-Humm, ¡Dios mío! todo mi cuerpo me duele. - Busco entre las sábanas sin abrir mis ojos ese cuerpo esculpido tan duro como una roca, no está, abro mis ojos y ahí está ese hombre que me hizo la mujer más feliz y deseosa, esta recostado de la peinadora con sus brazos cruzados, su pantalón y con su torso desnudo, lo único que se me viene a la mente es que se estaba vistiendo para irse.
-Hola, preciosa.
-Hola, hummm!, ¿Y por qué no estás aquí en la cama conmigo?, si aún son las seis de la mañana. - Esta con su cabello húmedo.
-Quedé con tú hermano y Max en ir a cabalgar y ya deben de estar esperándome.
-Pero ellos pueden ir sin ti, anda ven, aunque sea quédate un ratico más conmigo. - Le suplico casi que le lloro, él se ríe y se viene hacía mí, mi mirada va directa a esos cuadritos muy bien formados, suspiro con solo verlo, muerdo mi labio inferior para poder aguantar esas ganas que tengo de él.
-Te diré algo que jamás había hecho con ninguna otra mujer y solo lo hice contigo. - Me da un reguero de besos por mi cuello, llegando a mi clavícula.
- ¿Y en que he sido tan privilegiada? - Lo único que puedo decir, más bien esas palabras fueron un susurro, me quito la sabana que nos estorbaba entre los dos, se queda mirando como si aún tengo derecho de saberlo o no, meto mis manos en su pantalón, como puedo se los quito, no seré la única que estará desnuda.
-Eres tan linda. - Le sonrió, sé que le encanta mi sonrisa y no puedo dejar de hacerlo, estoy como una niña que le acaban de dar su postre favorito.
-No creo que no le hayas dicho eso a una mujer, así que, ¿haber dime que es lo que hiciste conmigo que con otra no? - Le reprochó, igual mis manos siguen acariciando su tallada y perfecta espalda.
-Nunca había amanecido en la cama con una mujer. - Me quedo con los ojos como platos.
- ¿Me estás diciendo que eres de esos hombres que huyen a mitad de la noche, le dejas una nota de fue un placer haberte conocido? - Se ríe.
-Nunca dejo ninguna nota, pero si huyo a mitad de la noche. - Dice entre risas.
- ¿Por eso es que ayer no estabas aquí, te fuiste a medianoche y me dejaste sola? - Ahora entiendo lo que me dijo Nana, que lo vio a él y a Max desde muy temprano.
- ¿Como te sientes? - Eludiendo el tema, aunque sé que también está preocupado porqué fue mi primera vez y anoche lo hicimos tantas veces que me dijo en la última, que no lo íbamos hacer más por esta noche, porqué si no, hoy no me iba a poder sentar.
-No me duele, lo único es que siento como si fuera hecho ejercicio casi seis horas seguidas. - Se ríe más fuerte porqué hasta para estirarme me duele algún músculo.
- ¿Por qué no, nos acompañas y así me muestra la finca?
- ¿Mas bien, por qué no me dices, él porqué si dormiste conmigo toda la noche y no me dejaste sola?
- ¿Me estás evadiendo lo que te pregunté? - Lleva una de sus manos dentro de mi panty, gimo.
-Tú la evadiste primero. - Digo con mi voz entrecortada, su mano está jugando en mi coño.
-No lo sé Melanie, solo quise quedarme.
-Eso no es una respuesta, ¿vamos por qué yo?
-Te estoy dando la misma repuesta que tú me das cuándo te pregunto, ¿Por qué conmigo?
-Es que contigo es imposible todo, si te pregunto algo sobre tu vida, me cambias la conversación y si te estoy preguntando de porqué quisiste hacer algo que nunca te habías atrevido hacer y lo hiciste conmigo, tampoco me dice, vamos Esteban sé que tenemos solo un par de días conociéndonos, pero no lo hagas tan difícil. - Merezco, aunque sea saber un poco más de él, no le estoy pidiendo que me tenga que contar todo de su vida, si no, lo más normal que todas personas se comparten.
- Si, que eres muy curiosa.
-Esteban desde que te vi en el centro comercial me gustaste mucho, es más soy de esas personas que creen en el amor a primera vista y de esos cuentos de hadas que cuándo sientes mariposas revoloteando en tu estómago, es porqué es el indicado y eso me paso contigo.
- ¿Me estás diciendo, que te enamoraste de mí? - Se aleja.
-Heyy no te asustes, no estoy enamorada de ti, sí, siento esa sensación en mi estómago cada vez que te tengo cerca y me vez con esos ojitos tan hermosos color miel. - Él se me queda mirándome pensativo, como me gustaría saber que estará pensando.
- ¿Ojitos? - Es lo único que dice y se ríe.
-Bien ya te dije por qué quise perder mi virginidad contigo, ¿ahora dime tú porqué amaneciste conmigo, señor Esteban de los Ríos? - Se queda pensativo, creó que lograré, aunque sea sacarle algo más.
-Me quede, porqué eres una mujer diferente y no merecías tal deshonra en dejarte sola. - Está muy serio, más bien como si me lo estuviera afirmando.
-Gracias, creó que escogí al mejor hombre y amante que pueda a ver.
-Eso lo dice por qué solo haz estado con un solo hombre, no es que esté diciendo lo, al contrario, sé que soy muy bueno.
-Hooo pero si me ha salido hasta soberbio. - Hicimos el amor de nuevo está vez hubo algo distinto, sentía que los dos estábamos conectados, como si fuéramos dos enamorados entregándonos en nuestro ser, no quise decirle nada y él tampoco, sé que también lo sintió....
L. R