Caprichos del Destino.

Virgen.

- ¡He! Esteban, ya pueden hacer lo que no han podido. - Mi prima cómo siempre tan indiscreta, estoy contra las paredes de la piscina, trato de estar más lejos de él, es imposible pone sus manos a los lados y no me deja salir.

- ¿Dé que habla tú prima? - Dice intrigado.

-No le prestes atención o te volverías loco. - Eludí el tema, sus ojos están encima de mí siento que me comerá viva, con mi mano agarro mi dije que siempre llevo conmigo y él lo ve.

- ¿Algún significado?

-Sí. - Le muestro la llave antigua con una puerta antigua, todo se ve muy romántica, así es mi dije.

- ¿Y?

- ¿Y qué? - Digo nerviosa.

- ¿Me lo dirás?

- ¿Decirte qué? - No sé si me estará preguntando por lo que dijo mi prima o por lo del dije.

-El significado del dije, ¿son ideas mías o estas temblando demás? - Está acercándose más a mí.

-El significado solamente lo sé yo, así que no te ofendas, pero se lo diré a la persona que sienta que algún día pasará el resto de sus días conmigo.

-No me imaginé una respuesta así, pero respecto tu secreto. - Dice sorprendido.

- ¿Tienes novia? - ¡Por Dios Melanie! Pienso, mejor pregúntale, si es casado, que bruta.

-No. - No sé por qué siento que no le gusta hablar de él.

- ¿De dónde eres? - Esa sí, es una pregunta Melanie.

-Colombia. - Me da la respuesta, como si fuera un juego en monosílabos.

- ¿Por qué me parece que no te gusta hablar mucho de ti? - Y ahí voy otra vez mi bocaza.

-Por qué no quiero hablar. - Me toma por la cintura, suelto un gemido, creó que de ésta no me salvare, es más, no me quiero salvar, nuestros labios terminan lo que no lograron hace unas horas atrás, mis manos vuelan por su cuello, las de él, por mi brassier que me quita en un abrir y cerrar de ojo, siento su polla apretando en mi vientre, el frío que tenía se va, entra un calor por todo mi cuerpo y mariposas en mi estómago.

- ¿Lo haremos aquí? - Logro decir con mi voz entrecortada.

- ¿Te da miedo que te vean? - Dice con sus labios contra los míos.

- ¡Qué nos ven! ¿tú crees que no estén mirando? - Me preocupo, si Nana está por ahí, ¡Dios Melanie!, tienes veintisiete años ya no puedes posponerlo más, él se ríe a carcajadas al verme que estoy mirando para todos lados.

-Si quieres me llevas a tu habitación, ahí no, nos podrán ver. - Se aleja de mí, salimos de la piscina, me llevo conmigo el brassier no quiero que nadie se enteré, subimos las escaleras, me sigue, entramos a mi habitación me parece tan grande y yo pequeña, cierra la puerta viene hacia mí, suelto mi brassier, me lleva arrastra hasta la cama sin dejar de besarnos, estoy contra el colchón y él encima, mi cuerpo tiembla sin poder controlarlo y una lágrima sale sin permiso. - ¿Todo está bien? - Dice al ver mi lágrima.

-Sí. - Mi voz entrecortada.

- ¿Y por qué estás llorando, te estoy lastimando o algo? - Está preocupado y lo entiendo.

-Sé que solo llevamos horas conociéndonos, no sé por qué siento esto contigo Esteban. - Él pone una cara de poema, pensará que le diré que me enamore de él o algo así.

- ¿Y qué es lo que sientes, Melanie? - Dice dándome un reguero de besos por mi cuello.

-Te sonara cursi, nunca había sentido mariposas en mi estómago por un hombre. - Digo sin pensarlo, se ríe a carcajadas.

-Vaya, entonces me debo sentir halagado. - No deja de hacer lo que hace con sus manos jugando con mi pezón.

-Y no tan solo es eso, sé que no me creerás, ningún hombre me ha calentado como lo estás haciendo. - Me sale un gemido, creó que eso lo calentó más, porqué rompió mis braguetas.

-Vamos bien entonces. - Está más caliente, mete su boca en mi sexo, juega con mi clítoris, ¡Dios!, como he dejado pasar esto tantos años, por primera vez siento lo que tanto hablan mi prima y mi cuñis que es algo descomunal, digo su nombre una y otra vez, el más fuerte es cuándo me corro en su boca, sale de mi se viene hasta mi boca, sus labios saben a mis fluidos, Melanie tienes que decirle, no puedes esperar más, él se levanta para deshacer de su bóxer, sale su polla tan firme y todo grato de ver, se viene a mí.

-Esteban, necesito decirte algo. - Digo buscando aire, su mano juega en mi sexo.

-Ya estás más que lista para mí. - Llevo mis manos a mi cara, para no avergonzarme por lo que diré.

-Esteban, soy virgen. - Lo dije sin quitarme las manos de mi cara, sus manos se detienen en seco, no escucho, ni siento nada todo está en absoluto silenció.

-Lo que acabo de escuchar, es ¿Que eres virgen? - Está algo aturdido.

-Sí.

- ¿Por qué me lo dice hasta ahora? - Su voz se escucha confundido.

-Es qué quería que pasara. - Estoy avergonzada, ahora sí que tengo una almohada en mi cara.

-He, ¿porque te tapas la cara? - Me quita la almohada.

-Es que es increíble que una chica con veintisiete años, que tenía un novio que ninguna mujer se le resiste y se la lleva a la cama con solo un chasquido de dedos, que su novia sea virgen y no haya logrado acostarse conmigo.

- ¿Y por qué lo ibas hacer conmigo por vengarte de él? - Está decepcionado.

-No, no, por venganza jamás, no pienses eso. - Me siento pongo mis manos en su cara, como si fuéramos novios, ¿Qué me pasa Melanie?

- ¿Entonces por qué?

-Esteban, tú me das una confianza que no sé cómo explicártelo y siento una paz cada vez que te veo, me siento tan bien y haces que mi cuerpo tenga autoridad propia, te reclama a gritos. - Trato de que no suene tan cursi vainilla como dice mi prima que soy para no asustarlo.

-Melanie, no me conoces. - Dice ya más tranquilo.

-Lo sé, pero, es que.

-Melanie qué te parece si dormimos y descansamos, luego hablamos con más calma. - Se levanta de la cama y va directo a la puerta, salgo de la cama corriendo para detenerlo.

- ¿Para dónde vas?

-Buscaré una habitación para también descansar. - Dice como si le estuviera hablando una niña.

-No te vayas quédate conmigo. - Le ruego, él me ve de arriba abajo.

-No creo que deba quedarme Melanie.

-Esteban, no tengo miedo de lo que vaya a pasar. - Ya estoy arrastrándolo de nuevo a la cama, nos metemos entre las sábanas, apaga las luces lo que se escucha en éstas cuatros paredes son nuestras respiraciones....

L. R.