Punto de vista de Leo
Salí de la cama a la misma hora que todas las mañanas, dormir fue inútil una vez más. No había dormido bien en el último año desde que murió mi abuelo. Parecía que después de eso todo pasó tan rápido que nunca tuve tiempo de descansar. Lancé mis piernas sobre mi cama y recogí mi celular revisando mi agenda para hoy. Todo parecía estar bien hasta que miré el espacio de las nueve y vi una reunión con uno de mis contratos más importantes en lugar de la entrevista que tuve con el programa matutino. Rápidamente llamé a mi asistente quien, si no arreglaba esto, sería mi ex-asistente.
—Buenos días Sr. Fuller.
—Jessica, ¿por qué diablos mi horario dice que tengo una reunión con el Sr. Zapata?
—Y-yo lo revisé...
Soplé un suspiro frustrado en el teléfono.
—¿Qué diablos significa eso de que lo revisaste? No estaré en mi oficina a las nueve, ¿o es que ya no puedes decir la hora?— Me burlo mientras me levanto de la cama y camino hacia mi vestidor para sacar mi traje.
—Hice la cita para las once Sr. Fuller.
—Bueno, obviamente no lo hiciste o no estaría hablando por teléfono contigo en este momento, ¿verdad?— Me burlé mientras sacaba un traje gris de Armani.
—Sr, le juro que programé su cita con el Sr. Zapata a las once y aclaré su horario de ocho a once— dijo Jessica y respiré hondo.
—¿Tienes cerebro, Jessica? ¡Si mi maldito horario dijera eso, no te estaría llamando!— Grité en el teléfono.
Escucho una búsqueda de fondo y el golpe de las teclas del teclado.
—Oh, Dios mío, lo siento, Sr. Lo arreglaré ahora mismo
Sabía que debía haber consultado el horario en la computadora.
—Arréglalo o mañana estarás en la cola del paro— Le digo y cuelgo el teléfono.
—Si sigues gritando así a las personas que trabajan para ti, todos te abandonarán— escuché decir a Heidi detrás de mí. Me doy la vuelta y le sonrío
—No les hablo a ti y a Daniel de esa manera— le digo y ella sonríe mientras empieza a hacer mi cama.
—Eso es porque lo sabes mejor. La pobre chica probablemente esté llorando en este momento
—Se lo merece. El Sr. Zapata es un gran contrato y si no hubiera estado allí cuando apareció a las nueve, lo hubiéramos perdido— le digo y ella sonríe.
—Suenas como tu abuelo— me dice y sonrío ante eso, tomándolo como un cumplido.
Empiezo a caminar hacia mi baño para tomar mi ducha cuando dice:
—Leo, no creas que ni por un segundo no sé la verdadera razón por la que elegiste "Desayuno con Mike" para hacer la entrevista en la víspera de tu la muerte del abuelo
—No sé de qué estás hablando, Heidi. Es porque era el programa que estaba viendo cuando murió.
—¿Es la misma razón por la que lo continúas viendo todas las mañanas desde que Alexa está en él? También noté que cambiaste el canal cuando ella estaba de vacaciones esa semana— dijo Heidi y agradecí estar de espaldas a ella porque estaba sonriendo.
Por supuesto que tenía razón, nunca se equivocaba. Alexa Brown fue la única razón por la que vi ese maldito programa matutino, para ver su rostro y escuchar su voz. No sabía nada sobre la mujer y, sin embargo, llenaba todos los sueños que tenía cuando dormía. A decir verdad, lo odiaba, porque nunca antes había estado tan obsesionado con una mujer.
—Heidi, no tengo idea de lo que estás hablando— le dije y ella se ríe y me dice que tendría mi desayuno listo en unos minutos— No te preocupes por eso. Haré que Zack pase por el restaurante— le digo.
Suelta un suspiro y sé que es porque odia lo grasosa que es la comida allí, pero, sinceramente, no tenpia tiempo de comer aquí. Tomé mi ducha y me vestí con mi traje.
Me miro en el espejo y debato qué corbata debo usar.
—La de rayas verdes, te resalta los ojos y creo Alexa se dará cuenta— dice Heidi y la miro con lo que traté de que fuera mi mirada malvada. Ella se rió y salió de la habitación.
Juré entre Heidi y Daniel que mis miradas malignas o mi voz no formarían parte de nuestra convivencia. Así fue honestamente cómo supe que quería que trabajaran para mí tan cerca. Heidi solía trabajar para mi abuelo, pero cuando se enfermó y se mudó una enfermera, la contraté para que trabajara conmigo. A decir verdad, era más como una segunda madre que mi ama de llaves. Pensando en mi madre la llamé.
—Hola, cariño
—Hola mamá, solo estaba llamando para ver cómo estabas
—Lo sé, estoy bien de verdad. Simplemente no puedo creer que haya pasado un año desde que murió
—Yo tampoco puedo creerlo, ¿has hablado con Emma?— le pregunto.
Emma se negó a hablar conmigo después de que vendí la casa de nuestro abuelo. Honestamente, no entendía por qué estaba tan enojada. Nadie quería vivir allí porque él murió en esa casa, pero ella quería que la mantuviera y siguiera pagando los impuestos sobre la propiedad y un equipo de limpieza para mantener la propiedad. No la vi ofreciéndose como voluntaria para pagarlo, y mi dinero era limitado gracias a la malversación de fondos y al maldito reportero al que golpeé que me demandó. Por suerte llegamos a un acuerdo o me habría jodido al ver que lo tenía en cámara. Entonces, cuando se trataba de la casa, le pregunté a mi madre y ella dijo que estaba bien con mi decisión y, en verdad, la opinión de mi madre era la única que me preocupaba.
—Ella está bien. Dijo que conoció a alguien, un chico llamado Samiel. Vendrán al final de la semana para conocernos— dijo mi madre y supe que esa era su forma de decirme que era mejor estar allí
—A ver si tengo tiempo, me tengo que ir mamá. Te amo— le digo y ella suelta un suspiro en el teléfono.
—Yo también te amo. Te estaré observando en la entrevista, buena suerte
—Gracias mamáv le digo y cuelgo el teléfono. A continuación llamé a mi hermana menor, Brina, pero no respondió, lo que, sinceramente, no me sorprendió. Después de vestirme salí de mi habitación para ver a Daniel en mi sala esperándome.
—Te tomó bastante tiempo, chico lindo— dijo. Lo ignoré y me dirigí a la puerta principal
—Está un poco gruñón hoy— escuché decir a Heidi.
—¿Cuándo no está gruñón? Pero seré fácil con él hoy ya que sabes— Escuché a Daniel responder y odié cuando hablaban como si yo no estuviera presente.
—¡Daniel, vamos!— grité saliendo por la puerta.
Cuando llegamos afuera, ya estaba la prensa esperándome. Juro que esta gente nunca duerme. Daniel me llevó rápidamente al auto y me hizo entrar sin que la prensa me molestara.