—Zack, llévanos al restaurante— le grité.
—No hay problema, Sr. Fuller— me grita de vuelta.
Daniel me mira como si estuviera sorprendido.
—Le dije a Heidi que no se preocupara por el desayuno esta mañana— le informo y él asiente con la cabeza. Sabía que estaba pensando en el hecho de que no había ido al restaurante desde el día anterior a la muerte de mi abuelo. Solía ser la parada que hacía todas las mañanas. Sin embargo, Daniel o Zack usualmente entraban a recoger mi comida. No hace falta decir que no había muchos lugares a los que pudiera ir y pasar desapercibido.
Cuando nos detuvimos afuera del restaurante, Daniel iba a salir cuando lo detuve.
—No Daniel, voy a entrar— le digo. Me miró como si me hubiera crecido una segunda cabeza.
—¿Te sientes bien, Leito?— pregunta y yo gimo ante el nombre.
—Estoy bien, Daniel. Solo pensé que tal vez por una vez podría salir y conseguir mi propia maldita comida. No soy un niño— Le digo y se ríe mientras baja del auto.
—Está bien, pero todavía voy a entrar contigo
—Daniel, obviamente no hay nadie aquí excepto quien condujo ese Volkswagen— le digo señalando el auto rojo
—¿Y qué? Bien podría ser un ninja— dice y me río mientras ambos salimos del auto.
Cuando entro al restaurante veo al hombre detrás del mostrador hablando con una mujer. Rápidamente se levanta y se dirige hacia nosotros con la cabeza gacha y camina directamente hacia mí. Sentí el chapoteo del café pero mi mano ya estaba alrededor de su cintura para sostenerla. Sentí una necesidad grande de mantenerla cerca de mí.
—Lo siento, estaba apurada y…— me miró y supe que era ella.
No sabía cómo lo supe, pero lo hice. No podía ver sus ojos a través de las gafas oscuras que llevaba puestas, pero sabía que era Alexa. Necesitaba recomponerme. Ella era solo una mujer... una normal en el plan.
—Realmente deberías mirar por dónde diablos estás caminando...
—Dije que lo sentía— dijo de nuevo. Empezó a soltarse de mi agarre, pero instintivamente la abracé con más fuerza. No quería dejarla ir, pero sabía que lo necesitaba, así que lo hice de mala gana.
—Sí, y también lo es mi traje de Armani
—Oh, Dios mío, lo siento mucho. Realmente no te vi entrar y...
—Claro, probablemente porque llevas gafas de sol adentro, ahora discúlpame— dije con la mandíbula apretada. Quería volver a tocarla, tenerla entre mis brazos. Pero no pude, así que pasé junto a ella y le toqué el hombro. Agarro un pañuelo de papel de la barra e intento limpiarlo, pero el maldito café ya había manchado mi chaqueta.
—Dani, ¿tenemos tiempo de regresar al penthouse para que pueda agarrar otra chaqueta?— Le pregunto sabiendo que de ninguna manera podría ir al programa con una chaqueta manchada. Él miró su reloj y luego me miró.
—Si Zack maneja como un murciélago fuera del infierno, lo haremos— respondió y asentí con la cabeza. Vi a Alexa moverse por el rabillo del ojo. De alguna manera estaba al tanto de cada movimiento que hacía.
—Puedes enviarme la factura de la tintorería— dice entregándome una tarjeta. La miro a ella y luego a la tarjeta.
—Sé dónde trabajas, Alexa. Me entrevistarás en las próximas tres horas, ¿o eres tan incompetente que lo olvidaste?— dije sarcásticamente. Honestamente, no quise sonar como un idiota, pero odiaba el control que esta mujer de la que no sabía nada tenía sobre mí. Se quitó las gafas y respiré hondo mientras miraba sus ojos rojizos oscuros. No eran marrones que hubiera visto antes y casi me tragan por completo.
—No, no lo olvidé del Sr. Fuller. Simplemente preferiría que esto se mantuviera alejado de mi trabajo. Escribí la dirección de mi casa en el reverso para que puedas enviarme la factura por correo. Ah, y toma. Pagaré tu café también— me dijo arrojando veinte dólares en el mostrador. Volvió a ponerse los malditos anteojos y sentí la pérdida, luego me sonrió y mi polla realmente se contrajo— Espero que esté listo para la entrevista, Sr. Fuller, porque no tengo la intención de tomarlo con calma— dijo.
Sonrío ante su ferocidad que la hace sonrojarse y mi pene está malditamente casi despierto por completo.
—Puedo tomar lo que sea que puedas repartir, Alexa— le dije esperando que escuchara mi doble sentido.
Entonces me di cuenta de lo que acababa de pensar y me pregunté por qué necesito que escuche mi doble sentido. No necesitaba ninguna distracción mientras dirigía esta empresa, y estoy absolutamente seguro de que no necesitaba que la prensa husmeara y Alexa era tanto una distracción como la prensa.
—Toma Alex, te traje otra taza— dice el tipo detrás del mostrador y siento algo que nunca antes había sentido.
¿Celos? Celoso de que la conociera lo suficiente como para llamarla Alex.
—Gracias, Em, eres un dulce corazón— le dice y ahora tengo este deseo de que me diga que soy un amor.
Esto era una mierda, no podía estar obsesionado con esta mujer de la que no sabía nada. Mis pensamientos internos me gritaban que no la viera irse, pero no pude resistirme. Admiré su culo perfecto en las medias que llevaba puestas y sentí que mi polla empezaba a despertarse un poco más. Cerré los ojos y pensé en el trabajo nada más que en eso hasta que mi semi erección desapareció.
—Leito, creo que estás enamorado de Alexa— dijo Daniel y me di la vuelta y lo miré.
—Ella no está saliendo con nadie, renunció a los hombres después de divorciarse de su esposo. Confía en mí, lo intenté— dijo el hombre detrás del mostrador y Daniel comenzó a reír.
Me pasé los dedos por el pelo y volví a mirar hacia la puerta por la que salió hace unos segundos y traté de averiguar cómo superaríamos esta entrevista.