—¿Que dices? —Dije con la voz entrecortada y sin entender una mierda de lo que me dice. — Mi padre murió, no juegues con mis sentimientos ¡No digas mentiras!
Esta vez estalle en llanto, él se reía en mi cara de mis emociones sabiendo perfectamente los problemas que vendrán después. Mi padre es un tema sensible, una fibra sensible que hace estragos en mi cabeza y está usando eso para herirme, de la forma más vil y cruel de todas.
—Te doy dos segundos para que abandones la habitación y hagas lo que quieras. No quiero verte, pero recuerda esto—Toma fuertemente mi mandíbula siendo consciente de que mañana se verá una marca. — Si no vuelves, si le dices algo a los hijos de puta de tus hermanos, te va a pesar lo que harás. Lo juro. Mi padre tenía razón, no eres más que una zorra igual que tu madre. —Cada vez que decía una palabra entendía menos, me ofende a mí, ofende a mi madre ¿Esta loco?
—Oye, no tienes por qué ser cruel, si no me querías en tu vida no me hubieras pedido que sea tu esposa. —Saque la Novacci que era en verdad, por más que quiera a este sujeto no me dejare tratar así. Bastaron dos segundos para que la realidad me golpee para recordarme quien soy de quien soy hija. — Me importa una mierda lo que te haya dicho tu padre, pero me tocas un pelo de nuevo, me tratas como si fuera una cualquiera nuevamente y juro que te arrepentirás de eso. Voy a divorciarme de ti y puedes irte a la mierda, no tolerare que me maltrates.
Como pude me levante del suelo y me quite el vestido para buscar en mi maleta ropa cómoda. No me quedare un segundo más aquí con este infeliz. El por su parte, se acostaba cruzando sus piernas y brazos debajo de su cabeza con una sonrisa en la cara. Maldito hijo de puta, que bien que lo hizo, me vendió ser el chico bueno y dulce para mostrarme lo basura que es en realidad.
—¿Qué vas a hacer, eh? ¡Que mierda vas a hacer! ¡Vas a llamar a tu querido primo que bota baba por ti como un pendejo o llamaras a los idiotas de tus hermanos? Uno es un maldito adolescente que lo único que sabe usar es la cabeza de abajo y tu otro hermanos es un imbécil con aires de todo poderoso. No puedes hacer nada princesita, casarme contigo era la puerta que le daría libertad a mi madre y hermana. — Estoy empezando a creer sus palabras — Tienes que entregarme todos tus bienes pero lo que más me interesa, le interesa a él es la empresa de tu abuela. Esa que te fue heredada hace años y no administras tú. —Tapo sus ojos con su brazo. — Ahora vete, no quiero hablar mas por ahora, en el avión te diré todo lo que tienes que hacer.
—Mi padre…
—Te dije que está vivo.
No, no le creo, está jugando con mi mente.
—No te creo. — Estuve a punto de salir de la habitación cuando escuche su voz.
— ¡Espera! — Me di vuelta para verlo con el móvil en la oreja. —Pon a Demian al teléfono, su hija quiere saber si le estamos mintiendo o no.
Mis pies se movieron solos hasta donde él se encontraba aun acostado. Unos segundos después me tendió su móvil y con las manos temblorosas lo tome para escuchar del otro lado de la línea. Ruidos, pasos y murmullos, hasta que escuche su voz. Mi mundo repentinamente se detuvo, mis ojos se llenaron de lágrimas al escuchar a mi padre hablar con la persona que le decía que tenía un minuto para hablar conmigo.
—Hija, pequeña sol, no cedan a sus peticiones, no los pondré en peligro. Escucha…
—¡Pa.. Papá! —Dije en medio del llanto, el nudo en la garganta me impedía hablar con normalidad. Pero me interrumpió.
—Escucha cariño, sé que no es fácil lo que te diré pero tienes que poner atención, esta gente me matara ni bien le den lo que te están pidiendo y después los mataran a ustedes. Si haces lo que te digo, pueden seguir con su vida como lo estuvieron haciendo estos cinco años. Los amo hija, los amo con mi alma. Cuídate, y cuida a tu madre por mí, pero no vengan por mí. —Imposible, esto no se quedara así. Bastian tiene que saberlo.
—Veinte segundos, preciosa. —La voz de pablo me hizo hablar.
—Iré por ti papi, no te dejare ahí solo. Si tenemos que renunciar a todo por ti lo hare. Te amo, te amo con todo mi corazón.
—No lo hagas hija, prefiero morir yo a que los asesinen a todos. Te amo, cuídate. —Cortaron la llamada dejándome con los pensamientos revueltos.
—¡Eres un maldito hijo de puta! Jugaste conmigo todos estos años, tenías a mi padre sabiendo muy bien como sufro por su ausencia. ¿Por qué después de cinco años?
Después de hablar con mi padre, la Sol Novacci estúpida que conoció murió. Este imbécil va conocer a la maldita Sol Novacci que acaba de nacer y juro por lo que más amo en la vida que non le va a gustar.
—Te daré lo que quieres, le pediré a mi hermano que todas mis propiedades y acciones sean transferidas a ti, después me darás el divorcio para no verte nunca más la maldita cara. Pudiste haber hecho un mejor negocio conmigo Pablo, solo que no te dio la cabecita para tanto. Te hubieras ahorrado cinco años de tortura a mi lado, pudiste haberme evitado tanto dolor, pude haber evitado quererte tanto. Pero eso ya no importa, tú no me importas.
—Yo no decido que hacer, soy un peón igual que tú.
Tome una mochila, una que mi hermano me dejo en broma por si quería huir a las vegas con él. No sabía que había dentro pero la tome de todos modos. Mi móvil permanecía en el buro junto a la cama. Le di una última mirada y Salí de la habitación. No puedo creer que todo esto esté pasando. Al salir del hotel pedí un taxi y abrí la mochila una vez que el auto se puso en movimiento. Un pasaporte nuevo, documentación, dinero en efectivo y un móvil en una caja.
Al abrir la caja encontré una nota.
“Te espero en la empresa hasta las 06am”
La letra de mi hermano. Encendí el móvil y llame a uno de los dos únicos números que tenía agendado. Bastian y Álvaro, supongo que debe ser su socio porque mi abuelo no estaría de acuerdo con algo así. Dos tonos y el respondió.
—Dime que me llamas porque estas viniendo en camino a la empresa para irnos a Las vegas…
—No hermanito, te llamo porque Papá está vivo y tenemos que rescatarlo.
Silencio, solo podía escuchar la respiración de mi hermano. Mi mundo estaba patas para arriba desde que escuche la voz de Papá.
Silencio. Si después de escuchar la voz de mi padre se me dio vuelta el mundo, no quiero imaginar lo que sentirá mi hermano mayor al escuchar lo que tengo para decir.
—Cariño, nuestro padre…
LO INTERRUMPI MOLESTA.
—Acabo de hablar con nuestro padre por teléfono, Pablo me uso.
OTRA VEZ SILENCIO.
—Date prisa, te esperamos en la oficina.
—¿Con quién estas?
—Con Álvaro. ¿Con quién más?