-Pasamos - Dice señalándome hacia dentro de la habitación, me giro y entro como si me hubiesen metido un motor en mis pies, dejo la taza en la mesita de noche creó que no necesitare dormir, estoy dándole la espalda, él viene hacia mí, mete sus manos por dentro de mi camisa acariciándome con su dedos y dejándome un escalofrió tan placentero, comienza un reguero de besos desde mi hombro hasta mi oreja, cierro mis ojos para dejarme ir, me gira lentamente guiándome con sus manos, llevo las mías a su pecho tocando su pectorales atreves de la camisa, lo que quiero arrancársela, empieza a subirme el dobladillo de mi camisa, subo mis brazos para que pueda quitármela con más facilidad y la tira al suelo, hago lo mismo voy por su dobladillo de su camisa gris oscura, sube sus brazos, me tengo que poner de puntilla, es más alto, al ver su torso desnudo me pongo más caliente de lo que estoy, no me atrevo a ver sus ojos estoy algo avergonzada he suspirado algo fuerte, pone su mano en mi mentón para subir mi cara y verlo a los ojos como me encanta ¡Dios!, si yo soy el cielo, él es mi infierno, el que hace que tiemble de deseo, nuestros labios se unen y nuestras lenguas se entrelazan lentamente, cierro mis ojos dejándome llevar por él, me lleva a la cama estando encima de mí, mis manos vuela por su espalda perfectamente tallada llena de músculos, siento su polla tan dura presionando mi vientre, mi corazón está a mil por hora, mis manos vuelan hasta su chándal para quitárselo, me da una mirada picaron, muevo mis hombros en forma de no puedo más lo necesito, lo deseo, se arrodilla en la cama, me siento dándole un reguero de besos bajando por todo su torso, lo escucho gemir, me estoy poniendo muy pero muy cachonda, hay Melanie está noche promete, siento sus manos en mis brazos moviéndome como una barajita arrodillándome también en la cama, vuela mi brassier en un instante, seguido de mi short, estoy desnuda, tan expuesta, me mira de arriba abajo como si fuera su mayor trofeo, muerdo mi labio inferior, para no salir corriendo y rendirme antes de que suceda, lo que sé, que va a pasar, porqué está noche si quiero y con él, no sé por qué lo deseo tanto, en un abrir y cerrar de ojos estamos los dos completamente desnudos, como Dios nos trajo al mundo, acariciándonos, deseándonos unos al otro, comienza dándome un reguero de besos desde mi hombro bajando muy lento hasta llegar a mi vientre, se detiene para verme tumbada en la cama y deseosa de él, le doy una leve sonrisa diciéndole de que si puede ir por mi sexo, clava sus dedos en mi cintura mientras ataca mi clítoris con su boca, mi cuerpo tiembla, arqueo mi espalda y clavo mis uñas en las sábanas, deja de comerse mi sexo y se viene a mi boca para saborear y empezar a reclamar lo que le quiero dar.
-Estás tan mojada. - ¡Dios!, está encendiendo éste deseo de que ya me penetre, muevo mis caderas para rozar con su polla pidiéndoselo a gritos, él sabe por qué me da una mirada de complicidad, abre más mis pierna con una mano y con la otra acaricia mi sexo, sé que ya llego la hora, cierro mis ojos para esperar lo que más he deseado está noche, somos nosotros dos y nadie más importa, es mi momento de dar un gran paso, siento un nudo en mi garganta que me falta la respiración al sentir que su polla está rozando mi sexo, trato de controlarme, mis ojos se nublan al sentir que ya entra en mi sexo, siento un poco de dolor, gimo de placer y dolor a la vez se ahogan en su boca. - ¿Te estoy lastimando? - Para su danza sin salir dentro de mí, abro mis ojos y lo que me encuentro a ése hombre tan apasionado, cariñoso y preocupado por mí, le doy lo que más le gusta, le sonrió y muevo mi cara a los lados diciéndole que no y que continúe se siente tan íntimo a pesar de que no sé quién es él, siento que lo conociera de toda la vida, sigue con su danza tan espectacular hace que mi cuerpo tiemble debajo de él y pierda todo el control en mí, los dos acabamos después de darnos un buen placer, él se va aún lado de la cama, boca arriba y yo del otro para recuperarnos, siento que un líquido me corre por mi sexo me siento en la cama tan brusco para ver si es la sangre que toda virgen confirma, agarro la sabana y la envuelvo en mi cuerpo tan rápido, para irme al baño.
- ¿Por qué te estás tapando? -Dice intrigado sentándose en la cama, estoy de pie al lado de la cama no me dejó entrar al baño.
-Es que debería de bañarme. - Tapo la sangre que quedó en la sabana, la quita tan brusca y se queda mirándolo algo desorientado.
- ¿Melanie en serio eras virgen? - Dice preocupado, mirándome algo atónito, me molesto, como va a pensar que jugaría con algo así, ¡Dios!, esto me pasa por acostarme con alguien, que no sé, si de verdad le gusto.
- ¿Creías que te estaba mintiendo?, por Dios Esteban, creó que ninguna mujer mentiría sobre su virginidad. - Ya furiosa me voy al baño, sin cerrar la puerta, me siento en el orillo de la tina, pongo mis manos en la cara para no llorar, como fui tan tonta en acostarme con un desconocido. -Por Dios Melanie que estúpida, porqué tenías que venirte acostar con él.
- ¿Te gusta hablar sola?
- ¿Qué quieres? - Le gruñó.
-Disculparme. - Se viene hacía mí.
-Tranquilo no tienes por qué hacerlo. - Me alejo un poco de él.
-Melanie, quiero que sepas que no quise portarme como un patán, es que pensé que lo de ayer me lo habías dicho por qué no querías estar con un desconocido.
-Ya vez, no estaba mintiendo.
- ¿Por qué yo Melanie?, si tu vida es perfecta, tienes unos padres que te adoran, un trabajo admirable y tienes un novio que, por cierto, ése si es un hijodeputa. - Dice intrigado, estamos los dos tirados en el suelo del baño, aún estoy alejada a él, no quiero que me catalogue como una desesperada en querer volver estar entre sus brazos.
-No lo sé, creó que eres la persona correcta en el momento equivocado.
-Cuándo te estabas entregando a mí, si lo dude, es más me sentí afortunado de que me dieras lo más preciado que una mujer pueda tener, aparte de su corazón. - Se acerca más a mí.
-Quiero que te quede algo muy en claro, no soy la novia de Christofer yo termine con él y si me entregue a ti, es porqué así lo quise y sentía. - Solo bastaron esas palabras para volver hacerlo...
L. R.