Un año después
Punto de vista de Alexa
Me desperté con el sonido de mi alarma a las cuatro de la mañana. Fue a esta hora de la mañana cuando me arrepentí de aceptar el trabajo en la estación. Rápidamente me duché y luego me puse un par de pantalones de yoga y una camiseta larga. Nunca me molesté en vestirme para el trabajo porque Brooke siempre me hacía cambiarme a otra cosa una vez que llegaba allí. Después de que me ayudara ese primer día, solicité que fuera mi estilista personal. Alistar estuvo de acuerdo ya que honestamente era lo único que pedí a diferencia de Luisa. Mi celular sonó y respondí rápidamente viendo que era Abby.
—Estoy saliendo de casa ahora mismo, Abby.
—Solo estaba llamando para recordarte que hoy es la entrevista con Leo Fuller— dijo.
Como si pudiera olvidar aquello, fue la entrevista lo que la mantuvo despierta la mayor parte de la noche. Leo Fuller había estado en todas las noticias tratando de restablecer la compañía de su abuelo. No era ningún secreto que él era el nuevo director ejecutivo y la gente quería respuestas sobre los rumores que corrieron sobre su abuelo hace un año. No estaba segura de por qué accedió a hacer su primera entrevista con su programa matutino en el aniversario de la muerte de su abuelo, pero fue enorme.
—Lo se Abby, por eso estoy en camino tan temprano— le dijo saliendo de la puerta principal y cerrando
Después de que James y yo fuéramos declarados legalmente separados, me mudé de nuestro condominio y compré un lugar no muy lejos de la estación. Estaba un poco nerviosa por la entrevista porque no sabía si Leo sabía que yo era la ex esposa del hombre que lo demandó, o que debido a que James recibió un acuerdo justo antes de que el divorcio fuera definitivo, me recompensaron con la mitad de ese acuerdo. Que créanme fue una gran suma de dinero.
—Está bien, Alexa, nos vemos cuando llegues aquí— dijo Abby
Cuando salgo al garaje del edificio de apartamentos, veo al guardia de seguridad en su cabina. Lo saludo y él me devuelve el saludo con una sonrisa. Me acerco a mi coche, que es un Volkswagen convertible. Abby odia mi coche, pero siempre le dije que no se montara en él. Necesitaba hacer una parada en mi restaurante favorito. Juro que serven el mejor café de toda la ciudad. Cuando llegué al restaurante, rápidamente estacioné mi auto y luego me puse mis lentes de sol oscuros y una gorra de béisbol tirando de mi cabello por la abertura. Amaba mi trabajo, pero realmente odiaba toda la atención que recibía por ello. Me miré en el espejo retrovisor y pensé que nadie se daría cuenta de quién era, al menos no de inmediato. Luego me apresuré a entrar antes de que Abby me devolviera la llamada. Entré y me saludó el dueño que sabía a qué hora llegaba como un reloj.
—Hola, Alexa
—Hola Em, ¿cómo estás esta mañana?— le pregunto caminando hacia el bar. Me sonrió y empezó a hacerme el café antes de que se lo pidiera.
—Estoy bien, ¿cómo estás tú? Espero con ansias el programa de hoy— dijo con una sonrisa y yo se la devolví.
—Tú y el resto de Chicago— le digo y él se ríe.
Escucho que la puerta del restaurante se abre y suena la campana que descansa sobre la puerta y quise darme prisa y salir de allí antes de que sus clientes comenzaran a llegar. Siempre tenían miles de preguntas para mí y, sinceramente, lo odiaba, y sabía con certeza que hoy tendrían preguntas sobre Leo. Emanuel me entregó mi taza y pagué rápidamente, luego me levanté para irme. Corrí hacia la salida manteniendo la cabeza hacia abajo para que quienquiera que entrara no notara que era yo pero choque contra un pecho. Comencé a caer hacia atrás pero sentí la mano de un hombre en mi cintura sosteniéndome.
