Melanie.
Soy Melania Rodríguez una chica de un metro sesenta y cinco, blanca, ojos marrones, alegre y muy habladora, siempre me dicen que hablo demás, amo mi vida, mi madre es Samanta de Rodríguez, una madre cariñosa, es cantante aunque nunca lo ejerció, empresaria dueña de una disquera desde muy joven se casó con mi padre, Ezequiel Rodríguez un empresario temible por muchos por su carácter en los negocios, pero en la casa se quita su armadura y es todo un padre alcahueta como le dice mi madre, nos consienten en todo, tengo dos hermanos él menor es Manuel Rodríguez y mi hermano mayor es mi alma gemela, Alejandro Rodríguez también es igual que mi padre en la empresas, pero en su vida privada es todo un aventurero, le gusta todo lo que contenga adrenalina extrema, vivimos en Caracas Venezuela, tengo dos carreras universitaria una Licenciada en Administración de empresas, gracias a que mi papi me quiere metida en sus empresas a pesar de quién lleva a cargo es mi hermano, a mí los números no me lleva muy bien, mi otra carrera universitaria es licenciada en Educación Especial me encanta estar con los niños con casos especiales, son unos ángeles del cielo y necesitan toda la ayuda y el amor para que sean felices y seamos felices con ellos, apenas me gradué, mi papi me regalo una escuela para niños especiales dónde le enseñamos manualidades y como defenderse en el mundo con cualquier trabajo que ellos puedan realizar, mi novio Cristhofer Liotton es un hombre muy atractivo, alto, elegante con los ojos verdes, cabello rubio, es gerente de la empresa de mi padre todo un galán, siempre tengo que pelear con él por culpa de todas que quieren con mi osito, ¡sí! mi osito, así nos decimos, él mi osito y yo su osita, aunque mis mejores amiga dicen que soy una testaruda, ciega sorda y muda, por qué no me doy cuenta de que él me engaña con cada palo con falda que le pasa por el frente, siempre les respondo de la misma manera, aún no lo he visto en nada y ojos que no ven corazón que no siente.
-Por Dios Melania, hay que hacerte urgente una operación en el cerebro, para que recapacites y dejes a ese idiota de una vez. - Y ahí está mi prima bella, diseñadora de ropa, es extrovertida y siempre sarcástica, Beatriz Rodríguez una de mis mejores amigas.
-Yo creo que la operación no sería en la cabeza, si no en el corazón.
-Vaya cuñadita, gracias por la ayuda, sabes me encanta cuándo estás más calladita. - Le gruñó a mi otra mejor amiga que desde guardería hemos estados las tres juntas inseparables como los tres mosqueteros, pero versión femenina, ella es la esposa de mi hermano, que por fin se dio cuenta de que ella existía y babeaba por él desde siempre, Janeth Biscort, es más conservadora que nosotras, le gusta la adrenalina igual que mi hermano, es la más madura de las tres, siempre es nuestra jurado en cualquier discusión que tengamos.
-Janeth tiene razón, ya vas para dos años perdido con él y sabemos que no eres feliz, tú misma no los ha dicho que solo lo quieres y que ya es costumbre en que todo esté él, no porqué lo ames. - Me contraataca mi prima lanzándome una de las tantas telas que ya llevamos encima, estamos en una tienda del centro comercial comprando cada tela para los eventos que le viene esté mes.
-Eso lo he dicho en los momentos de nostalgia que nos da a las tres y siempre es cuándo llevamos más de una copa de vino.
- ¿Vino?, ¡Ay, Dios! eso me hiciste acordar que nos tenemos que ir por tu vestido de hoy, le falta unos detalles por terminar. - Dice mi prima saliendo disparadas a la caja para pagar.
- ¿Quee?, pero no me dijiste que lo tenías listo! - Digo preocupada son las dos de la tarde y solo falta cinco horas para la fiesta de la empresa de mi padre, hoy cumple cuarenta y cinco años estarán muchas personas importantes.
-Siiii primis, estaba listo, pero resulta que mi tito me llamo anoche y me advirtió que ni se me ocurriera hacernos unos vestidos que no sea elegantes y conservadores, lo cual me ofende mucho, todo lo que hago es elegante, pero conservador, por favor, mi tito está en el siglo diez.
-Sí, te creó que te haya llamado, porqué anoche especialmente él toco ese tema en la cena y le dije que tú ya lo sabias y que no ibas a desautorizar su orden. - Le lanzó todo su desastre de tela para que se las cobren.
- ¡Dios! - Escucho a Janeth entre dientes, volteo a verla y está con un zapato en su mano.
- ¿Qué te pasa? - Está dándose un masaje a su pie.
-Es que estos zapatos me matan, desde que me los compre te juro que estoy que los devuelvo a la tienda. - Dice molesta y adolorida.
-Sí, ¡cómo no!, te iras tú solita a Nueva York en este momento y trata de llegar antes del evento, si no quieres que mi hermano te mate.
-Jajjajj, muy graciosa. - Se mofa de mí.
