Esto podía salir bien o terriblemente mal pero no teníamos intenciones de salir heridos. Queríamos llevarnos a mi padre, a la familia de Pablo y hacer de cuenta que esto jamás pasó.
Estaba aterrada pero al lado de mi hermano y de Álvaro, me sentía segura.
Bastian pasa su mano por mi espalda y sentí el frio del metal en mi piel. Supe enseguida que se trataba de un arma, la tome sin que nadie la vea y la sujete con la tela de mi mini falda de mezclilla y seguí caminando como si nada.
El lugar era viejo, abandonado y casi en ruinas, ya que se ve pedazos de pared en el piso y agujeros en distintas partes. Una puerta se abre y un hombre de tercera edad sale acompañado de un puñado de hombres. No se inmuta al ver al ejército que hay detrás nuestro, solo sonríe y nos busca con la mirada hasta que nos reconoce.
—Mis queridos nietos, al fin los conozco personalmente, sus fotografías no les hacen justicia. ¿Dónde está mi nieto más pequeño? También quería conocerlo.
Se detuvo a unos cinco metros de nosotros.
—No somos tus nietos, nunca lo seremos. No estamos aquí para un encuentro familiar falso. ¿Dónde está mi padre?
—Oh, Bastian. Tan directo como tus padres. Parece que se olvidan de que su Abuela era mi esposa, eso los convierte en mis nietos aunque no compartamos sangre.
—Volveré a preguntar… ¿Dónde tienes a mi padre?
El viejo soltó una risa, no sé qué carajos mi abuela vio en él.
—Está bien niño, pero antes quiero la empresa que me fue arrebatada y mi derecho por ser el viudo de Dulce.
—Aquí tengo la documentación que te cederemos, pero antes que nada trae a mi padre y a la familia de Pablo.
—Primero quiero ver los papeles. No traeré a tu padre si no me muestras los documentos. —Bastian era todo un negociante y el ya se veía molesto con el viejo juan.
Uno de los hombres de mi hermano sostenía el porta folios y lo abrió para Bastian. El saco una gruesa carpeta con documentos y se la tendió al hombre que acompañaba a Juan. Minutos después le dijo al viejo que era legítimo y estaba todo en orden.
—Trae a mi yerno. — Ordeno el viejo a un hombre y este fue directo al galpón.
—¿Qué hay de mi madre y mi hermana? — Hablo Pablo por primera vez desde que estuvimos delante de este señor.
—Tú aun me debes mucho dinero, esto no estaba negociado.
—Dijiste que si hacia todo lo que me pedias y te traía a la familia de Agostina las dejarías en libertad. Ese era el trato, ¡cumplí maldito!. Ahora me las entregaras.
—Tienes razón, pero aún me eres de utilidad.
Me sentí mal por él, después de todo, sufre lo mismo que mis hermanos y yo. Mi madre, ella aún no sabe nada.
—Tranquilo cariño, las sacaremos también. — Dije para llamar la atención del viejo.
—¿No me digas que después de todo lo que te ha hecho aún amas a ese imbécil? — Me sonrió divertido.
—No sería la primera boda por conveniencia en mi familia que termina en un amor irrompible. —Respondí con dulzura.
Vi venir a mi padre, parece que no ha envejecido un solo día, solo tenía una barba bastante desprolija y el cabello muy largo.
Esta vez le hablo a mi hermano.
—Antes de firmar y hacer el intercambio quiero que saques a todos tus hombres. Soy viejo, pero no soy estúpido. Trajiste a todo un ejército para un simple intercambio de rehenes. ¿De dónde sacaste tantos tipos armados? — Se mofó.
—Ah, eso. —Se encogió de hombros con desinterés— Es solo una minúscula parte de los hombres que tengo en realidad. Pero no se irán, si tú haces las cosas sin ninguna artimaña, nada pasara. Solo están cuidando del líder de la mafia más grande de Argentina. ¿Acaso no lo sabias? Abuelo…
El viejo abrió los ojos tanto que parecía que se le iban a salir los ojos.
—Tampoco soy estúpido, tenías gente apostada en lugares estratégicos, que claro ya pasaron a mejor vida. Te metiste con la familia equivocada por segunda vez, Juan. Hagamos las cosas bien, firmemos, me das a mi padre y a la familia de mi cuñado y nos vamos cada cual a nuestras casas. ¿Mi padre se ve aturdido, que le hiciste?
—Nada, solo le pusimos un calmante ya que cuando se enteró de que venían se puso algo violento.
Yo lloraba, parecía que mi padre estaba muy drogado y por el bien de este hijo de su puta madre más vale que no le haya hecho nada más.
—Toma, firma para que todos podamos irnos.
El viejo le tendió unos papeles que mi hermano firmo sin siquiera leerlos.
—Suelten a mi yerno, su pequeña hija llora como una niña por su papito. —Seguía con las burlas y ya estaba a punto de saltar sobre el anciano para arrancarle los ojos con mis uñas perfectamente arregladas.
—Bajen las armas— Ordeno mi hermano y todos lo hicieron.
—¡Que obediente eres! Me recuerdas a tu madre y a tu abuela. Ser una marioneta esta en tu sangre.
—Mi madre es todo menos una marioneta. Nos ha enseñado de valores, respeto y de amor por la familia. También nos enseñó sobre respetar a los ansíanos, pero usted está haciéndome olvidar eso último. —Dije en tono hostil. —siendo usted quien fue causante de su más grande mal al apartarla del amor de su vida y dejándonos a nosotros sus hijos sin el calor de un padre por años. No se burle de nuestro dolor, solo cierre su asquerosa boca.
Vi venir a las dos mujeres que eran la madre y hermana de pablo. El suspiro aliviado después de la negativa de juan. Aparentemente quería sacarse a estas personas de encima también.
—Aquí tienes a tu familia, fueron un dolor en el trasero.
Me sorprendió verlas como a mi padre, en buenas condiciones. Solo que mi padre se encontraba muy drogado con lo que sea que le hayan metido en su sistema.
—No soy un monstruo niña. No les hicimos daño. — Como si hubiera leído mi mente.
Iba a correr hacia mi padre pero Bastian tomo mi brazo y me dejo a su lado nuevamente. Pero después entendí por qué.
—Eso niña, no comas ansias. No dejare que se acerquen hasta que yo no me haya ido. Mis hombres tienen órdenes de disparar a cualquiera que pase de estos metros que nos separan.
Viejo estúpido, mi hermano no me dejo ir porque era la única que tenía un arma en mi espalda.
—Pablo, te entrego a tus mujeres por que no tienes un centavo que darme, además. Tu padre ya p**o con su vida, tu solo me fuiste útil y nada más. Ahora si me permiten, me iré para que ustedes puedan llevarse a su papito. Me saludan a su madre de mi parte.
Se ríe con diversión el desgraciado. —Fue un placer hacer negocios con ustedes, niños.
Sentí mucha pena por pablo, después de todo mi padre está vivo y lo llevaremos a casa, el suyo ya no está. Me alegro ver que abrazaba a su familia. Él me había hecho daño, pero lo había hecho por ellas.
—Señor, solo por curiosidad. ¿Por qué espero cinco años para reclamar la empresa su pudo tenerla desde que secuestro a mi padre? Desperdicio mucho tiempo. —Pregunte cuando dio unos pasos alejándose de nosotros. Después de todo ya tenía a mi padre a unos escasos metros. El me reconoció y me sonrió, no puedo creer que lo tenga de vuelta. El viejo se detuvo y volteo para responderme.