—Lo siento, estaba apurada y…— Miré hacia los profundos ojos verde esmeralda que pertenecían a Leo Fuller. Mi respiración se atascó en mi garganta y traté de recomponerme.
—Realmente deberías mirar por dónde diablos estás caminando..
— Dije que lo sentía— dije soltándome de su agarre que en realidad estaba bastante apretado en mi cintura. Me sorprendieron sus palabras. Seguramente los rumores de que él era un idiota no eran ciertos, ¿o sí?
—Sí, y mi traje de Armani también— me dijo y me soltó. Entonces me di cuenta de que mi café se había derramado por toda la chaqueta de su traje y me sentí jodidamente horrible.
—Oh, Dios mío, lo siento mucho. Realmente no te vi entrar y...
—Claro, probablemente porque llevas gafas de sol adentro. Ahora discúlpame— dijo con la mandíbula apretada, pasó junto a mí como si fuera a tocarme intencionalmente. Agarró un pañuelo de papel de la barra e intentó limpiarse, pero mi café lo había manchado bastante bien.
Pasé mis dedos por mi cabello que descansaba en mi hombro desde la cola de caballo y luego me di cuenta del enorme hombre que siguió a Leo adentro. Recordaba haber visto su rostro generalmente en el corte de una foto de Leo o de pie al margen durante una conferencia de prensa.
—Dani, ¿tenemos tiempo de regresar al penthouse para que pueda agarrar otra chaqueta?— preguntó Leo.
Me imaginé que dijo eso para mi beneficio, ya que si hubiera dicho casa, el hombre habría sabido de lo que estaba hablando. Observé al hombre al que llamó Dani consultar su reloj y luego mirar de nuevo a Leo.
—Si Zack maneja como un murciélago fuera del infierno, lo lograremos— respondió el hombre y él asintió con la cabeza.
Busqué en mi billetera mi tarjeta, escribí mi dirección y me acerqué a Leo.
—Puedes enviarme la factura de la tintorería— le digo entregándole mi tarjeta. Me mira y luego mira la tarjeta.
—Sé dónde trabajas, Alexa. Me entrevistarás en las próximas tres horas, ¿o eres tan incompetente que lo olvidaste?— preguntó sarcásticamente.
Quería abofetearlo justo en su hermoso rostro. Entonces me pregunté cómo sabía que era yo. Quiero decir, por supuesto, mi pequeño disfraz no ocultaba por completo quién era yo, pero sabía que ocultaba lo suficiente. Me quité los anteojos y creo que lo escucho respirar hondo, pero pensé que debía estar imaginando cosas.
—No, no lo olvidé del Sr. Fuller. Simplemente preferiría que esto se mantuviera alejado de mi trabajo. Escribí la dirección de mi casa en el reverso para que pueda enviarme la factura por correo. Ah, y aquí pagaré tu café— le digo tirando veinte dólares en el mostrador. Volví a ponerme las gafas y le sonreí— Espero que esté listo para la entrevista, Sr. Fuller, porque no tengo la intención de tomarlo con calma— le digo.
Me da una sonrisa empapa bragas y no pude controlar el rubor de mis mejillas.
—Puedo tomar lo que sea que puedas repartir, Alexa— dijo, y juré que algo en mí se derritió por el doble significado que tenía.
Vi la sonrisa en el rostro del hombre que estaba detrás de él.
—Toma Alex, te traje otra taza— dijo Em y me giré hacia él y sonreí.
—Gracias Em, eres un dulce corazón— dije, luego tomé mi taza y salí del restaurante.
Corrí rápidamente a mi auto y trato de controlar el impulso que tenía de volver adentro y pedirle que me mostrara lo que podía hacer. Juro que el hombre era absolutamente hermoso con su increíble sonrisa, su cabello bronceado y esos profundos ojos verdes que parecían asomarse a mi alma.
Me estremecí solo por el pensamiento.
Encendí mi auto y rápidamente salí del estacionamiento y de la estación. Esperaba como el infierno que para la entrevista tuviera esto un poco más bajo control.