-Por lo menos que Beatriz no se dé cuenta, porqué te lo advirtió bastante antes de que lo compraras, que no te iban a dejar ni ir a la esquina. - Le doy una advertencia, veo que Beatriz discute con la cajera que le está cobrando unas telas que no son de buena marca, que están una muy manchadas y aquello lo otro, ya estoy algo irritada de estar aquí metida, le digo a Janeth para ir por un café y dejemos a Beatriz que siga con su discusión, nos fuimos por nuestro café y por un Yogurt con bastantes cereales y frutas que amo a cualquier hora.
-Te juro que estoy que mato a todo aquel que se me atraviese por el frente. - Escuchamos a Beatriz llegando y tirándonos algunas bolsas de su compra para que la ayudemos.
-Eso no es raro. - Dice Janeth sarcástica, me río de su comentario, Beatriz la fulmina con la mirada, Janeth subes sus hombros.
- ¿Creó que te vi caminando algo incomoda? - Le lanza Beatriz a Janeth, sé que, con esa, no se va a quedar.
-Vamos suéltalo. - Le dice Janeth ya que sabe que no se escapará de esa.
-Hummmm, mejor no, no quiero perder a una hermana. - Se va con unas de sus bolsas, igual nos deja la mitad de casi toda la tienda.
-Creó que si quiere matar alguien. - Dice Janeth poniendo sus ojos en blanco.
-Por el amor a Dios y a todos los diseñadores, muevan sus traseros. - Nos gruñe desde ya muy lejos, alzando sus bolsas de un lado otro.
-Quisiera estar muy lejos de ella cuándo decida hacerlo. - Digo sarcástica girándome tan brusco sin ver que venía alguien, me lo llevo por delante embarrándolo de mi yogurt, se me caen las bolsas y el yogurt dentro de una de ellas, me agacho sin ver a quién le he estropeado su traje, él también se agacha ayudándome con las bolsas, reaccionó he sido tan maleducada en no disculparme. -Disculpa, disculpa no te vi. - Le digo sin mirarlo a la cara.
-Tranquila la culpa fue de los dos. - Dicen un voz tan ronca y sensual de esos que te llaman la atención, alzo la mirada y ahí está un hombre con una piel broceada, sus ojos son tan cautivadores color miel, una barba que apenas se asoma muy bien cuidada, su cabello castaño, la verdad que lo único que se me vino, fue darle mi mejor sonrisa y él me respondió de la misma manera, Janeth hace un sonido con su garganta sacándonos de nuestro ensimismamiento, nos levantamos me da una de las bolsas, veo su traje y está todo blanco por el yogurt.
-Te arruine el traje, lo siento.
-Estás disculpada. - Dice con un acento algo conocido, aún no me da de dónde es.
-Ya no debemos ir. - Dice Janeth jalándome por mi brazo.
-Bien. - Le digo a Janeth sin apartar mi mirada a los ojos de ése hombre que ni su nombre me dijo, salimos por el estacionamiento para buscar el coche de Beatriz, debe de estar como una histérica esperándonos, Janeth y yo nos peleamos por quién se sienta atrás, no queremos tener a Beatriz tan cerca, en eso Janeth me gana y se monta ella primero, me deja el asiento de copiloto, la fulmino con la mirada, ella me guiña el ojo, Beatriz está blasfemando por qué nos tardamos tanto, Janeth la pone al tanto, ya que me vuelvo a quedar atónica cuándo en el primer semáforo que nos paramos, el coche que está al lado, es de él hombre que le embarre todo el yogurt en su traje.
-Pero por todos los hombres buenorros del planeta, éste sí que está para chuparse, hasta lo que no se debe chupar. - Dice Beatriz al ver también a mi dirección, ella comienza a bajar el vidrio de mí lado, le pongo los ojos como platos.
- ¿Estás loca? - Le gruño.
-Loca estás tú en dejar pasar a un buenorro como ése. - Dice saludándolo con la mano, volteo y él también está con su vidrio abajo.
-Mi prima a cometido el error de no preguntar tú nombre. - Le dice Beatriz al hombre, él se ríe a carcajadas.
-Esteban. - Dice y arranca su coche, tenemos todos los cornetes de los coches detrás de nosotros como si nos quisiera dejar sordas, Beatriz está a carcajadas y yo sonrojada.
-Así que se llama Esteban nuestro buenorro. - Dice Beatriz ya imaginándoselo en su cama, ella es el propio mujeriego versión mujer. - ¿Como es que has dejado pasar por debajo de la mesa a ese?, por Dios sé que a simple vista se ve que es un hombre de esos que te dejan con más ganas de él. - Dice Beatriz como si fuera algo terrible que hubiera cometido.
-Te recuerdo que tengo novio. - Le recalcó.
-Un novio que nunca te deja sin aliento, como vi que te dejo éste en el centro comercial.
-Buenaaaa esa Janeth. - Beatriz le da porras por lo que dijo.
-Vale no negare, que, si es muy lindo, pero hasta ahí. - Digo ya para defenderme, pero es imposible con estas mujeres....
L.R.