32. UN SUEÑO.

1168 Words

—No me quiero mover. —No lo hagas. Dime que quieres y yo lo traigo. Isabella lo miró perpleja, amaba la actitud de Marco, desde que le había dado aquel comentario sobre las flores, esl rubio había hablado con su madre, Alison. Aquella se había convertido no solo en su mejor amiga, si no en una consejera excepcional,. Los detalles llegaban por todos los flancos y de maneras muy diferentes. A Alison no le cabía duda de que las hormonas, eran las responsables de las necesidades de isabella. Quería atención y sentirse amada, ella lo había vivido en carne propia con su segundo embarazo. —Sólo debes demostrarle con pequeños detalles lo que sientes por ella, demuestrale porque es ella y no las demás, hijo. Después de todo, tu vieja reputación pondría a dudar a cualquier mujer, por más fue

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