—Aterrizo a las 10 de la noche. —Hija, tu padre y yo nos vamos en dos horas para Jamaica y Santiago está de vacaciones. —¿Armando no puede pasar por mi? —Vamos a viajar con él, no te preocupes, tenemos un esquema de seguridad lo suficientemente grande como que alguien pase por ti. —Lo sé, quería verlos. —Nosotros a ti, pero debemos ir por trabajo. La llamada se cuelga e Isabella se mantiene con los ojos fijos en su taza de café, se encuentra en la zona VIP del aeropuerto y aguarda pacientemente a tomar el vuelo que la llevara de regreso a casa, disfruto cada segundo de su estancia en Londres, aunque su corazón estaba un poco más triste de lo que quería aceptar. Le había dolido. El viaje fue tranquilo, pero su cabeza no dejaba de pensar, la última conversación que había tenido co