, aunque todo mi mundo se derrumbó en un parpadeo, los síntomas comenzaron con un simple desmayo, más se fueron agravando repetitivamente, en ese momento pensé debe ser cansancio provocado por el estrés del trabajo, pero a los días estuve en manos de los médicos. No han parado de abrirme y cerrar mi pecho, tengo lo que se llama deficiencia cardiaca, mi corazón no puede bombear sangre como debería, el fluido se sale hacía los pulmones y causa dificultad para respirar, claro que han podido tratarlo y reparar el daño, pero el tiempo prestado se me acaba, no pueden seguir parchando algo que no sirve y lo que necesitan es cambiarlo, como tal me urge un trasplante de corazón dejándome con mínimas esperanzas de vida. Hubo una época que maldije por mi suerte, al extremo de negarme a algún tratamiento, pero una mañana las cosas cambiaron cuando escuché las palabras hirientes de una muchacha rebelde, yo estaba reprochándole por haberse emborrachado y cambio los papeles. –Derek admito que tienes razón, debí controlarme con el alcohol, pero al menos yo reconozco que me equivoque y acepte tu ayuda, en cambio tú sigues viviendo en tu maldita burbuja dejándote morir. ¡Cobarde! –gruño Adamis enfurecida y me dejo desconcertado. –¡No sabes lo que es vivir como yo! Entonces no me juzgues y márchate de mi casa– vociferé y agarro su bolso azotando la puerta de la habitación. A los dos días volví al hospital con mi rostro apenado y un ramo de flores, también le pedí ayuda para charlar con Amira, su madre y la cirujana encargada de mi caso, desde entonces deje de ser un imbécil y forjamos una amistad linda, pero como era lógico buscaba mucho más, porque Adamis es una chica de 21 años de edad, muy hermosa, de unos ojos dorados que te atrapan de una manera extraña haciendo vibrar mi corazón, es esbelta, con una buena estatura 1,70 cm, su color de piel trigueña es como un afrodisiaco a su silueta y sus cabellos castaños complementan su belleza enigmática, entonces es normal sentirme cautivo de sus encantos, tanto que estoy enamorado de ella y sé que soy un poco mayor, estoy enfermo casi con un pie en la tumba y no debería haberme dejado arrastrar por mis sentimientos al haberle propuesto matrimonio, más creo tener el derecho a luchar por ella, quiero pensar que puedo arrancarle un poquito de felicidad al destino el tiempo que me reste de vida. No soy negativo, estoy poniendo los pies sobre la tierra, pues un corazón no se consigue en un supermercado, existe una lista en espera de pacientes, donde influyen muchos factores para conseguir un trasplante, como tal intentaré aferrarme a la vida para lograr darle la vida que se merece mi chica. En fin, una de las cosas que debes hacer cuando estás con el tiempo en contra es poner un poco de orden en tu vida, yo estoy buscando la manera de darme ese equilibrio en todos los aspectos, en la empresa, con mi familia, incluso con él, pero es un poco difícil si la otra parte no tiene intenciones de cambiar la situación, igual estoy insistiendo, como ahora que volví a pedirle a mi asistente llamarlo antes de dejar la oficina. –Derek es inútil insistir porque él no está interesado en escucharle, pero sí crees que miento, lo llamaré desde tu celular para que te des cuenta como me trata– explica Kate con su voz llena de malestar mientras agarra mi celular. –Vuelve hacerlo por favor y ponlo en altavoz– pido y contemplo su rostro tensado. –Soy Kate de nuevo por favor no me cierres la llamada….–escucho hablar a mi asistente, pero el idiota la interrumpe. –Dile al idiota de tu jefe que me deje en paz, no me vuelvas a llamar para estupideces…–habla mi problema. –¡Escúchame imbécil! El idiota como me llamas se cansó de soportar tus rabietas. Ahora necesito que dejes tu maldito resentimiento por mí y asistas a mi boda, te quiero en dos días aquí– grito agarrando el celular y cierro la llamada. –Derek bastante sutil como enfrentaste el problema, aunque no era la manera correcta de hacerlo. Hubiera sido preferible contarle la verdad sobre tu enfermedad, así como a tu abuelo para que se olvide de sus exigencias– declara Kate dándome una mirada penetrante y niego con la cabeza. –Kate conoces mis