-Seguía cantando y me sentía muy cansada de la relación, tan triste que llevaba con Cristofer, tenía los ojos cerrados, cuándo termino la canción abro mis ojos y del otro lado del estudio está Esteban con los brazos cruzados y su mirada puesta en mí, siempre he cantado y no me da pena cantar delante de alguien, con él es diferente, pisa el botón para hablar.
- ¿Así que cantas? - Subo mis hombros y le doy una sonrisa, está buscando algo en el ordenador y pone una pista y entra al estudio.
-Esa canción, no me la sé muy bien. - No sé, si esperaba a que la cantará, es una de Melendi, Tu Sonrisa.
-Tu no, pero yo sí y es para ti. - Pone sus manos en mi cintura llevándome hasta él y comienza a cantar, canta muy bien, mi estómago vuelve a sentir esas tontas mariposas y no puedo borrar mi sonrisa que deja que los cachetes te duelan, termina la canción y sus labios van directos a los míos danzando frenéticos, como si quisiéramos devoramos unos a los otros, nuestras respiraciones agitadas, tropezando con el banquito, algunas corneta y cables para llevarme hasta la pared, subo mis piernas y enrollarlas en su caderas, mis manos se encajan en sus perfectos hombros y las de él, por mi cintura subiendo mi camisa. -Prométeme que no te arrepentirás de entregarte a mí. - Dice muy soberbio.
-No, no, te lo prometo. - Mi voz entrecortada.
-Bien, vamos a tú habitación. - Ya estamos saliendo del estudio y todo se nos viene abajo, cuándo vemos a mi hermano entrando con mi cuñada en brazos se cayó y se dobló el pie, más atrás viene Beatriz asustada y Max tranquilizándola.
- ¿Cómo te has caído? - Me asusto, mi hermano la deja en el sofá.
-Porqué vi que una serpiente y metí el pie en un hueco, estoy adolorida. - Se soba el pie.
-Ven déjame revisar. - Le dice Máx.
- ¿Tú eres médico? - Me da curiosidad al ver qué le dice que solo fue un aporreo que no fue a mayores.
-Sí, soy Medico neurocirujano. - Dice con mucho orgullo.
-Vaya quién se iba imaginar, que estaría acostándome con un médico. - Beatriz como siempre con sus locuras.
- ¿Y ustedes cómo la pasaron? - Nos dice mi hermano.
-Bien, aquí hablando y conociéndonos un poco. - Estoy algo sonrojada y a la vez frustrada, por qué iba a lograr lo que tanto deseaba anoche, Nana nos ordena a que debemos cenar antes de que comencemos a ver la película, la que nunca vimos, porqué nos pusimos a jugar a mímicas, chicas contra los chicos.
-Vamos primis tú puedes. - Me grita Beatriz, me toco hacer de la torre Ifell, me ponía como una estatua y nada, las chicas me decían de todo hasta el pintor Miguel Ángel, hacía que dos parejas enamoradas para referirme a parís y salían diciendo y qué Afrodita, todo fue un desastre hasta que de repente a Janeth se le salió.
-La torre Ifell. - Grita riéndose.
-Siiii, por fin. - Me lanzo de rodilla al suelo, todo se partieron a carcajadas, ya pasado un rato Beatriz se le ocurrió jugar verdad o reto.
-Primis te toco a ti, ¿vamos verdad o reto? - Ella sabe que siempre digo verdad, no me gustan los retos.
-Verdad. - La fulmino con la mirada, porqué sé, cuál será su pregunta.
-Siiii, hay te va, ¿aún eres virgen prima? - Dice sin ningún pudor, es que la mato, lo juro que la mato, la cara de los chicos es un poema, mi hermano está que la mata y Max está algo apenado como dicen con pena ajena, Esteban si muy tranquilo.
-Eso no te lo diré, así que cambio a reto. - Lo cambio, así sea que el que se arrepiente de su primera respuesta tendrá que quitarse una prenda y hacer el reto que le pongan.
-Bien empieza con la primera. - Menos mal que tenía mi suéter encima y eso me ayuda a no estar desnuda frente a nadie.
-Aquí tiene. - Le lanzo mi suéter, ella me obliga a que haga un baile sensual a Esteban por diez minutos, me rehusó un poco al final lo hago, Esteban estaba que se reía cada vez que le acercaba un poco mis pecho a la final mi primis se sale con la suya, pasamos casi dos hora entre verdades y retos, Esteban nunca decía verdad, siempre era un reto igual que Max, que querrían ocultar que no quieren que le pregunte nada de su vida, todos se fueron a sus habitaciones hasta Esteban que quería darse una ducha, me fui a la cocina hablar con Nana y buscar mi té, ya estoy decidida en irme a mi habitación un poco triste, porqué sé que no pasará nada está noche tampoco, estoy en el pasillo directo para ir a mi habitación, me quedo mirando por un rato la puerta dónde detrás está ése guapo y hermoso de ojos color miel, esa piel y ese cuerpo lleno de músculos. -Bien Melanie ya basta ve a tu habitación y metete entre tus sabanas. - Me ordeno entre dientes como siempre hablando sola, le doy un sorbo a mi té y abro la puerta, siento que abren una puerta me giro para ver quién es y ahí está. -Esteban. - Digo casi en hilo de voz, mis manos están sellándose en la taza, él viene hacia mi sin decir una sola palabra, cuándo ya está a mi altura, no bajo mi taza la tengo muy cerca de mi cara a la altura de mi pecho, creo que estoy algo nerviosa, no lo creo, si lo estoy.
-No se me ha olvidado lo de esta tarde y lo del bailecito, no estuvo nada mal. - Su voz tan fuerte y sensual, ¡Ay, Dios Melanie!, hoy sí, que es tu noche, me aclaro la garganta para pasar está calentura.
-Pensé que se te había olvidado. - Es lo que digo, por Dios Melanie estás en la etapa de los quince…
L. R