Megan —¡Taxi! —grito con el brazo en alto. Uno se detiene y me subo inmediatamente. —Vamos,—le digo al taxista. — señorita —dice el taxista mientras se incorpora al tráfico. ¿Pasa algo? —He quedado con un chico y no ha ido bien —digo. Me giro y miro por el retrovisor mientras la discoteca se va haciendo más y más pequeña a medida que nos alejamos. Miro al frente, profundamente aliviada. No puedo creer que haya hecho lo que hice. Pienso en Christian en la discoteca con los calzoncillos llenos de hielo y sonrío como una tonta. ¡Vaya! fui toda una feme fatal. Creo que es el mejor momento de mi vida. Me río para mis adentros.. ***** Tres horas después decido que lo malo de hacerse el duro es tener que mantenerse firme. Estoy tumbada en la cama, a oscuras, haciendo girar el anillo de