30. LA CITA EN EL BANCO.

1123 Words

—¿Estas loco? —Sólo quiero lo mejor para nuestro hijo, no me estoy volviendo loco. —Ni se te ocurra —la voz de Isabella era firme y sus ojos estaban llenos de furia. —Es mi hijo, tengo derecho a decidir. —Es un castillo, Marco. Un castillo en el patio de la casa, un castillo demasiado grande para un niño. —No es un castillo, es una casa de juegos y tiene de todo. —Una casa-castillo que no necesita —Isabella fue insistente. —Patito, no entiendo cual es el problema si es solo un juguete. —¿Un juguete? No seas absurdo, en ese castillo pueden vivir dos personas. Marco abrazo a Isabella, que para ese momento tenía un pequeño bulto donde estaba su bebé, aún no sabían el género, pero estaban felices con la incipiente panza y ese nuevo acompañante. El sonido de ambos celulares los hizo

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