motivos para no hablar, por ahora necesito arreglar las cosas con él, ¿Crees que venga a la boda? –pregunto con dudas y su rostro no me alienta. Al día siguiente Adamis Llegué a dudar que mi abuela conseguiría cambiar la opinión de mi papá, pero unas horas antes de la cena recibí su llamada, entonces entendí que seguía siendo su pequeña, claro que pude percibir su voz apagada. Seguro pensó que dejo de ser importante para mí, que otro hombre ocupo su lugar, lo más alejado de la realidad, más era lógica su reacción de sentirse desplazado. Lo cierto es que la cena transcurrió con su rostro comprimido, por supuesto que mi madre intentaba bajar la tensión del momento hablando de la boda, más sin esperármelo escuché las condiciones de mi papá. –Chicos debido a que no puedo impedir que se realice tal boda, al menos denme el gusto de hacer la fiesta como corresponde, quiero tener a la toda la familia reunida y también correr con los gastos– comento con firmeza. Pensé que escucharía un discurso como “Son muy jóvenes para dar el paso” Pero su pedido me desconcertó y fue peor cuando siguió hablando. –Hija eres muy joven, pero si te estás apresurando no es cosa nuestra. Tarde o temprano debo dejarte ir, más confió que Derek pueda hacerte feliz y espero no tener que darle su merecido– sentenció mi padre y fulmino a mi novio con sus ojos, obligándolo a apretar mi mano. Sí, había amenazado a Derek, dejándolo más nervioso, al punto de beber la copa de vino de un solo trago, aunque si era su forma de aceptarlo tenía que entenderlo, más como un reflejo en mi cabeza se disparó otra interrogante, pensé si conocía los verdaderos motivos se pondría furioso, pero como lo había mencionado no podía hacer nada, solo aceptar mi decisión. No obstante, el tiempo apremiaba y antes que quisiera sugerir una fecha hablé. –Papá, Derek y yo nos vamos a casar en una semana sin excusas, porque para nosotros lo más importante es unir nuestras vidas, el resto espero que puedas cubrirlo en estos días– informé y sin esperárselo lo había puesto en un aprieto, o más bien a mi madre, porque tendría que organizar todo a las corridas, además yo no quería una boda con bombos y platillos, sino una celebración sencilla e íntima. A la final estos días han sido un caos entre escoger desde las flores hasta el vestido de novia y ese fue otro tema, porque me llamo Desirée reclamándome por haberle hecho el desplante al no usar sus diseños, es que mi prima está cursando la universidad la carrera de diseñadora de modas en Italia, y puedo asegurar que es brillante. Por otras parte, necesitaba escapar un poco de estrés de la boda y tenía pensado cenar hoy con mi futuro esposo en una velada romántica, aunque mis amigas se adelantaron y me han secuestrado en pocas palabras, como tal hemos tenido una tarde de chicas yendo de compras, por supuesto no podían faltar sus comentarios subidos de tono sobre la lencería para la noche de bodas, y no podía mentirles, ya que Ellis, Sarah y Phoebe conocen el tipo de relación que sostengo con Derek, igual no significa que no esté quejándome por sus propuestas. –Chicas necesito un descanso, fue bueno tener un momento con ustedes, pero mañana tengo el ensayo de la boda y no quiero desvelarme, compréndanme– rebato y Ellis me fulmina con su mirada. –¡Adamis! Por lo mismo debes disfrutar de tus últimos días de soltería, más en tú en el contexto que tendrás tu matrimonio, claro que lo ideal sería que tengas tu luna de miel con ese papacito de Derek, yo no dudaría de acostarme con él y apuesto que sería una experiencia reveladora– menciona sin tapujos y arqueo la ceja. –¡Hey, Ellis! Estás hablando de mi novio, deja de ser una descarada y consíguete un tipo decente para ver si dura tu relación– reclamo y me da una sonrisa traviesa. –Adamis no te quejes por decirte la verdad, ¿Qué mujer no quisiera tener a ese dios entre sus piernas? Solo tú– rebate y tuerzo la boca. –Amiga vamos a celebrar tu despedida de soltera como debe serlo. ¡Vamos a divertirnos sin culpas y sin pensar! Además, por hoy olvídate de Derek y piensa en ti alocándote, ¿Sí? –interviene Phoebe dejándome en jaque.
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